Parte 3

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Como aún no me consideraba una escritora profesional, y menos me consideraba así una editorial, tenía otros medios para ganar dinero, trabajaba hace ya varios años medio día en una pastelería que para mi suerte quedaba a 2 cuadras del nuevo departamento y también vendía collares de Plata y de oro por redes sociales, me iba bastante bien. En la pastelería podía analizar a las personas cuando no tenía que andar recordando pedidos y retirando cosas sucias. Ese día en la pastelería no pensaba en la vida de las personas que estaban ahí, a la mayoría ya le había inventado o habían ido contándome de a poco sus historias. Siendo las 12 del día, solo había 3 mesas ocupadas de las 9 que tiene el local. La señora Maura que hace 3 años me dice que tiene 65 años, está sentada con León el nieto menor, ella tiene dos hijos, León es el segundo hijo de su hijo Julio. Un grupo de mamás está en una de las mesas, reconozco a Mónica, que era mi vecina cuando vivía con Fernanda, tiene 3 hijos. En la tercera mesa hay 4 niñas como de 15 años, jamás las he visto y no me interesan, muchas hormonas y probablemente un millón de dramas amorosos, al menos no son los temas que más me motivan.

Mi mente da vueltas sobre el hombre de traje, preguntándome que era de su vida, se me ocurría un nombre para un posible libro, junto al mar a las 7, un hombre enigmático que hace sus entregas en una banca en la playa, posiblemente un mafioso, pero luego recuerdo que lanzó el anillo a la playa y la idea es desechada, tal vez la idea de la infidelidad quedaría bien, el anillo al mar sería un nombre perfecto, pero no podría adjudicarle eso al hombre así como así, de alguna manera me parecía injusto para él, esa no podía ser toda su historia.

-Isi- La voz de Katy me sobresaltó de mis pensamientos cuando imaginaba un libro de drama- Hace rato te llaman de la mesa 4- Efectivamente Maura me miraba con algo de impaciencia

-Lo ciento mucho señora Maura- Me disculpé yendo a retirar los platos y vasos
-No hay problema Isi, me gustaría pagar la cuenta ya- León me miraba sin decir nada, seguro incómodo con la presencia de un extraño, Maura pagó y yo me llevé las cosas a la cocina

-Necesito por favor que trabajes el viernes en la tarde- Me pidió Katy al salir de la cocina- Voy a salir con Marco y de verdad me gustaría no tener que salir volando a las 9 de aquí, tenemos reservas a las 8 y si...

-No te preocupes Katy, te voy a cubrir, pero tú tomas mi turno del viernes

-Si, gracias gracias- Me abrazó y entró alegre a la cocina

Luego de ir al supermercado a hacer una compras y hacerme fideos con pesto, me instalo con la esperanza de ver nuevamente al tipo de traje, también analizando a las personas que van pasando, si el tipo de traje lo vi cerca de las 7, podía asumir que si trabajaba cerca salía a las 6:30, que si su rutina era la misma probablemente lo vería cerca de la misma hora. Era una estupidez, no era una obsesión, puede que todo lo mencionado anteriormente parezca de loca, pero así sacaba ideas para los libros, de ahí venía mi inspiración, así me entretenía.

Pasé un buen rato ahí, llame a mi mamá, dibujé, escribí, hasta que a las 19:03 pude verlo bajarse del auto, se estaciono más o menos una cuadra antes, reconocí el auto, un Mazda azul, y al bajarse confirmé que era él, traía un traje gris, la camisa celeste y una corbata azul. A esa distancia lograba reconocer los colores, el pelo café oscuro, la piel bronceada, y el contorno de su cuerpo. Me lo imaginaba atractivo, siempre he considerado que los hombres con traje de por sí ya son atractivos, claro qué hay excepciones. El hombre del traje en vez de ir a sentarse a la banca se fue en la dirección contraria a mi edificio, perdiéndose de mi vista. Me quedé ahí disfrutando del resto del paisaje, observando a otras personas que ya poseían vidas inventadas por mí pasar, tomé un libro de la sala de estar y me puse a leerlo, observando de vez en cuando el Mazda, hasta que cerca de las 8:30 miré y ya no estaba. Podía asumir que era su rutina, qué tal vez iba a ver a alguien siempre a esa hora y se marchaba ¿Él engañaba a su señora? Tal vez su mamá vivía ahí, quien sabe. Mi curiosidad por el sujeto aumentó, era una estupidez, pero realmente esperaba saber de él, no inventar su historia.

El hombre de traje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora