MOMENTOS DIFÍCILES

696 77 7
                                    

En medio de las crisis es que nos damos cuenta quién está para nosotros realmente, quién nos quiere y quién solo finge hacerlo, como en este caso, donde la familia de Darien, la madre de Seiya y Lita estaban reunidos en la sala de espera, esperando dar ánimos a los afectados con la pérdida.

Darien se comunicó por teléfono con los padres de su ex amante pero estos  estaban en Sidney y no podían llegar si no dos días después de hoy aunque desearían estar con ella en este momento tan difícil.

Una enfermera salió de la habitación y se acercó al pasillo. --La señora quiere hablar con él señor Chiba--. Todos asintieron, no hubo celos ni rabia, era su momento, ellos eran sus padres y aunque Seiya y Serena lo sentían en su corazón, el dolor no podía compararse al de ellos.

El nombrado solo asintió y se perdió por el pasillo junto a la enfemera que lo guió a la habitación donde la pelirroja descansaba.

Tocó un par de veces, pero no esperó respuesta, entró rápido encontrando a la mujer que alguna vez juró amarle tan destrozada como se puede estar ante una perdida inolvidable como es la de un hijo.

No se dijeron nada, más se fundieron en un abrazo que trataba desesperadamente de sanar heridas que solo el pasar del tiempo podía enmendar.

--y-yo, lo siento tanto Beryl-- Él pelinegro fue el primero en romper el silencio que era acompañado por dolorosas lágrimas. --yo le amaba, tanto como tú, aunque no pueda ponerme en tu lugar, yo, Dios, solo lo siento tanto.

--y-ya, ya no está, mi bebé, mi Dylan ya no está, ¿cómo voy a vivir sin el?-- se estaba ahogando en el mismísimo dolor, sin fuerzas para nadar contra él.

--Dylan era un lindo nombre-- acarició despacio los rojizos cabellos --ahora está en el cielo y cuidará de ti por siempre.

--yo no lo quiero en el cielo, lo quiero aquí conmigo--. El brazo enyesado no la dejaba aferrarse al abrazo tanto como quería en ese momento, pero no le impidió enterrar su rostro en el fornido pecho de su compañero de paternidad.

--no se que decirte, solo que me duele tanto como a ti, que todos estamos contigo que te apoyamos y vamos a cuidarte.

--tú, no lo viste, era tan tan hermoso, tan pequeño y frágil, lo tuve en mis brazos y no pude quedarme con él.

--lo siento, lo siento, lo siento.

--ninguno de ustedes es culpable, pero ahora no lo tengo conmigo, y es algo que no va a dejar de doler nunca.

Darien siguió consolandola, sus padres hablaron con ella por teléfono, mandándole todo su amor y prometiéndoles que pronto estarían con ella.

Él segundo en pasar fue Seiya, no dudó ni un momento en llenar de besos y abrazos a su amada novia, arrullandola y dejándola llorar hasta que se durmió, incluso las enfermeras los encontraron dormidos, muy juntos y no quisieron molestarlos para que ella pudiera descansar.

Una hora después, aproximadamente Seiya salió de la habitación recogiendo su larga cabellera, no sin antes trenzar con sumo cuidado el cabello de su novia.

--Serena, Beryl quiere hablar contigo-- Miró a la nombrada que tenía los ojos rojos, hinchados y estaba aferrada fuertemente a su esposo y su mejor amiga le daba palabras de apoyo.

--está bien--. Se levantó tanto como su vientre se lo permitió y caminó en dirección a la habitación.

--¿puedo pasar?-- asomó la cabeza dentro de la pieza y Beryl asintió con lo que pareció una sonrisa.

--Gracias por estar aquí, no era necesario y aún así lo hiciste.

--claro que lo haría-- se acercó hasta la camilla de hospital. --estaba preocupada, se que no tienes por que creerme, pero lo estaba.

--Eres tan buena que te envidiaba por eso, pero no me embaracé para hacerte daño, mi maldad no llega a esos extremos. Yo de verdad, lo amaba--. Su voz se quebró.

--Lo sé, me he puesto en tu lugar y eres una mujer fuerte, yo no soportaría otra perdida--. Involuntariamente acarició su vientre y eso no pasó desapercibido a los ojos de Beryl.

--¿puedo?--. Serena se percató que hablaba de acariciar su vientre.

--si quieres hacerlo no tengo problemas--. La pelirroja se acercó a mano temblorosa y posó su mano sobre el vientre ajeno que ante el calor de la mano no dudó el hacerse presente moviéndome suavemente dentro del vientre de su madre.

Sollozó en un jadeo que no pudo evitar. Nadie podía sentir lo que ella estaba sintiendo en esos momentos, había pasado por todo el dolor del parto para luego tener las manos vacías.

--me permitieron tenerlo en brazos, lo pude acariciar, tocar sus mejillitas, sus manitas, sus piececitos; era tan pequeño, su corazón no latía dentro de su pecho, fue tan duro dejarlo ir, mi bebé precioso, mi Dylan, lo voy a amar toda la vida--. Sonrió entre lágrimas sin dejar de acariciar el vientre ajeno. Ambas lloraban en silencio.

--Seiya me dijo que te sentías culpable, te pido que no lo hagas, aquí el único culpable fue el hombre que me atropelló, espero puedan encontrarlo y que pague por lo que hizo, aunque eso no me devolverá a mi hijo.

--Darien y Seiya lo encontrarán, y se que no somos amigas, que tuvimos un comienzo difícil por obvias razones, pero puedes contar conmigo y con todos los que están afuera esperando para verte y darte ánimos, se lo que es perder un ser querido, y aunque nunca deja de doler, con el tiempo todo este peso se hace más llevadero, te lo prometo.

Apretaron sus manos y se dieron un fraternal abrazo, en las situaciones difíciles en medio del dolor se encuentra consuelo.

Recta final

Hagamos un trato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora