Hyukjae fue a mirar el fuego de la chimenea.
- Donghae Hathaway - susurró, como si se tratara de un conjuro mágico.
La había visto de lejos en dos ocasiones, una de las veces estaba subiendo a un coche en la parte delantera del hotel, y otra vez en un baile celebrado en el Rutledge. Hyukjae no había asistido al evento, pero había mirado durante algunos minutos desde el balcón del piso superior. A pesar de su elegancia, la belleza y el pelo caoba, no le había dedicado un segundo pensamiento.
La reunión en persona, sin embargo, había sido una revelación.
Hyukjae se sentó en una silla y tomó nota de las tiras de terciopelo y relleno sacados por el hurón.
Una sonrisa reacia curvó sus labios cuando se trasladó a tomar la silla.
Donghae. Qué ingenuo había sido, sobre todo en la charla sobre astrolabios y los frailes franciscanos, cuando escarbaba entre sus tesoros. Al hablar, su rostro se había tornado brillante por la emoción. Había irradiado una especie de astucia alegre que debería haber sido molesto, pero en su lugar, le había provocado un placer inesperado. Había algo en él, algo... era lo que los franceses llaman espíritu, una vivacidad de la mente y el espíritu. Y esa cara... inocencia y sabiduría, y abierta.
Lo deseaba.
Generalmente, a Hyukjae Rutledge le ofrecían algo antes de ocurrírsele desearlo. En su vida ocupada, bien ordenada, las comidas llegaban antes de tener hambre, las corbatas eran sustituidas antes de mostrar desgaste, los informes eran colocados sobre su escritorio antes de pedirlos. Y las mujeres y donceles estaban por todas partes, siempre disponibles, y hasta el última de ellos le decía lo que suponía que quería oír.
Hyukjae era consciente de que ya era hora de casarse. Al menos, la mayoría de sus conocidos le aseguraban que ya era hora, aunque sospechaba que era porque todos ellos se habían echado ya el lazo al cuello y querían que hiciera lo mismo. Lo había considerado sin entusiasmo. Pero Donghae Hathaway era demasiado irresistible.
Metió la mano en el bolsillo izquierdo de su chaqueta y tiró de la carta de Donghae. Estaba dirigida a el de parte del Honorable Sehun Bayning. Por lo que sabía de Bayning, había asistido a Henrychester, donde su naturaleza estudiosa había destacado. A diferencia de otros hombres jóvenes en la universidad, Bayning nunca se había metido en una deuda, y no había tenido escándalos. Muchas mujeres se sentían atraídas por su buena apariencia y aún más por el título y la fortuna que heredaría algún día.
Con el ceño fruncido, Hyukjae comenzó a leer.
Querido amor:
Al pensar en nuestra última conversación, beso mi muñeco, donde sus lágrimas cayeron. ¿Cómo no va a creerme que lloramos las mismas lágrimas cada día y noche que estamos separados? Ha hecho imposible para mí pensar en nada ni en nadie más. Estoy loco por usted, con ardor...
No tengo ninguna duda de que, si es un poco más, pronto encontraré la oportunidad de acercarme a mi padre. Una vez que entienda cuánto la adoro, sé que dará su aprobación a nuestra unión. Mi padre y yo tenemos un estrecho vínculo, y ha indicado que desea verme tan feliz en mi matrimonio como lo estaba él con mi madre, Dios la tenga en el cielo. ¡Cuánto le habría gustado usted, Donghae! con su sensibilidad, su naturaleza feliz, su amor por la familia y el hogar. Ojalá ella pudiera estar aquí para ayudar a convencer a mi padre que no puede haber mejor mujer para mí que usted.
Espérame, Donghae, como yo estoy esperando.
Estoy, como siempre, por siempre, bajo su hechizo,
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Tientame al amanecer [EunHae] Libro 3
FanfictionHyukjae era todo lo que Donghae había jurado evitar. Donghae Hathaway ama a su familia poco convencional, aunque Donghae anhela normalidad. Entonces el destino conduce a una reunión con Hyukjae Rutledge, un propietario de hotel enigmática e inventor...