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--¿no se lo vas a decir? O sea es tu oportunidad ¿no?-- Seiya y Beryl estaban recostados en el sofá. Enroscados, esa mujer lo exasperaba, pero no podía dejarla sola ahora. Era una especie de amor/odio, pero piensa que no es tan hijo de puta, ella se ve cómoda y a él le da cargos de conciencia echarla a la calle en un momento tan difícil.

--no, o sea se que debo decirle, a fin de cuentas él es el padre de mi hijo, no es como si más pronto de lo que creo se me va a notar. Pero no es lo que quiero para mí, yo si lo quiero a él conmigo pero no de esta forma, no estoy tan loca como tú crees.

Seiya se quedó pensando unos segundos. --te había visto pasada un poco del peso habitual y tu trasero un poco más grande y ... ¡ouch!, eso dolió.

--eso te pasa por depravado-- respondió después del codazo que le dió a Seiya en las costillas, sin embargo volvió a acomodarse recostando su espalda al pecho del mismo de alguna forma extraña y sobrenatural se sentía protegida. Y eso que ese sentimiento no lo había sentido desde que aprendió a valerse por sí misma, hacerse un nombre y no depender de la fortuna de sus padres.

--es que no puedo entender como no lo notaste, así eres de tonta-- ella intentó levantarse pero él enrolló su pierna en su cadera impidiéndole el proceso.

--tengo muchas cosas que hacer y ya te lo dije, soy irregular, los anticonceptivos fallaron y te juro por la vida que ahora se que llevo en mi vientre que no fue algo que planeé, yo le planteé la idea, y él nunca aceptó, ahora me aterra esto. ¡no quiero que llamen a mi hijo bastardo!--. Ya había empezado a llorar se nuevo. --malditas hormonas-- masculló.

--lo que pasa es que eres una llorona-- la atrajo más sobre su cuerpo, quizá si necesitaba que la protegieran a fin de cuentas.

--ya cállate por el amor que le tienes a tu madre-- ambos se miraron en la incómoda posición y luego se rieron con fuerza.

--te odio-- escupió Beryl.

--lo mismo digo bruja loca--

--¿lo hacemos de nuevo?-- seiya la miró sorprendido.

--son las hormonas.

--ajá, ya que estamos en eso, no sería mala idea.

Y así empezaron nuevamente eso que los había dejado un poco perturbados, pero complacidos.

Un mes más ha pasado y la familia chiba no podía estar más feliz. Serena tenía cuatro meses de embarazo y al fin su barriga se había asomado, los jeans ya no le cerraban y Darien dormía con su mano sobre su vientre de manera protectora. Ella no sufrió mucho los malestares que trae el embarazo, por el contrario, lucia más hermosa, sus mejillas estaban más llenas, todo ella irradiaba felicidad.

Tenían cita con la ginecóloga hoy, a ver si así podían saber el sexo de su hijo, así que su esposo no fue en la mañana a la empresa y fueron a la clínica, todo estaba en orden en sus vidas, Darien aún no aceptaba sus sentimientos, pero solo era de boca, de resto le bajaria la luna a su esposa para que ella siempre sonriera.

--vamos a ver-- dijo Setsuna moviendo el transductor por el hinchado vientre de serena. --¡ay está!-- empezó a dictarle a su e enfermera asistente lo que concernía a salud, peso y talla del bebé y de la madre.

--¿quieren que les diga que es?-- ambos asintieron ante la pregunta.

--bien, felicidades, es una niña, espero que estos cuatro meses no hayan sido desesperantes para ustedes, hay niños que ni si quiera se dejan ver.

Darien dejó un beso casto en los labios de serena y ambos sonrieron mientras ella se acomodaba la ropa.

--todo en orden, toma tus vitaminas, descansa y come bien, has un poco de ejercicios y les recomiendo yoga para embarazados y un curso psicoprofilactico, esa ayudará mucho al parto.

--lo que sea, si lo haremos-- Darien respondió sin pensar. Luego salieron del consultorio y fueron directo a la empresa, solo estaría un rato y Serena quería saludar a Amy, así que se dijo y se hizo.

Subieron hasta el último piso donde estaban las oficinas de los socios. Todos saludaban cortésmente y ella sonreía tan amplio que hacía calentar el corazón de cualquiera.

--cariño, estaré en una junta rápida, no será más de una hora, puedes quedarte con Amy en lo que termino, iban hablando por el largo pasillo, pero Darien se detuvo al encontrarse a Beryl saliendo de su oficina. Se veía pálida, un poco de ojeras bajo sus ojos y no tenía las acostumbradas zapatillas de diseñador de no menos diez centímetros de altura, su cabello recogido en un moño y muy poco maquillaje, un vestido bastante suelto para lo que están acostumbrados a verla. Algo no estaba bien.

Las miradas de la rubia y la pelirroja conectaron y por primera vez en su vida la pelirroja fue la primera en desviarla, se sentía incapaz de decir nada, solo había venido a la junta, evitaba el lugar a toda costa y sobre todo, no tenía idea de como decirle a Darien que estaba esperando un hijo suyo. No cuando su esposa lucia radiante con su vientre, a diferencia de ella que sentía que no iba a sobrevivir al embarazo.

--buenos días-- al fin saludó con un timbre de voz desganado.

--buenos días Beryl-- Darien fue el primero en contestar.

--perdón si no es de mi incumbencia ¿pero te encuentras bien?, te vez algo enferma-- atinó a decir Beryl.  Ella no evitó sorprenderse ante la pregunta y no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran, sintió envidia de ella y no pudo evitarlo, pero también pensó en su hijo, ayer había ido con Seiya al ginecólogo y este les había dicho que sería un niño.  sin saber como ni por qué, el pelinegro  se había convertido en un apoyo moral para ella, no le habían puesto un  nombre a la cosa extraña que tenían, pero a veces se turnaban para dormir en el apartamento del otro, le aguantaba sus cambios hormonales y cumplía sus antojos a media noche, sin contar que se habla desmayado un par de veces y recogido su cabello cuando vomitaba, estaba agradecida, aunque siempre peleaban se podía decir que ahora eran buenos amigos.

--¡ey! Darien no dudó en acercarse, fue un reflejo involuntario, sobre todo cuando un mareo llegó de repente y Beryl casi se cae cuando empezó a ver todo borroso.

Darien la tomó por un brazo y pasó otra mano por su cintura. Todo pasó en un segundo. El celular de Serena había sonado y ella solo se giró un momento a contestar, no se esperaba la noticia, ella solo miraba la escena frente a ella con ojos bastante abiertos.
Del otro lado de la línea le estaban informando que Ikuko, su madre no había sobrevivido a un infarto fulminante. Dejó caer el celular al suelo, pero la cereza del pastel es cuando observa a Darien con el ceño más fruncido de lo normal y mira a la pelirroja con ojos acusadores mientras la ayuda a ponerse de pie sin quitar la mano de su vientre dejando así ver bajo el vestido azul eléctrico un abultado vientre parecido al de ella.
--Beryl... estás embarazada.

El mundo de Serena se hizo oscuro y lo último que pudo ver fue a Seiya sostenerla en sus brazos.

Hagamos un trato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora