Me sentía realmente cansada y no era el hecho de que había salido el día anterior, me había dormido varías horas después. Nunca había estado seriamente con nadie, era una exageración de parte de mis amigas decir que jamás había pensado en el amor, tampoco el tema me quitaba el sueño, no hasta anoche. Analizando mis planes de vida diseñados aproximadamente cuando tenía 15 años, a estas alturas ya planeaba estar en una relación estable, era una exageración tal vez haber pensado en la virginidad hasta el matrimonio y que conocería a mi futuro marido en la universidad, pero a esa edad también pensaba en ser cantante y vivir en Paris. Ya a punto de cumplir 26 años terminé ingeniería comercial, por si lo de escribir no resultaba, no busqué trabajo para no amarrarme y enfocarme en escribir, ya ni mi mamá me soporta cantando, sigo viviendo en Chile y relaciones serias he tenido 0, según mis planes me casaría en 4 años más.
En cambio ahí estaba, en una pastelería, trasnochada debido a que el futuro/presente me preocupaban.
-Eres la mejor, muchísimas gracias- Me decía Katy por teléfono mientras yo deseaba volver atrás y no decirle que la cubriría, aunque en realidad de qué servía, me habría ido a mi departamento a obligarme a escribir, realmente sin ideas.
Ya era un poco después de las 7 de la tarde, la gente llegaría a tomar algo después del trabajo, seguramente serviría grandes cantidades de helado, con el calor que hacía el delantal de la pastelería me parecía un infierno, serví un sándwich y un jugo a un cliente y me fui a la caja a esperar que me necesitaran, enseguida noté que alguien acababa de llegar, tomé la carta y al acercarme pude darme cuenta que mi nuevo cliente era el hombre de traje. ¿Lo iba a atender? Que pregunta más idiota, quise pegarme con la carta en la cara, es un cliente, lo atenderé como a cualquier otro.
-Bienvenido- Levanta la vista de su iPhone y lo deja sobre la mesa para prestarme atención- Le traigo la carta- La toma y me sonríe
-Muchas gracias... Isidora- Por un momento olvido que tengo el nombre escrito y lo miro intrigada, a él le divierte y apunta mi placa
-Cierto, que tonta- Mierda, que vergüenza, decido irme avergonzada, no lo voy conocer, no tengo como averiguar más de él, me voy a meter a la cocina a fingir que voy por un pedido cuando lo escucho
-Disculpa- Me doy vuelta sonriéndole servicialmente y voy a atenderlo, se ve que la situación le causa mucha gracia- Quiero una hamburguesa Paty y un jugo de naranja
-¿Ya se sabe el menú?- Le pregunto extrañada por segunda vez
-Vengó casi todos los días- Click, ahora sé por qué se estaciona por ahí, seguramente a veces no encuentra estacionamiento cerca y tiene que avanzar un poco más hasta mi edificio- ¿Tú eres nueva?
-Trabajo en la mañana, estoy reemplazando a una amiga- Decido que no tengo nada que hablar con él, por lo menos siendo mi cliente ¿Qué clase de conversación tendríamos? Y evitando que él me mire con cara de... tráeme mi comida, me voy a la cocina a pasar su orden.
Tiene una linda sonrisa, contagiosa y una voz agradable, no trataba de marcar superioridad, como la mayoría de los tipos que vienen con traje, ni me estaba coqueteando y por primera vez decido agradecerle a Katy y en el fondo un poquito en parte al destino.
Terminando la hamburguesa y el jugo me pide un brownie con helado de vainilla, ninguno intenta meter conversación así que me voy a la cocina y atiendo al resto. Cuando el brownie está listo se lo llevo y está hablando por teléfono, me fijo bien y mientras habla juega sobre la mesa con la otra mano con un anillo de matrimonio.
-¿Llegas el otro sábado entonces?- Puedo escucharlo desde el mostrador, suena feliz, pero se puede ver por su cara que no- Perfecto, te paso a buscar al aeropuerto, mándame el número de vuelo y la hora... Sí, ahí voy a estar sin falta... Débora...- Cambia la voz a una tal vez de queja, pareciera que iba a decir algo más, pero seguramente Débora lo interrumpe. ¿Su mujer? Estaba de viaje, va a volver... ¿Le fue infiel? No me lo creía, ahora menos... aunque ¿Qué hacía hablando con la mesera? Fue por educación, ayer estaba solo... tiró el anillo al mar. Tengo que atender las otras mesas y llevar varios pedidos de la cocina por lo que me concentro en mi trabajo.
-Muchas gracias Isidora- Me dice el del traje pagando, el anillo ya no está sobre la mesa, tampoco en su dedo, se ve que algo le molesta, lo tiene nervioso y quisiera preguntárselo ¿Por qué me intriga tanto? Con las dudas en la punta de mi lengua lo veo levantarse agradecerme y retirarse, seguramente al Mazda frente a mi edificio o por ahí.
ESTÁS LEYENDO
El hombre de traje
RomanceIsidora quiere ser escritora y para inspirarse observa a las personas pasar frente a ella, inventándole historias a las personas que terminan dándole vida a sus personajes. Pero ¿Por qué no es capaz de inventarle una vida al hombre de traje?, extrañ...