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En el Cumpleaños de uno de Ellos

  La puerta de la habitación se abrió sigilosamente. Por el pequeño hueco, una pequeña figura se asomó al dormitorio. Kiara observó en silencio a sus padres dormir plácidamente sobre la mullida cama que compartían, abrazados bajo las abrigadas mantas.

—¿Están dormidos? —preguntó Yaneth a sus espaldas.

—¡Shh! ¡Silencio! —murmuró su hermana mayor, inquieta por la sensación del temor de ser descubiertas in fraganti. Por suerte, sólo uno de ellos se removió en su lugar, aún profundamente dormido—. Se van a despertar si hacemos mucho ruido, así que debemos tener cuidado, ¿está bien?

  Aferrada a su pingüino de peluche, Yaneth asintió. Con cautela y caminando de puntitas de pie, las dos hermanas se escabulleron dentro de la habitación. Cuidadosamente, se acercaron a la cama de la pareja dormida, creyendo que no las escucharían. Sin embargo, su plan se vio fallido cuando la rosada ave del patriarca de la familia abrió sus oscuros ojos y los fijo en la hija mayor. Kiara empalideció al verlo, pero pronto llevó su dedo índice a sus labios, indicando silencio. Entonces, Huracán no objetó ni hizo nada, sólo la observó en puro silencio. Un alivio para su corazonsito.

  Yaneth se movió al otro lado de la cama, jugando con la misma suerte que Kiara al encontrarse con Ren que, a diferencia de Huracán que descansaba sobre la cabecera, él lo hacía en el suelo. No tuvo problema con esquivarlo estando tan profundamente dormido.

  Ambas niñas se vieron desde cada punta. Kiara mostró su mano hacia ella, abriendo y cerrándola en cuenta regresiva, murmurando los números en voz poco audible. Llegado al último número, saltaron sobre la cama.

—¡Feliz cumpleaños, papá Mink! —sus voces entusiastas estallaron en el silencio de la habitación. Tanto Mink como Aoba, se asustaron de sobre manera de la sorpresa dada y aún no comprendían que ocurría.

—¿Kiara? ¿Yaneth? ¿Qué estáis haciendo aquí tan tarde? —cuestionó un somnoliento Aoba, viendo a la pequeña niña de cabellos azules encima suyo, luego de buscar el interruptor del velador y observarla con la claridad de la luz.

—¡Es el cumpleaños de papi Mink, papi Aoba! —respondió Yaneth con una radiante sonrisa.

—No nos digas que lo olvidaste.

  Mink le dedicó una mirada desconcertada a su joven marido, quien, luego de verlo, se reincorporó y tomó a la menor de sus hijas para sentarla sobre su regazo.

—No podría olvidarme una fecha tan importante como esa.

—¿Y por qué no le has felicitado aún? —Kiara se mostró molesta.

—Etto... Es que... a-aún no he tenido la oportunidad.

—¿Ehh? Que malo eres, papá Aoba —bufó Yaneth.

—¡Eso no es excusa! ¡Hazlo ahora!

—Tch. ¡Vale! Vale. Lo haré.

  Como si fuera un niño pequeño aceptando el reto de un absurdo juego, Aoba se giró hacia Mink y se inclinó sobre él, recogiendo sus propios cabellos que estorbaban.

—Feliz cumpleaños, Mink —murmuró con una dulzura que sólo él conocía y, con una enamorada sonrisa, besó los labios de su marido.

Sólo Mío [DMMd] || 30 Days OTP Challenge || Mink x AobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora