× Final Part ×

1.3K 160 221
                                    

Abrazaba esas sábanas como si no hubiera otra cosa en el mundo. Allí; acurrucado en la cama de otro, se aferraba a ese olor que jamás se había ido de ese sitio y que quedaría para siempre. Esos recuerdos, esa presencia invisible... Él estaba allí y al mismo tiempo no lo estaba. Por ello se quedaba ahí, para sentirle a él. Era donde más podía hacerlo.

Nadie en su casa había sido capaz de saber que le pasaba. Se fue de allí y le contó al ahora menor de la mansión, que ya sabía todo. No había necesitado suplicar para que le dejara entrar en la habitación.

Así que allí estaba, aferrado a unas sábanas que no eran suyas, en una cama que no era suya y en una habitación que no era suya. Y lloraba, como nunca había llorado. Changbin no era alguien que expresaba su tristeza llorando por lo usual, pero esta vez lo hacía porque el dolor era demasiado grande como para aguantarlo sin hacerlo.

Chan entró en la habitación preocupado por los sollozos que se oían desde fuera. Se acercó a él con una triste sonrisa y le abrazó. El menor apoyó cabeza en el pecho contrario dejándose consolar y comenzando a llorar con más fuerza, mientras que el mayor se contagió por sus lágrimas. Los dos le echaban de menos como nadie lo hacía y eran las dos personas que más le tenían aprecio a ese estúpido chico pelirrojo.

Al final, el pelinegro se quedó a pasar el tiempo con Chan y Woojin. Estaba demasiado mal sentimentalmente como para volver a casa. Los otros dos parecían aún incómodos con su situación. No sabían si habían vuelto o no, pero estaban juntos y se besaban a solas como antes. 

Mientras tanto, el hermano del mayor estaba en el parque con su novio. Entre los dos, le habían obligado a salir de casa y tomar el aire. El dolor de perder a una madre era demasiado, más cuando eres aún joven. Por eso, Jeongin se esforzaba al máximo por intentar que viera que debía seguir adelante por su madre. Volver a salir a la calle, sonreír... Al fin y al cabo ella se había quitado la vida por eso, para que no se preocuparan más por ella, para no seguir siendo una carga y liberarles de tener que cuidarla. Era un dolor que la familia de la mujer comprendía, pero no lo aceptaban.

Por otro lado, en el horfanato, las reglas no eran muy estrictas y permitían a Minho salir por las tardes con Jisung. Los dos se profesaban su amor en secreto, en la soledad de la habitación del menor. Los dos eran felices así, incluso por la calle no les importaba guardar las distancias ya. Lo que decía la gente dejó de ser importante hace mucho tiempo. Sus mayores preocupaciones ahora eran por sus amigos y las situaciones que estaban pasando.

Lo mismo pasaba con Hyunjin y Dongwoo. A pesar de todas las inseguridades del mayor y de sus bajones de autoestima, el menor siempre encontraba las palabras adecuadas para apoyarle y volver a levantarle. Todo el amor que le habían negado otras personas, se lo daba ahora Hyunjin y aunque no podía decir que era feliz, estaba muchísimo mejor.

Félix miraba por la ventana de su nueva habitación mientras la nieve caía. En aquellos momentos, los recuerdos de Changbin volvían y se le escapaba alguna lágrima esperando el momento de volver a verle. Había intentado por muchos medios convencer a su madre y a su psicólogo de volver en Navidades a ver a su hermano, pero por su seguridad mental no podía aún volver a aquel entorno en el que se había originado su problema de personalidad.

Así que cerraba los ojos y se imaginaba de nuevo paseando con el chico que tanto amaba. Se imaginaba su voz, sus labios contra los de él, sus caricias... Imaginaba como habría sido si se hubieran conocido de otras mil formas diferentes a la que sucedió  en realidad. Pero al abrir los ojos volvía a encontrarse la nieve cayendo y sus mejillas se mojaban con sus lágrimas. Aún así; sonreía, porque no quería recordar con tristeza nada de lo que había pasado junto a Changbin. No podía hacerlo.

Voices [CHANGLIX] {Stray Kids}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora