Parte 1

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El corredor de propiedades me paseaba por los departamentos enérgico, era joven, tal vez unos dos años mayor que yo, la sonrisa demasiado exagerada me ponía algo nerviosa. Remarcaba los aspectos que yo le había pedido en cada uno de los departamentos "Este tiene bow window" "Este tiene gimnasio" "Cocina Americana" hasta recordó que le había mencionado que me gustaba escribir, por lo tanto cada espacio de cada departamento me lo planteaba como un espacio creativo y que me llenaría de ideas. Lo único que realmente me llenaba de ideas en este paseo era realmente lo que más le desilusionaba. "Y aquí la maravillosa vista al mar, no es tan deprimente en general, le tocó muy mal clima", efectivamente, el cielo estaba gris, había una leve brisa, un viento helado que definitivamente aconsejaba quedarse en la casa, probablemente escribiendo, en un departamento en el piso 6 fue la vista la que me hizo definitivamente decidir. El señor me lo vendía como la mejor vista panorámica, el mar se veía imponente, era verdad, pero yo disfruté mirar un buen rato la gran cantidad de personas que caminaban por ahí, trotando, riendo, parejas, personas solas, imaginé cada una de las vidas de esas personas y eso fue realmente lo que me cautivó.

Había vivido 4 años con Fernanda, el departamento en el que vivíamos era perfecto, preciso para nosotras, pero su hermano menor venía a estudiar aquí y no quería obligarlos a compartir pieza, ni menos cama.

-Te dije que no me complica dormir con Hugo ¿Qué voy a hacer yo sola?- Ponía la voz más triste que podía, mientras me ayudaba a meter unas cajas a la camioneta. A pesar de que sabía que sí me iba a extrañar, también sabía que estaba aliviada de no tener que compartir pieza con Hugo y de que yo hubiera decidido irme y no tener que echarme.

-Estoy a tres cuadras, puedes ir siempre que quieras, tengo una pieza extra

-Ahora que no compartimos pieza si voy a verte dormiré contigo, así son las pijamadas reales

Habíamos vivido 4 años  juntas, la idea en un principio nos encantaba, pero el primer año pasamos la mayor parte del tiempo peleando. Fernanda desordenando todo lo que había a su paso y yo quejándome y después ella quejándose de cualquier cosa que pudiera reclamar de vuelta, la música muy alta, mis duchas eternas... finalmente uno aprende a convivir, y los años que siguieron vivimos perfectamente, ninguna habría pensado la posibilidad de que me independizara.

Fernanda era muy bonita, alta, tenía los ojos azules y el pelo castaño claro. Llamaba la atención y por supuesto estaba rodeada de amigas que ella tenía claro que no eran reales, que estaban ahí por conveniencia. A mí en un principio no me agradaba, parecía sentirse superior al resto, pero era en realidad la apariencia, Fernanda exageraba cada uno de sus defectos, según ella tenía un ojo más grande que el otro, la nariz demasiado respingaba, odiaba que le salieran pecas en el verano y que su pelo no tuviera suficiente forma, ademas de claro como cualquiera quejarse de su peso.

Llevamos las pocas cosas que podía llamar mías en una camioneta que Pedro nos prestó, un amigo de Fernanda desde el colegio. En las cajas iban principalmente un secador de pelo, una cafetera, fotos y otras decoraciones y recuerdos. Ya sacaba mentalmente la cuenta de todo lo que tendría que comprar, el departamento estaba equipado, pero no vi hervidor, equipo de música, ni muebles en la terraza.

El departamento era simple, a la entrada un sillón, dos sillas y un televisor, con una repisa con libros a un lado. A la izquierda un comedor para 4 que tenía una cocina americana con 3 pisos, simulando la barra de un bar. A la izquierda de la entrada había algo que podía considerarse un pasillo, tenía considerado poner algunas fotos. El pasillo tenía 3 puertas, a un lado había un baño, al otro una pieza con una cama, un velador y una tele, posiblemente pieza de invitados, esperando no tener ninguno, aunque si mi mamá se enteraba de que me cambié posiblemente se instalaría una semana para ver cómo iba con el cambio. La última puerta era mi pieza, era un gran logro ya tener cama matrimonial y un baño propio, que no tuviera que compartir con las visitas, pero la pieza era bastante más grande de lo que pensaba, tenía la cama, un mueble para el televisor, una silla y un escritorio bastante agradable. A la terraza se podía pasar por un ventanal en en el comedor/living y por la pieza principal, tenía una jardinera para poder plantar cosas, algo que yo jamás haría, pero que posiblemente listo se vería bastante bien. Algo importante era que tuviera gimnasio, me gustaba hacer ejercicio dos veces a la semana, el edificio tenía y también piscina.

El hombre de traje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora