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¿Les ha pasado que cada fragmento de su corazón está  regado a su alrededor y que aunque quieres recogerlos, reorganizarlos y repararlos, solo no tienes fuerzas?. Así estába yo, débil, sin fuerzas, sin ánimos, quería gritar con las pocas fuerzas que poseía en mi interior, y aunque Darien me tenía aún en sus brazos, simplemente sentía frío. Mi cuerpo temblaba de una forma sutil y  lágrimas bajaban en cascadas silenciosas, sabía que este era el propósito de todo, incluso tenía miedo de que no sucediera. Pero ahora todo se había venido como avalancha a media noche, justo cuando yo estaba en la puerta, lista para huir ¿Podría desprenderme del fruto de mis entrañas, de  nuestro amor, cómo si de un objeto sin valor se tratara?. Sin duda estaba segura de que no, tenía la plena convicción de que a la hora de entregar a mi hijo, dejaría más de media vida, y por primera vez pensé que si la vida de mi madre era más valiosa que compartir mi vida junto a un pequeño que era fruto de el amor, aunque esté fuera unilateral, pero llegaba a la misma conclusión de siempre y tenía dos opciones, la primera era enamorar a Darien Chiba, y la segunda, entregarle mi hijo al hombre que amaba, estaba segura que nada le faltaría, y que ese pequeño jamás me extrañaría, esto era una mierda, darme un disparo remediaria muchos problemas, pero tampoco era una opción. Por ahora.

--¿Te sientes mejor?-- el azabache rompió la línea de mis locos pensamientos, mientras ahora me acariciaba la espalda.

--no, pero lo estaré-- colocó mis pequeñas manos sobre el duro pecho de Chiba y me separé despacio como si en realidad no quisiera hacerlo, pero debía --ahora debo ir a casa.

--Serena-- tomó mis mano --¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?-- me  miró de forma suplicante, queriendo aliviar mi dolor, era un hombre acostumbrado a resolver problemas de forma práctica, y en realidad no sabía cómo lidiar con esto, a todo lo que venia huyendo hoy estaba frente a sus ojos con dos hermosos orbes azules, donde si miraba detenidamente podia ver una constelación, y eso lo aterraba sobremanera, podía sentirlo.

--Lo único que puedes hacer por mí no quieres hacerlo.

--Dime que es y lo haré-- se acercó un poco más.

--amame, amame señor Chiba, seamos una familia cliché de esas de historias románticas-- levantó mi rostro para que nuestras miradas igual de azules conectaran.

Silencio

--eso responde mi pregunta-- tomé un poco de mi vestido empuñandolo en mis manos y caminó hasta la puerta tomando la perilla en mi mano.

--Tenemos un trato-- lo escuché hablar  más desesperado de lo que quería sonar.

--Lo sé-- apreté con fuerza la perilla tratando de controlarme --y lo voy a cumplir, puede estar tranquilo. Ahora, buenas noches señor Chiba, siga usted disfrutando de la velada.

--¡Espera! Déjame llevarte, iré contigo.

--No es necesario-- solté mi vestido y mis pies no se veían pero hacia frío-- iré con el chófer o tomaré un taxi, o caminaré, no es su asunto-- no podía verlo y no quería-- saldré rápido no se preocupe nadie notará que me fui.

--No dejaré que te vayas sola, mi deber es cuidarte-- sonreí con ironía.

--¿Cuidarme? Por favor, eh dormido en parques no creo que usted deba cuidarme, sé cuidarme perfectamente y su hijo-- su voz se quebró, ni si quiera era mío, por Dios --estará bien.

--estar en ese estado no le hace bien al bebé.

--¿!puede dejarme ir maldita sea!? Odio este lugar, odio estar aquí, quiero descansar, quiero dor...-- Darien me interrumpió levantándome en sus brazos.

--iremos a dormir-- empezó a caminar  llegando al ascensor.

--sueltame por favor-- mis manos se aferraban a su saco azul marino.

--se que no quieres que lo haga-- senti en mi cuerpo la sensación de ir en bajada por el ascensor y este se abrió, de nuevo, habíamos llegado a la fiesta, pero Darien no se inmutó en dejar mis  pies tocar el suelo y se acercó a la plataforma de nuevo, se detuvo frente al micrófono y la música instrumental se detuvo dándole paso a un nuevo discurso.

--Lo siento, perdón por la ausencia, verán-- todos prestaron atención --Mi esposa se sintió mal, ya lo dije antes, pero resulta-- hizo una pausa y me miró  con ojos brillantes, la felicidad le brotaba en cada poro de su piel --Nos acabamos de enterar que vamos a ser papás--. Un wow ahogado se escuchó en coro, todos estaban sorprendidos, pero los aplausos no se hicieron esperar  --espero puedan perdonarme, pero ahora nos vamos-- a mi me zumbaban los oídos y mi corazón golpeteaba estaba amenazando con salir de mi ser,  pensé que permanecería en el anonimato, que nadie sabría de mi embarazo y ahora todas las cámaras filmaban y disparaban flashes de todos lados ¿Qué significaba todo esto?.

--¿Qué está haciendo, porqué me hace esto?.

--Darien-- Beryl interrumpió nuestro  camino --¿Qué significa todo esto?.

--¿Qué?.

--¿Porqué está embarazada.

--¿Debo explicarte porqué lo está?. Pensé que conocias perfectamente el proceso-- ella boqueó indignada y con el veneno en la punta de su lengua respondió.

--claro que lo conozco, tú me lo enseñaste-- se cruzó de brazos, yo  enterré mi rostro en el cuello de Darien, no quería escuchar, ni ver y mucho menos sentir algo más.

--No te las des de santa Beryl, no te enseñè nada que no supieras, ahora de verdad Serena se siente mal y debemos irnos.

--me las vas a pagar Darien Chiba-- amenazó.

--Ajá, si, hablaremos el lunes en mi oficina, ahora dame permiso-- pero él fue quien caminó de más para bajar las escaleras y entrar por fin al auto.

--Vaya, vaya Beryl, creo que tú jueguito al ser algo más que la amante de Darien se acabó hoy-- sonrió con burla.

--callate estúpido, todos sabrán de mi pronto-- entró con la furia corriendo por las venas mientras Seiya veía el carro de los esposos ponerse en marcha, no pudo evitar sonreír antes de volver a la fiesta.

--¿Porqué haces esto?  me ilusionas y luego me rompes el corazón, eso no es justo-- miré por la ventanilla del auto.

--no he hecho nada para que te enamores de mi y sin embargo lo hiciste-- suspiró relajando su cuerpo y me empujó  hacia sus brazos --Esto es todo un caos, ¿Sabes? Todo lo que evité por años, ahora está frente a mi-- sonrió --Hoy vamos a descansar, mañana hablaremos de todo esto con más calma ¿Entendido?-- más no escuchó respuesta, miró mejor el rostro pálido de serena y se dió cuenta de que ella ya estaba dormida, era lógico, se había esforzado mucho el día de hoy, y recibió dolor a cambio.

--¿Qué vas a hacer Darien chiba?-- se preguntó a sí mismo.

Hagamos un trato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora