Cáncer [[Vhope Yoonmin]]

Extra 2/2

Jimin.

Me siento en la cama que era de mi amigo y suelto un par de lágrimas. El polvo ya ha cubierto todos los muebles haciendo que estornude un poco.

Hace 1 año que Hobi se fue y sinceramente no se que hacer sin él.

Anoche soñé con Yoongi, con esa dulce sonrisa en donde mostraba sus rosadas encías, y tengo que admitir que tengo miedo.

Hobi soñó con Tae antes de morir, antes de dejarnos, y a pesar de extrañar mucho a mi esposo, tengo miedo.

Suspiro y con mi bastón me levanto y camino hasta llegar a la ventana, observo a toda la gente que esta en el parque frente a la casa.

Niños, jóvenes, señores y bebés. Se me ponen los ojos acuosos de sólo verlos tan llenos de vida, de salud. En compañía de la persona que aman.

Suspiro y con mi mano retiro las lágrimas que corren por mis arrugadas mejillas.

Escucho como tocan la puerta y volteo hacia donde proviene el sonido.

–Buenos días padre– hablan mis hijos –Ya esta la comida servida.

Yo asiento y ellos se acercan a mi para ayudarme a caminar. Yo les pego con mi bastón y niego.

–Yo puedo sólo– digo y los tres comenzamos a reírnos.

Caminamos hasta el comedor y me siento frente a todos, mis hijos, sus esposos, mis nietos y un bisnieto.

–¡Guelito!– grita mi pequeño bisnieto desde la silla.

–¿Qué pasa Jaebumi?– pregunto y sonrió al verlo con sus mejillas rellenas de comida.

–¡Te taba tadando muto y daebumi lo eshtaba etañando!– pucherea y yo me rió.

–Lo siento cariño, estaba en la recámara de Tío hobi.

Todo queda en silencio y comenzamos a comer.

–Guelito– habla Jaebum por lo bajo no queriendo que lo escuchen pero es imposible.

–¿Qué pasa Bumi?– pregunto.

–¿Hoy de quedada aquí veda? No se ida al ashilo ¿veda?

Yo niego y siento mi vista borrosa.

–Hoy no me iré bumi.

–¿Lo pometesh?– me apunta con un tenedor mientras achica sus ojos.

–Lo prometo – digo y todos ríen.

Hoy no me iré al asilo Bumi, me iré a otro lugar en donde no esperó verte hasta después de muchos, muchos años.

Me levanto de la silla y observo como todos se dirigen a la sala, mi hijo Yoongi saca la guitarra y comienza a tocarla, mientras que todos los demás cantan.

De repente un sentimiento extraño se coloca en mi pecho y comienzo a llorar, no es un dolor, no es una punzada, es algo extraño.

Mis hijos se acercan a mi y me abrazan.

–¿Qué pasa padre?– preguntan y yo niego con la cabeza.