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Abri los ojos lentamente, adaptándome a la luz que se colaba por las ventanas entre abiertas, parpadeé un par de veces más y todos los recuerdos volvieron de golpe, despertando así mi lento cerebro medio dormido, había hecho el amor con Darien,  había hecho el amor con Darien. ¡HABIA HECHO EL AMOR CON DARIEN!. Bien, cálmate y respira.

Me estiré  y cada fibra de mi cuerpo dolió de buena manera, comprobando así, que no estaba soñando. Miré bajo las sábanas y estaba desnuda, luego palpé la cama a mi lado y Darien no estaba, miré el reloj de la mesita de noche, eran las seis cuarenta y cinco, recorde que él salía a correr a esas horas, ¿cómo tenía fuerzas para salir a correr?, a mi aún me tiemblan las piernas.

Sonrei y rodé por la cama, recordando cada detalle, cada sensación, cada roce, había bebido el elixir del deseo, de lo impropio, hice lo que jamás imaginé, pero no me arrepentía de nada en absoluto, me sentía, plena, feliz, tranquila, este era mi lugar y haré lo que esté  a mi alcance para revivir momentos como estos, de día, de noche, donde él quisiera y como él quisiera, había comprobado que ese hombre era un volcán en erupción y yo quería nadar en esa lava ardiente hasta quemarme y no quedar nada de mi.

Me había entregado en cuerpo y alma, con amor desmedido y loco, todo lo que había retenido por este tiempo fué liberado en cada gemido, ahogado en cada jadeo y borrado en cada caricia.

Pataleé la cama, eufórica, feliz y luego me levanté con piernas aún temblorosas rumbo al baño, entré en la amplia habitación en tonos negro, gris y blanco y me miré en el gran espejo de pies a cabeza, cabellos revueltos, labios aún hinchados y marcas y chupetones por doquier. Si, era un hecho, fué una gran noche, volvi  a sonreír, lo haría por el resto de mi vida y decidí darme una ducha rápida antes de que mi esposo llegara.

Abri  la lluvia artificial, lavé mi cabello y tarareaba una canción cuando escuché la puerta corrediza abrirse y ahí estaba él, desnudo y duro frente a mi, jadeo, no puedo evitarlo, una cosa era verlo entre pocas luces y otra verlo a la luz del día, era más hermoso, sexy y varonil aún, no puedo articular palabra.

--¿Puedo pasar? Supongo que sí--  se respondió él mismo, sonrió y lo contemplé con adoración, tenía marcas en el cuello y arañazos en sus hombros -que vergüenza- no quería pensar como tenía la espalda, suponía que estabamos a mano.

El términó de entrar y se metió bajo el chorro de agua tibia, empezando a masajear mi cabello, aún no podía ni parpadear, solo le di la espalda para que no me viera de la forma tan intensa que lo hacía, él sonrió. --¿Sabes? Para fecundar un bebé se necesitan varios intentos-- recorrió mis pequeños hombros despertando cada sensación vivida en mi y sacándome de mi burbuja, esa donde estaba muy a menudo.

--Entonces intentemoslo tantas veces como sea necesario-- al fin hablé, pegué mi mejilla y pecho a los azulejos y incliné mi trasero, sin duda el sacaba ese lado perverso de mi, le di una exelente vista, una que él no rechazaría, y con una risa trazó la curvatura de mi columna hasta llegar al centro del deseo, donde frotó de manera suave arrancando gemidos que eran callados por el sonido del agua cayendo por nuestros cuerpos --¿Siempre serás así de dispuesta?--. Maldición si. Lo pensé y asentí mordiendo mi labio inferior y él dejó ir un dedo dentro mi--Contestame bien-- curvó el dedo dando en su punto G.

--aahhh s-si si si maldita sea ¡si!-- Darien sonrió.

--oh oh, tenemos un problema con esa boquita Sere,  no sabía que fueras así de sucia-- otro dedo.

--Mmm tú me haces serlo-- dije  levantando más mi culo.

--¿Yo?-- sonrió, soy inocente, bien ahora voy a entrar ¿Lista?-- movi mi cabeza de manera afirmativa y el tomó su falo en la mano enterrando la punta en  mi agujero,solté un quejido de dolor que él calmó --sabes que después se pondrá mejor-- términó de hundirse de un solo golpe y grité  --perdón, no he podido evitarlo-- solo se excusó.

--¡Muévete de una vez!.

--tus deseos son órdenes-- me tomó por las caderas y salió solo hasta dejar la punta afuera para volver a enterrarse con fuerza, lento pero firme haciendome delilar.  Mientras yo trataba inútilmente de arañar los azulejos.

Subió de intensidad, siendo ahora rápido y un poco brusco, embistió tantas veces como su cuerpo le permitió hasta hacerme explotar de delirio y él junto conmigo en multiples espasmos, dejó besos en toda la blanquecina espalda y salió despacio de mi, dándole paso a un baño tranquilo. Si no es por qué me sostiene por la cintura hubiera caído al suelo.

Me  vestí  con una falda de cuadros y camisa vino a juego con los zapatos, no había cambiado mucho mi estilo, la diferencia es que todo lo que usaba era de diseñadores prestigiosos y marcas reconocidas, una lastima, muchos niños podrían alimentarse con todo el dinero invertido en atuendos, pero no podía hacer mucho, debía lucir como la señora Chiba, aunque era joven y su estilo también.

A Darien no le molestaba, sabía que yo era joven, aunque él estaba entrando en sus treinta, yo estaba llena de vitalidad y en el fondo eso lo reconfortaba.

Él se vistió de traje gris, sin corbata, y me vió mirarme en el espejo y suspirar.
--Sere, no tienes nada de que preocuparte, todo estará bien, somos ¿Amigos?-- se acercó, --¿Socios?, No tenemos que fingir cuando estemos solos, como siempre pero eso no significa que te trataré mal, siempre te lo he dicho, pide lo que quieras-- puso sus manos en mis hombros  y me miró a través del espejo --yo te lo daré mientras estés conmigo, quiero que estés tranquila y feliz , que pases un embarazo tranquilo y sin complicaciones, no pido mucho.

--Me estás pidiendo que te dé a mi hijo cuando de a luz, me estarás arrancando media vida ¿No lo entiendes?.

--Ese fué el trato Serena, no hablemos de eso ahora, es una buena mañana anda bajemos a desayunar junto a Rei-- salió de la habitación, y yo  terminé de arreglarme y bajé las escaleras hasta la cocina, ya estaban sentados esperándome en el comedor. saludé dando los buenos días y tomé asiento al lado de Darien que estaba en el centro y frente a Rei,  Mina sirvió el desayuno y empezamos a comer en un cómodo silencio, hasta que Rei habló:

--Menos mal y ya sacaste de tu vida a la asquerosa de .. 

--Rei.

--Era una maldita.

--Rei Chiba

--interesada, eso es lo que era Beryl.

--!que ya basta!.

--como digas, podemos seguir comiendo-- los hermanos terminaron la discusión y siguieron comiendo en silencio, hasta que ahora fui yo la que hablé.

--¿Quién es Beryl?.

--Nadie Seré,  nadie...


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