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De Compras

  Aoba y Mink caminaban por las largas calles de piedra de aquel pequeño poblado, cada quien cargando un par de bolsas consigo. El más joven revisaba una y otra vez la lista que tenía anotada en su coil, verificando si faltaba algo de las cosas por comprar. Murmullos era lo único que nacían de sus labios a la hora de leer el listado, y Mink se preguntaba por qué se molestaba en anotar tantas cosas siendo solamente dos personas quienes compartían el lecho de una acogedora casa. Sin embargo, nunca hizo comentario alguno al respecto.

—Parece que lo tenemos todo —sentenció Aoba, por fin apagando su coil. Luego, posó su brillante mirada en Mink —. ¿Qué te gustaría hacer ahora, Mink?

—Lo que sea —respondió sin mucho esmero.

—¿Eeeeh? Oye, esa no es una respuesta válida.

—Da lo mismo. Elige tu lo que quieres hacer en lugar de preguntar.

  A pesar de que tuvo las agallas suficientes como para querer contestarle, Aoba se contuvo de hacerlo. Conocía bastante a Mink. No llevaban siendo una pareja formal por más de tres años por nada. De todos modos, aún habían algunos aspectos de Mink de los cuales no terminaba de acostumbrarse. Entonces, no le quedó de otra más que conservar la paciencia y buscar qué hacer en lugar de regresar directamente a la casa. Con un día tan soleado y con un agradable clima, no valía la pena desperdiciarlo, creía él.

  Miró hacia todos lados, buscando algo que llamará su curiosa atención. Entre tanta gente, era difícil encontrar con qué distraerse, pero no fue una misión imposible para Aoba que no dudó en correr hacia una vidriera. Mink lo vio irse por un instante, pero se acercó a él menos entusiasmado de lo que el más joven se alejó de al lado suya.

—¡Oh! Ren, mira —dijo Aoba con una inmensa sonrisa, sin parar de señalar lo que con tanta ilusión admiraba.

  El pequeño spitz japonés sacó la cabeza fuera del bolso de su dueño y miró con sus oscuros ojos lo que Aoba marcaba; un pequeño gorro de lana de color rosado, el cual tenía un pequeño diseño de ave en el centro de color blanco.

—¿No te parece lindo? Te quedaría bien —preguntó ilusionado.

—Es llamativo. Incluso podría decir que me recuerda a Huracán.

—¿Verdad que sí? Y hay un pañuelo azul con el logo de un perro.

—En efecto.

  Mink llegó junto a Aoba, el cual no tardó en verlo con una inmensa sonrisa.

—Mira, Mink, ¿no te parecen unos accesorios lindos para Huracán y Ren? —le preguntó, nuevamente señalando.

  Él los miró. No resultaban objetos interesantes para él, pero no negaba que quedarían realmente bien en los AllMates. Entonces, miró a Aoba que no paraba de ver ese par de accesorios con la boca abierta en una sonrisa.

—¿Los quieres? —preguntó sin más. Aoba lo miró sin ocultar su sorpresa.

—¿Eh? Bueno... si, ¡P-Pero! No es necesario. Sólo los vi y me gustaron.

—Puedo comprarlos.

—¡No, Mink! Por favor, no hace falta, en serio.

—Yo no rechazaría una oportunidad como esta —intervino Huracán, agitando por un momento sus alas.

—Ah-Huracán...

—Mink no propondría algo así y sin más de no verte tan entusiasmado por algo que te gustase y te hace feliz.

—Oe, Tori —bufó Mink en un intento de regaño.

—Concuerdo con Huracán —interrumpió Ren.

—Ren, ¿tu también? —Aoba estaba sorprendido.

—Mink no suele hacer este tipo de cosas, así que no sólo sería cumplir un capricho tuyo, sino que también sería cumplir el suyo propio.

—Precisamente.

  Aoba miró a Mink. Este último, aunque parecía sereno, tenía el ceño fruncido hacia Huracán, como si quisiera desmontarlo pieza por pieza por la de cosas que tanto él como el otro AllMate habían expuesto a su novio. Sin embargo, Aoba sonrió porque sabía que eso significaba que lo quería.

—Entonces, aceptaré —se decidió. Mink lo miró más calmado y asintió para luego entrar a la tienda a por los dos accesorios que Aoba deseaba.

  Sabía que Mink no admitiría que lo amaba tanta con palabras, pero si con cada una de las acciones que lo veía realizar hacia él. Porque sabía que lo amaba, y mucho.

Sólo Mío [DMMd] || 30 Days OTP Challenge || Mink x AobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora