Cuando tienes miedo pero lo haces de todas formas, eso es valentía.

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Pasó una semana de esta conversación. Esta semana me había ocupado de hacer mia a Ángela cada noche, de hacerla reír y feliz. Pasé mucho tiempo junto a Mateo y la que ahora será mi mujer por el resto de mis días. Estábamos aterrizando en Roma, Ángela estaba durmiendo a mi lado y Mateo jugando con un cochecito que sus abuelos le habían regalado.

Recordé la Noche Vieja que pasamos, fue diferente para mi pero también fue rara, mis padres no se encontraban a mi lado. Había hablado con ellos varias veces que yo había llamado y otras tantas que mi padre me llamó para decirme que mi madre se había vuelto loca.

Cuando les dije que estábamos en España y que de los tres hijos que tenían ninguno pasaría Noche Vieja con ellos, mi madre se puso como loca a buscar un viaje para ellos dos, según ella a recuperar la pasión y el tiempo que nosotros les habíamos robado. Mi padre se estaba volviendo loco porque ella estuvo tres días cambiando de destino y perdieron miles de euros por las cancelaciones de mi madre. No, no compraba el seguro de viaje. Bueno si, lo compró con el destino que al final eligió y nunca canceló, se irían a Tailandia.

Carlo cogió en brazos a Mateo y yo a mi mujer, así bajamos del avión. Llegando a casa fue mi pequeño el que se durmió y fue mi mujer la que se despertó.

-Hola – susurró con voz somnolienta – he dormido todo el viaje? – yo asentí.

La ayudé a bajar del coche y cogí al pequeño. Cuando entré en casa Ángela había descubierto una cosa que a mi se me había olvidado.Giulia

-Hola – mi mujer fue amable pero no recibió respuesta.

-Cariño – Giulia fue a tirarse a mis brazos pero yo se lo impedí acercándome a Ángela y poniéndole la mano en la cintura – que es esto?

-Giulia, ella es mi mujer. Nos hemos casado hace una semana. – su cara pasó por todos los colores.

-Hola Giulia – volvió a decir mi mujer esperando obtener contestación

-Tú ni me hables. Por que me has traído aquí? – ahora se dirigía a mi.

-Amor – Ángela me miró – lleva al pequeño a dormir y ven al despacho ahora.

Ella asintió y se marchó. A Giulia le indiqué el camino hacia el despacho.

-Por qué? – le pregunté nada más entrar

-Porque qué?

-Eres la mujer de mi enemigo, eres la mujer del ruso y te has metido en mi casa y en mi cama.

-Él me ha engañado, me secuestró, me separó de mi familia y abusó de mi. Cuando se cansó me metió en el prostíbulo en el que tus hombres me encontraron. – Ángela entró en el despacho y se quedó apartada.

-Aun así me engañaste – mentirosa, falsa, puta, pensé – he hablado con tu marido, ahora mismo está aparcando – su cara volvió a cambiar de color – Giulia el prostíbulo donde estabas es mío. Entraste ahí porque te dio la gana.

De repente la puerta se abrió y el ruso, mi mayor enemigo entraba en mi despacho. Miró a mi mujer pero su mirada fue dirigida rápidamente hacia la suya.

-Aquí no – alcé la voz viendo sus intenciones y él se relajó – se metió en mi casa diciendo que necesitaba el dinero. Le di trabajo de niñera pero un día se escapó y pidió trabajo en uno de mis prostíbulos, hasta la semana pasada que mis hombres la encontraron.

-Te acostaste con ella? – me preguntó y yo asentí.

-Lo siento, no sabía que era tú mujer ni mucho menos que era una mujer casada.

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora