Capítulo 3

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No lo podía creer. De repente, sentía que el corazón se me iba a salir por el trasero, los latidos me retumbaban en la cabeza y sentí como la sagre me comenzaba a hervir.

Pero luego pensé que podía ser yo misma y me tranquilicé.

—Oh, vaya.

—¿Sabes qué? Olvida que dije algo.

—¡Claro que no Peter Raul! Ven aquí.

Se había levantado mientras se removía el cabello algo frustrado. Me acerqué a él y toqué su hombro.

—No te preocupes, no es importante. ¿Qué quieres hacer? ¿Jugar hockey, a las escondidas? ¿Cocinar? ¡Ya sé! ¡Juguemos Fortnite!

Hice una mueca de asco.

—Veamos. Tú sabes como soy yo, así que no esperes que te deje ir así como así... Pero por mientras te dejaré pasar.

—Por eso eres la mejor, Lannie Banani.

Sonreí hipócritamente. Ya tenía mi plan.

—¡Casi lo olvido! Te tengo un regalo.

—¿Es en serio? ¿Para mí? Awww.

—Cierra los ojos y extiende tus manos.

Shawn obedeció. Busqué con sigilo mi corbata que a veces usaba en la escuela. Me puse al frente de mi mejor amigo, y lo até rápidamente a los pies de mi cama, sin dejar que reaccionara. Lo amarré con fuerza mientras él se quejaba. Me arrodillé frente a él y lo miré con una sonrisa pícara.

—Lana, estás lista para convertirte en una dominatrix. Joder.

—No me interesa. Ahora, habla.

Suspiró.

—Bueno. Paso varias horas a la semana con ella...

—Por lo menos ya sé que es una ella.

—Por supuesto. Como decía... Tiene unas pestañas del infarto. Me hace reír bastante y me entretiene demasiado. La conozco hace tiempo.

Sentí como la sangre me hervía con furia. Pero luego analicé con precaución sus palabras, y llegué a la hermosa conclusión de que podía ser yo misma.

Mi corazón se aceleró.

—¿Y bien? ¿La conozco?

—Sí. Pero todavía no estoy listo como para decirle a ella ni a ti ni a nadie, en general. Ahora, ¿puedes desatarme? La cuerda está muy apretada y me duelen las muñecas.

—Ugh. Con eso me basta. Además te tenías que aguantar.

—Es que estás loca.—agregó.—Pero eso me encanta y por eso te quiero.

Rodé los ojos mientras lo desataba. No me dio tiempo a moverme ni siquiera un poco, ya que una vez que las muñecas de Shawn habían sido liberadas, tomó mis caderas y me obligó a quedar encima de él. Extrañamente, me sentía muy cómoda en aquella posición pero el sólo hecho de que se trataba de Shawn, quien todavía no sabía que yo estaba enamorada de él, me ponía nerviosa y sólo quería salir de ahí.

—¿Pero que mierda haces? ¡Déjame!

—No hasta que me cuentes lo que Hailee me dijo hoy.

Sus brazos me abrazan con fuerza de la cintura.

—Esto es muy incómodo, Shawn. Por favor...

—No me interesa. Ahora, habla.—me imitó.

Suspiré. Llegó la hora de mentir.

Better Off; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora