Parte 10

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Desperté el jueves sintiéndome distinta, pensando en que tal vez mi vida estaba yendo por fin en otro camino, que ya no estaba estancada, tenía ganas de escribir, no podía decir que estaba enamorada, pero tenía ganas de escribir sobre amor.

Anoche todo era perfecto, no quería que Francisco se fuera y estoy segura de que él tampoco, conversamos mucho, estábamos muy cómodos el uno con el otro. Pero cerca de las 11 de la noche lo llamaron, salió a la terraza a hablar y después entró con un humor más serio, se sentó en el sillón, le pregunté si estaba todo bien, me respondió que sí, pero después de unos minutos me dijo que tenía que irse, le pregunté de nuevo si estaba todo bien y me dijo que sí. Había llegado a pensar que lo que escondía era tal vez una mala relación del pasado, una ex loca, tal vez le rompieron el corazón y le tenía miedo a las relaciones o como yo, no había estado con nadie seriamente. Pero ya no le daba vueltas a nada, solo quería disfrutar el tiempo con él, ademas eran tantas las suposiciones que me había inventado que ya ninguna tenía sentido.

En fin, le escribí un mensaje al salir de la pastelería, desde la mañana tenía ganas de escribirle, pero quería esperar hasta que él escribiera primero, finalmente sería yo la primera. Le escribí "Agradezco que no nos hayamos terminado la comida anoche, no tendré que cocinar" terminé el mensaje con una cara sonriente.

Me distraigo almorzando, no me molestaba cocinar, pero era una razón para hablarle. Al terminar de comer me voy al living, está muy desordenado así que decido ordenar, preparar envíos de collares y responder mensajes de clientas. Después me pongo a ver Velvet, duermo un rato y cerca de las 6 me despierto, hay un mensaje de Francisco de hace una hora "Me alegro de que mi visita te sirva de algo" y otro 20 minutos después "Te parece si voy a tu casa como a las 7?" Le respondo preguntando si le parece ir a comer a alguna parte y me dice que prefiere ir a mi casa, no le insisto, analizo la ventaja de estar en privado en casa.

-Está vez ordenaste- Me dice al entrar a la casa, se ve más cómodo que ayer, es terreno conocido y ya no se ve nervioso.

Tiene puesta una camisa blanca y unos pantalones negros y zapatos formales. Ya reconocía su olor, lo había sentido en la mañana en la ropa que me había puesto el día anterior. Deja una bolsa en la mesa y se devuelve a darme un beso corto en la boca, un saludo que la verdad me hacía pensar que efectivamente íbamos a algo, que estábamos en algo.

-¿Cómo estuvo tu día?- Le pregunto recordando por un momento las películas antiguas donde el marido llegaba del trabajo y la mujer iba a consentirlo.

-A ido bien, bastante tranquilo ¿Y el tuyo?

-Tranquilo, me dediqué a ordenar el departamento.

-Menos mal- Se ríe.

-Seguramente tu departamento es súper ordenado- Se encoge de hombros divertido- Camisas tiradas por todas partes

-Para tu información- Empieza acercándose- Mi departamento está muy ordenado- Me da un beso rápido y se acerca a la mesa- Porque está prácticamente vacío.

-¿Por qué? ¿No piensas quedarte mucho?- La idea me baja un poco el ánimo, me podría acostumbrar a su presencia, me gustaba.

-No es eso...- Se queda callado unos segundos- En fin...traje la comida... me dijiste que nunca habías comido sushi, así que...- De la bolsa blanca saca 3 bandejas de sushi, algunos cubiertos con sésamo, otros apanados y con ciboulette, saca lo que seguramente es wasabi, dos pocillos con soya y para terminar de asustarme palillos.

-Creo que podría probar con tenedor- Le respondo sonriendo, él niega con la cabeza

- Tienes que vivir toda la experiencia.

Organizamos todo en la mesa del living y nos sentamos en cojines.

-Pon los palitos así- Me dice separando los suyos y tomándolos. Lo imito- Toma el sushi así y lo metes a la soya, después te lo comes- Todo esto lo hace simulando que agarra un sushi y se lo mete a la boca.

Tomo el sushi, lo meto a la soya y cuando lo levanto vuelve a caer al pocillo haciendo saltar la salsa.

-Ups...- Miro su camisa manchada y voy a buscar servilletas a la cocina avergonzada-Perdona- Pongo servilletas en la mancha tratando de limpiar.

-No pasa nada...- Dice divertido ante mi espanto- Es solo una camisa- Se desabrocha los primeros botones y se la termina de sacar por la cabeza, tiene un cuerpo increíble- También te manchaste- Me dice notando el efecto que causó en mí. La voz que pone me pone la piel de gallina.

Lo tengo frente a mí, termina de acercarse y me besa, no le cuesta mucho sacarme la polera, yo no le pongo resistencia, quiero hacerlo. Me empuja suavemente contra el suelo, haciendo que me recueste y siento sus manos en mi cuerpo, le agarro el pelo y él comienza a darme besos en el cuerpo mientras desabrocha mi sostén.

El hombre de traje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora