Capítulo 2

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Logan navegó por diversas páginas de internet, todas las niñeras le parecían igual de cínicas, no sabía en quien confiar para dejar a su pequeña hija, quien por cierto seguía aún enfurruñada porque él no había dejado a Peter como su niñero, ella se había quedado ilusionada con el tema de aprender a tocar la guitarra. Finalmente optó por llamar a una tal Yuriko Oyama, la mujer de inmediato había aceptado, eso lo dejaba más tranquilo.

Peter estaba acostado en el suelo, mirando fijamente su móvil, ya era la tarde del domingo y no había recibido ninguna noticia del señor Howlett, y eso sólo significaba una cosa, no había encontrado un nuevo empleo. Kurt y Warren lo miraron con tristeza, sabían todas las deudas que su amigo tenía, todo gracias a que su padre no le daba ni siquiera un billete y para colmo de todo, le había puesto a pagar los dos años que estudió economía, y no conforme con eso, el muchacho no podía optar a ningún crédito universitario por no tener un familiar como garantía.

Cuando el teléfono sonó, Peter puso una gran sonrisa y corrió a tomarlo, sin embargo, no era la llamada que se esperaba, de inmediato cambió la expresión de su rostro, aunque mantuvo una tenue sonrisa.

— No Wanda no necesito dinero, tengo un trabajo maravilloso, y si cariño, estoy comiendo como corresponde — le respondía el platinado a su hermana gemela, haciendo que sus amigos le dedicaran una mirada llena de tristeza, sabían lo mucho que Peter extrañaba a la muchacha y también sabían que todo lo que había dicho no eran más que mentiras.

—Cariño por favor, intentaré que él recapacite — dijo su hermana acongojada, no podía creer que su padre y su hermano llevaran tanto años sin hablarse, sobre todo, el que Erik, su padre, hubiera dejado lleno de deudas y desprotección a su gemelo, mientras a ella le pagaba lujosos cursos de arte y estadías en el extranjero, se sentía algo culpable aunque Peter siempre se encargaba de decirle que ella nunca había sido la culpable, y que él había optado a esa vida sabiendo las consecuencias.

Peter finalizó la llamada, sentía que sus ojos ardían, habían días que extrañaba más que nunca sentir los cálidos brazos de Wanda, cuanto le gustaría ser sincero, para decirle que estaba en la mismísima mierda, que el dinero no le alcanzaba para pagar sus deudas y que muchas veces incluso se quedaba sin comer, hasta ahora no había muerto de inanición sólo gracias a la caridad de sus mejores amigos.

Se fue a dormir temprano, al día siguiente tenía diversas entrevistas de trabajo, confiaba en que en algún lugar lo terminaran contratando, no podía sobrevivir con el poco dinero que le dejaban las tocatas en los bares.

Logan dejó a su hija con un beso en la frente, la castaña sólo le gruñó a modo de respuesta mientras miraba indiferente hacía otro lado, no le había caído para nada bien esa tal Yuriko, estaba seguro de que la joven mujer algo ocultaba.

Peter recorrió diversos lugares de comida rápida, pero ni siquiera en esos lo estaban aceptando, quizás no haber dormido nada y dar la impresión de estar drogado no le estaba facilitando las cosas, siempre estaba la opción de rogarle a Bobby por su puesto en la asquerosa pizzería, aunque estaba seguro de que el depravado hombre le pediría algunos tipo de favores.

No negaba que más de una vez había cruzado por su cabeza vender su cuerpo, hace un año estuvo a punto de hacerlo, si no hubiera sido porque Warren lo salvó en último momento, siempre tendría esa deuda con su mejor amigo, no se sentía capaz de entregar su virginidad a cualquier, además, lo iba a hacer por un par de dólares, según se había enterado por internet a eso se le podía sacar mucho más dinero, así que seguía siendo su última opción en caso de que las deudas se acumularan hasta un nivel insostenible. 

La otra opción, era volver arrastrándose con Erik Lehnsherr, su padre, y admitir que era un desastre y que había optado la peor decisión de la vida al haber abandonado economía para ser maestro de música, movió la cabeza molesto mientras se le hacía agua la boca al ver la vitrina de una pastelería, sus tripas sonaron y lo único que ganó es que sus mejillas se colorearan, mientras buscaba en su libreta algún otro lugar dónde ir a dejar sus antecedentes.

El niñero del señor Howlett (Wolvesilver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora