Capítulo 23

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—¿Puedes comprarme unas palomitas?

Rodé los ojos.

—Te dije que no te compraras cosas de Taylor.

—Lo siento, Mamá.

Shawn llevaba una banda a lo largo de su frente con el nombre del artista que veríamos ahora, una pulsera y varios pósters enrollados en su mano. Se había gastado todo el dinero que tenía en productos no oficiales. En cierta parte, me causaba gracia. Pero ahora tendría que ir yo con los gastos más importantes.

—¿Estás emocionada?—preguntó.

Estábamos haciendo la fila para ingresar.

—Bastante. Ya sabes que me encanta y es primera vez que la podemos ver en vivo.

—Yo estoy más emocionado por Love Story.

Lo recuerdo perfectamente.

Hace unos años, cuando teníamos once, Shawn y yo pretendíamos casarnos. Yo robaba un vestido blanco cualquiera de mi madre, unos tacones que me quedaban grandes y me ponía un mantel sobre la cabeza pretendiendo ser un velo. Shawn se colocaba su mejor traje y una corbata y Aaliyah pretendía casarnos con Love Story de fondo. Luego bailábamos la misma canción por horas.

—Todo era más fácil así, ¿no crees?

—Sí.—murmuró.—Pero estoy más que feliz de estar ahora aquí.

—¿Por qué?

—Porque fin puedo estar aquí contigo. Sin dramas, sin gritos, sin peleas. Solo tú y yo.

Sentí el calor subir a mi rostro. Shawn rió para luego bajar unos centímetros y besar mi mejilla. Avanzamos a medida que las personas entraron. Entre algunos temas triviales y risas, logramos entrar al mostrar nuestros tickets.

Chillé al ver el escenario. Era gigantesco y estábamos muy cerca. ¡Le podría ver los poros!

—¡Estamos demasiado cerca, Shawn! ¿De dónde conseguiste el dinero? Era carísimo.

—Tengo mis contactos. Además, ya sabes, quinientos dólares los quinientos gramos de cocaína.

Lo golpeé. Siempre decía lo mismo.

—Muchas gracias por invitarme.—dije.

—No hay de que, Lannie Banani. Estoy muy feliz de estar aquí. Te ves hermosa.

Reí nerviosa.

—Gracias...

Un par de horas después, mientras Camila Cabello cantaba, puse la excusa de que iría al baño. Fui hasta el puesto de comida y compré palomitas y dos perros calientes. Al de Shawn no le agregué nada porque sabía que le gustaban así. Al mío le dibujé una línea de ketchup y volví a nuestros puestos. Al verme, mi posible novio aplaudió. Juro que nunca olvidaré como se iluminó su rostro al ver la comida. Grité al escuchar Havana, al fin de cuentas, era la única canción que me sabía.

—Es hermosa.

—¿Más que yo?—pregunté con una ceja alzada.

—Sí.

—Jódete, Mendes.

Él rió. Comí de las palomitas mientras veía a Camila bailar. Era genial.

Una hora después, morí. Taylor salió con ...Ready For It? y juro que sentí morir. Era asombrosa. El atuendo, los bailarines y todo en sí, lo hacía completamente perfecto.

La hora pasó y Taylor seguía cantando.

—¡This is Why We Can't Have Nice Things!

Me puse aún más eufórica cuando comenzó a tocar nuestra canción. Ahí venía.

La guitarra comenzó y yo grité.

—Lana.

Miré a Shawn. Mi corazón se derritió al verlo arrodillado y con una cajita entre sus dedos. ¡Estaba imitando lo nuestro de hace años!

—¡Desde aquí veo una propuesta!—dijo Taylor.

—No, no...

—Lana Marie Rhodes... Nos conocemos hace muchos años y no hay nadie más perfecta que tú para mí.—fruncí el ceño.—Te amo con toda mi alma y eres más que mi mejor amiga y novia. Es por eso que...

Abrió la cajita aterciopelada y vi el anillo. Creo que no era lo que yo estaba pensando. La mirada asustada de Shawn, el precioso diamante incoloro y nuestra canción de fondo lo hizo mucho más real.

Shawn Mendes me estaba proponiendo matrimonio.

—Shawn, ¿qué estás haciendo?

—Proponiéndote matrimonio de una manera romántica. ¿Qué dices? ¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?

Sin saber que más hacer, comencé a reír como desquiciada. Shawn tragó en seco y sus manos temblaban considerablemente. Solo había una respuesta para esto, y era más que claro.

—No.

—¿Qué?

—No me voy a casar contigo. Estás loco. ¡Tenemos dieciocho!

Shawn se levantó. Me sentí algo mal luego de lo que le había dicho, pero no podía comprometerme con él por lástima. Si algún día me casaba, lo haría por amor profundo y cuando estuviese completamente segura. Algunos comenzaron a abuchear.

—¿Podemos hablar en privado?—susurró en mi oído.

—Cuando lleguemos a casa.

Asintió para luego colocarse detrás de mí y rodearme con sus dos brazos, los cuales besé con tristeza. No lo podía creer. Simplemente, pensé que era una broma para recordar los buenos tiempos de cuando éramos pequeños. Pero estaba muy equivocada.

Una vez finalizado el concierto, todos nos fuimos rumbo a nuestras respectivas casas. Shawn no decía nada, y yo menos. Estábamos sumidos en un silencio sepulcral bastante incómodo y doloroso. En mi pecho había un sentimiento punzante constante. No sabía cómo detenerlo.

—Siento haber dicho lo que dije, Shawn. Sinceramente, pensé que lo estabas haciendo por una broma o para recordar cuando hacíamos la boda con Aaliyah. No... Nunca pensé que era de verdad.

—Siento haberlo hecho. No pensé que te lo tomarías así.

—Es que no me quiero casar, Shawn. Ni siquiera me has pedido noviazgo como tal y me pides matrimonio, no tiene sentido.

Bajó la mirada mientras abría la puerta de su dormitorio. Me adentré para luego dejarme caer sin pudor alguno sobre su cama. Shawn me imitó.

—Pensé que iba a ser una buena historia para nuestros nietos.—rió.—Pero sí. Tienes razón. No debí haberlo hecho.

—Está bien. Y yo te agradezco por haberlo hecho. El anillo era precioso y la manera en que lo planeaste era perfecto. Perdón si te avergoncé.

—Tú nunca podrías avergonzarme.

Lo besé. Cerré mis ojos para luego acariciar los rulos que se formaban en su cabeza. Eran suaves, aterciopelados y tan... Shawn. Me encantaban.

Sin darme cuenta, él estaba encima mío. Cuando bajé a besar su cuello, me apartó.

—La-Lana. Detente.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Estás segura de...? ¿Después de...?

Asentí algo apenada. Mis terapias habían funcionado de una manera bastante rápida en mí. No recordaba lo que había pasado con Joshua, sólo algunas escenas, y no pensaba en ello. Pero confiaba con mi vida en Shawn. Sabía que él nunca me dañaría. Y es por eso que pronuncié aquella palabra de dos letras y una sílaba.

—Sí.

Better Off; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora