Capítulo 3

8.8K 1K 703
                                    



— ¿Cariño entonces por qué no estás feliz? — preguntó Kurt a su amigo, cuando éste les relató que el demonio de historia lo había terminado contratando y que, además, había sido invitado a la premiación de la universidad.

— Claro que lo estoy, sólo estoy algo cansado — explicó el muchacho simulando una sonrisa, en realidad estaba contento, pero en esos momentos estaba más que preocupado por su deuda con la universidad, tenía menos de un mes para juntar una gran suma de dinero, aunque trabajara de día con la pequeña del profesor Howlett y cada noche en algún bar, no estaba seguro de poder juntar todo el dinero.

Peter tomó algo de agua helada y luego fue a cambiarse la ropa, había encontrado trabajo como mesero en un bar del centro, el mismo dónde de viernes a domingo tocaba con sus amigos, así que ahora sus días estaban absolutamente llenos de trabajo.

Kurt se le acercó para inspeccionarlo, notaba como su amigo estaba algo pálido y sus ojeras muy marcadas, se le estrujaba el corazón al comprender lo exhausto que estaba. Warren se le acercó por detrás y le dio un beso en la mejilla, mientras con la mirada comenzaba a interrogarlo. Peter se despidió dándoles un sonoro beso a sus amigos y se fue corriendo.

—  Estoy preocupado por Pet.

— Yo también, cada día lo noto más cansado — dijo el rubio mirando la puerta por donde había salido su amigo. 

 La joven pareja dio un suspiro, se sentían impotentes al no poder hace nada por Peter, ellos eran testigos de todo lo que el platinado se había esforzado por seguir sus sueños, pero tenían miedo de cuanto le estaba costando alcanzarnos. Ambos odiaban a Lehnsherr, el hombre de negocios no tenía perdón de ningún dios, el maldito empresario se pudría en dinero y no era capaz de darle ni siquiera un mísero billete a su hijo.

Erik estaba consolando a su novio, quien hace algunos minutos se había enterado por lo que había pasado su ahijada y no pudo evitar ponerse a llorar. El empresario daba suaves cariños en su espalda, intentando controlar sus sollozos.

—  Yo no sé qué haría si tuviera hijos y les llegara a pasar algo. Me imagino que no debe haber nada más valioso — comenzó a llorar aún más fuerte mientras se restregaba sus lágrimas. Lehnsherr se había quedado estático — imagínate le llegara a pasar algo a tu única hija, Wanda — se aferró a su novio escondiendo su cabeza en el pecho de este. Erik estaba sin palabras, pues lo dicho por el castaño le había caído como un balde agua fría, él tenía un hijo y pero para él, Peter estaba muerto, pues no era más que una vergüenza, no le interesaba en lo más mínimo saber que mierda estaba haciendo con su vida, de seguro metiéndose drogas y siendo una puta, después de todo eso eran los músicos para él.

—  Tranquilo bebé, ya sabes que mi hermosa niña está bien. Mi Wanda está disfrutando de sus clases en París — explicó el hombre con un tono frío, aún podía recordar como hace un par de horas su hija le había gritado que era un egoísta testarudo por no arreglar las cosas con su hermano, la mujer sólo había dejado de recriminarle cuando él la amenazó con dejar de pagarle sus cursos y quitarle su exorbitantes mesada.

Logan se encontraba mirando a su castaña, quien estaba dormida apoyando su cabeza en su pecho, no podía creer en todo el peligro que había pasado su hija, se sentía un idiota por haber confiado en esa tonta jovencita, pero no volvería a ser tan idiota, tendría más que vigilado al joven Maximoff, a la primera sospecha lo echaría a la calle sin escrúpulo alguno.

Tenía pensando entregarle todo un día lleno de diversión a su hija, después de todo se lo merecía luego del miedo que había pasado, aunque Laura más que asustada se veía entusiasmada con haber ayudado a la policía en eso de detener a una criminal, a veces creía que su hija tenía unos extraños instintos de sobrevivencia, al parecer su umbral de miedo estaba muy por encima del promedio, estaba seguro que varios adultos que conocía se hubieran orinado del miedo y no hubieran respondido con la templanza de su hija, sin querer hizo una boba sonrisa. Si bien su hija nunca estuvo planeada, no se arrepentía de haberse dedicado a su crianza, en la actualidad se sentía realmente feliz y orgulloso de ser padre.

El niñero del señor Howlett (Wolvesilver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora