Capítulo 17- Escuela + Pérez = estrés

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Para el almuerzo ya todo el instituto se ha enterado de la fiesta que daré el fin de semana. Por primera vez se siente bien que todos estén hablando de mí; pareciera que soy popular. Muchos se han acercado a mí para comprobar que "los rumores" sean ciertos.

También he cachado a Pérez mirándome mal, pero no me importa él. Hoy no. Él puede enterrarme bajo tierra todo lo que quiera con su mirada.

Tomo asiento en mi respectivo lugar y espero a que comience mi clase preferida: literatura. La señora D'Angelo es un poco amargada y estricta, pero aún así es una buena profesora. La clase de hoy es sobre la literatura del Renacimiento, lo cual se me hace interesante. Luego, a mitad de esta, la profesora da las instrucciones sobre el último proyecto en parejas antes de que comience el descanso de Navidad. Tenemos que elegir un autor italiano del Renacimiento y preparar un informe sobre dicho autor, y presentarlo frente a la clase.

No me preocupo, pues siempre hago las presentaciones con Gian. Sin embargo, esta vez la señora D'Angelo elegirá las parejas. Suplico en mi mente que mi compañero sea Gian, pero en cuanto escucho a la profesora anunciar con quién me tocará, mi mundo se viene abajo.

Steve Lewis y Pérez Salvatore.

No, no, no. Esto no puede estar pasándome.

El sujeto me odia. No es secreto para nadie. ¿Acaso la profesora D'Angelo no se da cuenta de eso? Ella quiere llevarme directamente a la tumba.

Todo el estrés vuelve a mí. Voy a tener que fumarme otro cigarrillo. ¡Joder!

En cuanto la clase termina me levanto de mi asiento a la misma vez que Pérez y ambos nos acercamos a la profesora. Pérez es el primero en hablar y dice todo lo que yo siento de igual forma.

Maestra, no estoy de acuerdo con la elección del compañero que me asignó —dice Pérez.

Yo igual —digo.

La maestra se sienta en su silla y se quita los lentes. Junta sus manos encima de la mesa y nos mira.

¿A mí qué me importa que no esté de acuerdo, joven Salvatore? —dice ella.

Bueno... Exijo un cambio de compañero —replica el moreno.

Lamento informarle que todas las parejas ya están hechas y no hay cambios. Se tendrá que aguantar.

Entonces no hago el trabajo —decide Pérez.

En ese caso tendrán cero los dos.

¡¿Cero?! Ni loco permitiré eso. Tengo un promedio excelente. No puedo darme el lujo de sacar una mala calificación. Será mejor que Pérez acepte o de lo contrario lo voy a matar.

Pero es que... —intento hablar, pero la maestra me calla.

Sin peros, joven Lewis. Si eso es todo lo que tienen que decir, se pueden ir.

Pérez se echa la mochila al hombro y sale del aula, azotando la puerta con fuerza. No pierdo tiempo y lo sigo por el pasillo, llamando su nombre. Él se detiene y se gira abruptamente.

Che cosa vuoi? [16] —pregunta molesto.

—Tenemos que hacer el trabajo —digo y él rueda los ojos.

—No voy a hacer nada. ¿Qué no escuchaste? ¿O estás sordo? —replica y yo estoy comenzando a molestarme.

—Lo tendrás que hacer te guste o no. No voy a arriesgarme a sacar un cero por tu culpa.

Desearía que fueses mi droga (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora