Me paso la tarde en la pieza, tirada en la cama viendo Velvet, pero no la veo del todo, sin darme cuenta termino dándole vueltas a anoche. Vive cerca, tiene insomnio y no tiene alcohol en la casa... ¿Niños? ¿Por qué fue a verme? Trataba de recordar cosas pero todo seguía igual, no tenía ningún recuerdo nuevo, llamo a mis amigas y nada, no saben que pudo haber pasado. Ebria le dije que viniera con nosotros, lo reté a ir, nos llevó a la disco, bailé con él, demasiado cerca según ellas, según ellas estaba poniendo mi cara de caliente y él estaba totalmente interesado. ¿Pero qué cambió? ¿Tal vez me vio muy ebria?
Iban a ser más 7 de la tarde, así que decidí ir a la pastelería a esperarlo, podía quedar como una loca, pero él ya me había ido a ver en la mañana, quería saber en qué quedamos. Me asomé, efectivamente el auto estaba frente a mi edificio, me armé de valor tomé mis cosas y antes de abrir la puerta sentí pisadas afuera. Me paré en la punta de los pies para mirar por la mirilla y pude ver cómo Francisco caminaba de un lado al otro, se veía nervioso, se pasaba una mano por el pelo y se lo tiraba. Lo hizo un par de veces y finalmente tocó el timbre. Iba a esperar un poco a que tocara por segunda vez, pero pude ver que se arrepentía y se daba media vuelta para volver al ascensor.
-Hola- Lo paré a dos pasos de la puerta- Casi olvido que te sabes mi dirección.
-Parece casi acoso- Me responde sonriendo y en mi mente una vocecita me recuerda quien es realmente la acosadora.
-Pasa...- Me hago hacia un lado dejándole el paso- Está un poco desordenado la verdad... es que vendo
-Collares... me dijiste ayer- Dice sacándose la chaqueta y dejándola sobre el sillón. Los collares están en la mesa de centro esparcidos, la caja está a un lado con varios más, él toma un collar de encima de la mesa y se sienta mientras lo observa- Ayer trataste de vendérmelo.
-¿De verdad?- Siento que mis mejillas se ponen rojas- ¿Quieres tomar algo... o comer?- Sé que va a comer a la pastelería y por un momento me ilusiona pensar que vino a mi casa en vez de ir.
-Una bebida podría ser... vengo de paso- De paso... realmente no sé cómo se hace esto ¿Debería yo invitarlo a comer algo? ¿Me habría invitado ya si estuviera interesado? Trataba de pensarlo pero mi experiencia se acercaba más a sacar personas de mi departamento, que retenerlas.
Me muevo de la puerta a la cocina y le sirvo un vaso mientras observa mi departamento.
-¿Vives aquí hace poco?- Me pregunta al parecer metiendo tema de conversación -Eso no me lo dijiste
-¿Qué cosas ya te he dicho de mí? Me cambié hace poco, vivía con una amiga- Le llevo el vaso de bebida y me siento a su lado en el sillón, donde nos dimos un beso.
-Quieres ser escritora, estudiaste comercial pero por complacer a tu familia, querías que no se preocuparan de que te fueras a vivir bajo un puente.
-Mis palabras en sí...- Me divierte que repita exactamente lo mismo- ¿Y qué debería saber de ti?- Me queda mirando unos segundos y por un momento creo que me va a decir que es vampiro.
-Soy abogado, me vine a vivir aquí por trabajo y vivo con mi hermano.
¿Eso era todo? No había hijos, ni había señora ni amante. No sabía cómo se habían dado todos los eventos para que él estuviera en mi departamento
-¿Por qué viniste?- Siento ridículo estarle pidiendo explicaciones a un desconocido, pero estaba en mi departamento y yo de verdad sentía que venía por algo específico, que necesitaba decirme algo.
Se queda mirándome un par de segundos, en ese momento estoy más que segura de que ya me lo dijo, que yo estaba muy ebria y no lo recuerdo y que tal vez no quiero saberlo, tal vez quiero dejarlo ahí.
-¿Entonces viniste solo a tomar un vaso de bebida?- Y como única respuesta se acerca y me besa, es un beso con deseo y yo realmente lo deseo, pero cuando siento que me está levantando la polera decido que no quiero que esto termine como lo demás, quiero más, quiero un relación.
-¿Te gusta la comida China?- Le pregunto separándome bruscamente. Se queda mirándome extrañado, tal vez esperando que le diga algo... no le voy a decir que soy virgen y quiero esperar, porque es mentira, pero no insiste, se saca la corbata y la deja junto a su chaqueta a un lado.
-Creo que sí me quedaré a comer
Y así pasamos la noche, entre besos, conversaciones y comida China. Él no vuelve a intentar pasarse y creo que me arrepiento de haberlo detenido.
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El hombre de traje
RomanceIsidora quiere ser escritora y para inspirarse observa a las personas pasar frente a ella, inventándole historias a las personas que terminan dándole vida a sus personajes. Pero ¿Por qué no es capaz de inventarle una vida al hombre de traje?, extrañ...