Parte 24

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Corro, está todo oscuro, creo que estoy en una playa, siento que estoy en una playa. Escucho el llanto de un bebé, necesito ayudarlo, que pare de llorar. Corro hasta que siento el ruido a mis pies, bajo la arena. Estoy desesperada, saco y saco la arena, pero es inútil, la arena vuelve a caer al hoyo y el llanto va apagándose, siento que me estoy rompiendo los dedos y mis brazos están agotados, pero no puedo parar, tengo que sacarlo. Grito en busca de ayuda, mientras me corren lagrimas por la cara. De pronto abro los ojos, estoy en mi pieza y las lágrimas no dejan de caer por mis mejillas.

No quiero ni prender la tele, la ultima vez que vi la hora eran las 4 de la mañana. Nos dormimos cerca de las 1 y no logré dormir ni dos horas tranquila, mi cabeza no me dejaba tranquila. ¿Debería sentirlo? Físicamente lo siento, desde el principio esto no me parecía gastroenteritis, pero ¿Debería sentir algún tipo de conexión madre e hijo? Hijo, puede ser hija también. Mi mente divaga, no puedo centrar mi cabeza en otra cosa, en un cuento, quizás en mis collares, nada.

La pieza está oscura, pero puedo ver siluetas, escucho a Fernanda respirando a mi lado, se nota que está despierta, siento bajito el ruido del mar. No quiero ni darme vuelta de mi posición, pero sé que a mis espaldas está el test, casi lo siento. Estoy enojada, con Katy y Fernanda por no decirme nada antes o quizás por haberme dicho eso ahora, con Francisco, por toda la mierda que está pasando, con Débora, por complicar todo más de lo que iba a estar. No tenía pensado tener hijos con Francisco ¿Cuánto llevábamos juntos? ¿4 meses? Pero habría sido más sencillo todo estando juntos, no habría sido perfecto, quizás habría fracasado, pero habríamos tenido la opción de intentarlo, la opción de fallar intentando.

Tendría que decirle, si el test salía positivo tendría que decirle a Francisco que estaba embarazada, después de haber terminado con él. La idea de amarrarlo de esa manera me parecía horrible, no hablaba con él desde que el doctor estuvo en mi departamento, probablemente ya me odiaba. ¿Y si le contaba y él prefería irse con Débora? Con su otro hijo.

Miro la hora 4:30 am, no puedo seguir así, necesito saber que va a pasar, aunque sea conmigo. Me levanto de la cama, tomo la cajita y me voy a sentar al suelo del baño, la sensación de las baldosas frías contra mi espalda y mis piernas me alivia un poco. Cierro la puerta desde el suelo y me estiro para prender la luz. Miro la caja por unos segundos y siento el pecho apretado "Prueba de embarazo" "Precisión superior al 99%" bla bla bla "indicador de semanas".

-Por lo menos sabré si no es de Francisco- Me digo nerviosa, no puedo evitar reírme de los nervios...

Saco la prueba y leo las instrucciones, cada vez que me entra el pánico y estoy a punto de tirarla a la basura me calmo diciéndome que voy a estar bien, que he salido de peores y que voy a estar bien, que si es el caso vamos a estar bien, mi lenteja y yo estaremos bien.

Hago lo que indican las instrucciones y vuelvo a mi espacio seguro, sentada en el suelo con la espalda pegada a la pared. Siento que el temporizador va increíblemente lento, solo 3 minutos, 3 minutos se me estaban haciendo lo más eterno de la vida. Vamos a estar bien, vamos a estar bien, vamos a estar bien. Me sudan las manos, me las froto en el pijama. Quedan 2 minutos, solo 2 minutos ¿Cómo estaba pasando tan lento el tiempo? Tendré que conseguir un trabajo, el pensamiento me llega de golpe, "un trabajo real" esto último llega a mi mente con la voz de mi mamá. "No puedes estudiar literatura hija ¿De qué vas a vivir? Si no te funciona eso de escribir, si no logras vender libros ¿Cómo vas a mantenerte? Y a tu familia". Mi mamá llega mañana, no había pensado en eso antes, mi mamá llega mañana y yo creo que estoy embarazada, creo que esto es lo que tenía preocupada a mi mamá, por esto no quería que estudiara literatura. Le fallé, Dios le fallé, todas las charlas eternas de autocuidado, de anticonceptivos y relaciones que me había dado, se habían ido todas a la mierda.

¿Estaba embarazada? Mierda, no era el momento, definitivamente no era el momento, ni siquiera me había cuestionado si quería o no alguna vez tener hijos... hasta me había espantado por pensar que tendría que participar en parte en la crianza del hijo de Francisco y ahora yo la había cagado.

Suena la alarma del temporizador y tomo el test de golpe "Embarazada +3". Todos mis miedos se van de golpe, toda mi ansiedad y mis preocupaciones.

-Vamos a estar bien- Digo en voz alta y por primera vez me lo creo

El hombre de traje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora