NO HAY CULPABLES

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¿Quién tiene el control de las situaciones, Dios, el destino?. Quizá un poco de ambos o sean simplemente el mismo, lo cierto es que cuando algo está destinado a suceder no hay nada que pueda hacerse para oponerse ante dicho acontecimiento.

Como en este caso, todos a la espera de una respuesta, confiando que sea una positiva que traiga consuelo a sus acongojados espíritus.

Un par de horas habían transcurrido desde que llegaron a la clínica, lo único que sabían era que Beryl estaba en el quirófano, mientras cada uno lanzaba una plegaria al aire rogando al santo de su devoción, fuera escuchada.

--Serena, debes tratar de calmarte--. Darien acarició la espalda de su esposa que ahora estaba cubierta por su chaqueta de cuero color beige. --todo estará bien.

Ciertamente esas palabras no traían alivio a sus corazones inquietos, sobre todo al de la rubia embarazada, que se estaba culpando fuertemente de la tragedia antes ocurrida.

Lagrimas silenciosas brotaban de sus azulados e hinchados ojos, ciertamente ella estuvo, enojada, dolida, aterrada, de toda esta situación. Pero en su mente y corazón jamás atentó contra la vida de Beryl o peor, de una inocente criatura como lo era el pequeño ser en su vientre, pero eso no mitiga el sentimiento de culpa apuñalando su ser cada segundo.
Ella había insistido en que comieran, si no lo hubiera hecho, la pelirroja estuviera sana y salva, y aunque ella no le pidió al imprudente conductor que se lanzara sobre Beryl, en  momentos como estos nuestro sistema no entiende de razones o palabras de consuelo.

--No es culpa de nadie, solo del maldito conductor-- Seiya se acercó a la pareja con su móvil aún en la mano. --acabo de hablar con la policía, revisarán las cámaras de seguridad de toda el área donde ocurrió el accidente, llevaré el caso y me encargaré de que no salga nunca de la cárcel--. Escupió las palabras como dagas de fuego, el odio y rabia eran palpables, si llegaban a encontrar al causante del accidente, el pelinegro no tendría compasión alguna, era un hecho innegable.

--Esperemos que todo salga bien.

Diamante salió del área de cirugía con la común planilla metálica en su mano, acercándose hasta los presentes.

--cariño, ¿por qué no vas a descansar?, puedo llamar al chófer para que pase por ti.

--de ninguna forma voy a moverme de aquí hasta que no sepamos que pasó y por favor no trates de convencerme--. A Darien solo le quedó aceptar la firme decisión de su esposa y todos pasaron al consultorio del Doctor.

--bien-- Diamante se dejó caer sobre su asiento detrás del escritorio, observando el rostro preocupado de sus amigos y sintiendo verdadera tristeza por la noticia que tendría que darles. --Yo no llevé el procedimiento que se le práctico a Beryl, ya que estaba en otra área de la clínica, pero el doctor Siosite, que es una eminencia me ha puesto al tanto de todo y yo le pedí traer las noticias a ustedes.

--habla de una vez por el amor de Dios y dime que está todo bien.

--Darien, cálmate. Bien, Beryl sufrió una fractura a nivel  del radio, supongo que protegiendo su vientre recibió el golpe, eso está controlado, su brazo ha sido inmovilizado, además de otros golpes menores que sufrió al rodar por el asfalto.

--¿eso es todo? ¿Como está el bebé?.

--Seiya, tuvimos que inducir el parto.

--¿qué?, de que estás hablando, a penas iba entrando en los siete meses, ¿cómo está el bebé?. ¡Dime que está bien!.

--amigos, yo de verdad lo siento, no quisiera decirles esto, pero al momento del golpe hubo desprendimiento de placenta y no pudimos hacer nada para rescatar al pequeño, Beryl tuvo que dar a luz a su hijo, pero este no tuvo oportunidad alguna de conocer al mundo.

--no, no,no. ¿Tú me estás diciendo que mi hijo está muerto?-- las furiosas lágrimas abandonaron los ojos de Darien, sin duda era una noticia devastadora para todos.

Serena apretó su vientre contra si, como un mecanismo de defensa ante la pérdida de Beryl, ella se estaba poniendo en su lugar aunque por ningún momento deseó estar en el lugar de la otra, le dolía mucho todo lo que estaba pasando.

--¿Donde está?, quiero verla--. Seiya tragó grueso, como piedras filosas rasgando su garganta.

--En un momento podrán verla, y de nuevo lo siento chicos-- El doctor le dió un sentido abrazo a cada uno y se retiró dándoles un momento de privacidad.

Solo les digo que quedan cuatro o cinco capítulos para que se termine esta historia ... trataré de terminarla de hoy a mañana.

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