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Mirar una ventana para algunos puede ser aburrido, pero para una persona atrapada y sin permiso para nada puede ser la cosa más interesante, de eso me di cuenta en mis pocos días de trabajo en el Psiquiátrico aunque yo lo llamaría médico psiquiatra para ayudar a gente con problemas, no todos aquí son locos, simplemente tienen problemas emocionales que los llevan a querer suicidarse o cortarse, no tienen a alguien que los ayude, que los apoye, por eso quise trabajar aquí, para ayudar a esas personas.

Estos días aquí han sido extrañamente lindos, no está mal para ser un Psiquiátrico, aunque claro, tal vez sea porque estoy con los jóvenes de la área A, hay otras como la B, C, D van de los mas calmados a los mas problematicos, yo apenas estoy por la primera área, pero tomó clases para aprender a manejar con verdaderos locos, como los de la última área, quiero ayudarlos a que sean libres, a que dejen de llamarlos locos y si algunos si tienen un problema psicológico pues ayudarlos, porque creo fielmente que todos pueden cambiar.

-Deja de mirarme tanto, das miedo- dijo Verónica dejando de mirar la ventana para así poner su atención en mi, sin dudarlo un segundo mire su largo y sombrío cabello negro que tapaba casi toda su pálida cara, me dijeron que viniera al cuarto de Verónica ya que no quería ir a mi oficina, tiene miedo de salir de su cuarto, dice que el asesino de sus padres la persigue, que la quiere matar, que donde quiera que vaya siente su mirada, al punto de en la noche dejar su bombillo prendido diciendo que si lo apaga el la matara, hoy hubo una reunión justamente por eso, quieren pasarla al piso B o al C.

-Perdón, no queria incomodarte- dije intentando no mirar las ojeras debajo de sus grandes ojos azules.

-Cuando cierro los ojos el me araña las piernas- susurro enseñando me sus piernas y cerré los ojos triste, esas marcas  ella misma se las hizó, antes no sabíamos que eran y pusimos cámaras en su cuarto, en las filmaciones salio ella gritando arañandose la piernas, si sigue así la mandaran a otra área y ella me agrada apesar de su problema.

-Porque me miras así ¿tambien crees que estoy loca? -

-No, para nada, pero estoy aqui para cuidarte -

-¡Callate!  ustedes son locos que no lo ven - grito y yo abri grandes los ojos por mi sorpresa, es la primera vez que me grita, esto se está saliendo de control.

-Calmate, yo te protejo- dije intentando acercarme pero ella se alejo.

-El te matara si sigues acercandote a mi, te matara como mató a mis padres- la mire con pena, ella  presencio como el asesino mato a sus padres, ella creo un monstruo tras ese trauma. 

-Deja de mirarme así! - grito y yo retrocedi -tu me tienes miedo, como todos aquí, como puedes proteger a algo que le tienes miedo- al oir eso sonreí y  me acerque a ella con los brazos abiertos para abrazarla.

-No te tengo miedo, no eres un monstruo, te ayudare a  que el verdadero monstruo desaparezca- dije aún con los brazos abiertos, ella dudo un poco pero luego sus ojos se cristalizaron y sin esperar a que salga una lágrima me abrazo fuerte, no soy la mejor psicologa, apenas soy una aprendiz pero, haré lo que pueda para ayudar a los demás y más a una chica tan amable como Verónica, es mi primera paciente, y me entiendo mucho con ella, podríamos haber sido mejores amigas.

-Señorita Frías, lo siento pero cambiaremos a Verónica- dijo el doctor harries en la puerta junto con dos guardias.

-No, esperen, ella aún está lista - dije apretando el abrazo.

-Lara, no quiero que me lleven, quiero que sigas siendo mi psicologa, por favor no me dejes- dijo agarrando fuerte mi bata.

-Perdoname, pero ella será paciente del area B- volvió a hablar el doctor harries.

Un amor psicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora