IX

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El sonido del martillo es constante.
Con interés y discreción observa lo que realizan los trabajadores.

-Niña, ¿Donde está el chico rubio y el otro tan arrogante? -pregunta Tazuna acercándose con casco y al hombro una viga de metal.

-Etto... -desvia un poco su cabeza-. Están entrenando... Escalando árboles.

-¿Y tú no tienes que hacerlo?

La azabache juega con sus dedos antes de poder atreverse hablar.

-Kakashi-sensei m-me pidió que lo protegiera. Y-Yo daré lo mejor de mí -asegura.

Se detiene-Entonces descubrió lo de tu cuello.

Los dedos de la azabache quedan paralizados y esconde el rostro detrás del flequillo simultáneamente.

Segundos transcurren en los que toma valor.

-Ta-Tazuna-san... Us-Usted... Como...

Sonrie-¿Cómo? No nací ayer niña, basta con pensarlo un poco. Aunque confieso que tarde en reparar en ello por el alivio de haber sobrevivido.

Aprieta los labios-E-Entiendo -sube la cabeza-. Gracias por comprenderlo.

«No parece la misma...»define con solo verla.

Los ojos de la azabache se desplazan.

-Tazuna, ¿Puedo hablar contigo? -interrumpe la voz familiar de un hombre.

El constructor deja la viga en el suelo.

Gira hacia el hombre-¿Que pasa, Giichi?

«Él también...»dirije Hinata la atención a sus manos.

No quería escuchar la conversación.
No, porque ya sabía al rumbo que esta marcharía.

-Eh pensado y... ¿Puedo dejar de trabajar en el puente?
.
.
-Hemos llegado -aclara Tazuna frente un gran edificio.

-Bienvenidos -saluda un hombre.

Entrando en el local, escasos alimentos resaltan entre estanterías vacías.

«No puede ser...»ocultar la sorpresa le es imposible.

Tan solo un par de minutos costo para volver a salir de allí.

Unos donde la azabache se hundía en sus pensamientos.

-Niña, dime qué pasa -replica al verla tan decaída.

Sin embargo ella al momento siento una mano detrás provocando en su lugar que voltee sobresaltada.

Un pequeño con cabello castaño la recibe, tiene el rostro polvoso y prendas sombrías.

«Solo es un niño»sus manos se tensan y los ojos inician arderle. «No tendria que asustarme fácilmente»repite la frase que le dice el azabache siempre.

Una de sus mano asciende donde el corazón comprobando que late aún.

«Estar alerta como un ninja»

-¿Me da algo? -sonriendo extende las manos.

Sus manos se aprietan fuertemente y relajan en un instante. Y girando la mochila con agilidad saca algo dentro de ella y se la entrega al pequeño sin pensarlo dos veces.

El rostro del pequeño se ilumina, la sonrisa se ensancha a la par que los ojos reflejan sorpresa.

-Gracias -declara el pequeño al ver lo que tiene en sus manos.

Unas cuantas monedas y billetes.
Además de un puñado de caramelos.

Colocándose a la altura del menor dedica una sonrisa.

EQUIPO SASU-HINA-NARUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora