Capitulo 6

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Había pocas actividades que Hyukjae disfrutara tanto como la esgrima, más aún porque se había convertido en un arte obsoleto. Las espadas ya no eran necesarias como las armas o los accesorios de moda, y los que practicaban este deporte eran principalmente oficiales militares y algunos aficionados entusiastas. Pero a Hyukjae le gustaba la elegancia y la precisión que exigía esta disciplina, tanto física como mentalmente. Un contrincante tenía que planear sus movimientos por adelantado, algo que a Hyukjae le nacía naturalmente.

Un año atrás, se había unido a un club de esgrima integrado por aproximadamente un centenar de miembros, entre ellos algunos compañeros, banqueros, actores, políticos y militares de diversos rangos. Tres veces por semana, Hyukjae y algunos amigos de confianza se reunían en el club, para practicar con el Florete y las barras bajo la atenta mirada de un maestro de esgrima. Aunque el club tenía un vestuario con baños y duchas, a menudo había que hacer una cola para poder usarlos, de modo que Hyukjae por lo general dejaba directamente las prácticas sin bañarse.

La práctica de esta mañana había sido especialmente fuerte, el maestro de esgrima les había enseñado técnicas para combatir frente a dos adversarios al mismo tiempo. A pesar de que había sido estimulante, también había sido un reto, y todos habían quedado golpeados y cansados. Hyukjae había recibido algunos golpes duros en su pecho y bíceps, y estaba empapado en sudor.

Cuando regresó al hotel, estaba todavía con sus ropas blanca de esgrima, aunque se había quitado el relleno de cuero de protección. Tenía ganas de una ducha, pero pronto se hizo evidente que la ducha tendría que esperar.

Uno de sus gerentes, un hombre joven con gafas llamado William Cullip, lo encontró cuando iba ingresando al Hotel por la puerta trasera. La cara de Cullip reflejaba ansiedad.

- Sr. Hyukjae Rutledge - dijo gentilmente - me solicitó el Sr. Jongin que inmediatamente después de que usted regrese le informe de que estamos teniendo... una dificultad...

Hyukjae lo miró y permaneció en silencio, esperando con paciencia forzada. Sabía que no podía apurar a Cullip, o la información tardaría una eternidad en salir.

- Se trata de los diplomáticos de Nagaraja - continuó el gerente.

- ¿Otro fuego?

- No, señor. Tiene que ver con uno de los artículos de homenaje que los Nagarajans tenían previsto presentar a la Reina mañana. Ha desaparecido.

Hyukjae frunció el ceño, reflexionando sobre la colección de piedras preciosas, obras de arte y los textiles que los Nagarajans habían traído. - Sus bienes son almacenados en un sótano con llave. ¿Cómo podría faltar algo?

Cullip dejó escapar un suspiro desgarrado. - Bueno, señor, aparentemente se ha ido solo.

Hyukjae levantó las cejas. - ¿Qué diablos está pasando, Cullip?

- Entre los artículos que los Nagarajans habían traído para la Reina había un par de animales raros... macacos azules... que sólo se encuentran en los bosques de Nagaraja. Iban a ser alojados en el jardín zoológico en Regent's Park. Evidentemente, los macacos se mantuvieron en sus propias jaulas, pero de alguna manera uno de ellos aprendió a forzar una cerradura, y...

- ¡Que diablos me dices! - la incredulidad fue rápidamente aplastada por la indignación. Sin embargo, de alguna manera Hyukjae logró mantener su voz aplacada -. ¿Puedo preguntar por qué no se molestó en informarme que estábamos albergando a un par de monos en mi hotel?

- Parece que hay cierta confusión sobre este punto, señor. Mire, el Sr. Lufton de recepción está seguro que lo incluyó en su informe, pero el Sr. Valentine dice que nunca leyó nada acerca de esto, y él perdió su temperamento y asustó a una criada y dos mayordomos, y ahora todo el mundo está buscándolo, al mismo tiempo, mientras que se aseguran de no alertar a los invitados.

Tientame al amanecer [EunHae] Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora