-Mateo – los gritos de Ángela llenaron otra vez la casa – llevas el traje puesto?
-Si mamá.
-Max – ahora dudaba de si me llamaba a mí o al pequeño – Max padre – si, era a mi – has cambiado a Max hijo?
-Siiiiiiiiii – era la décima vez que me lo preguntaba.
-Ya estamos todos entonces.
Al final no bautizamos a los niños, decidimos no hacerlo. Pero sí, hoy era la presentación del heredero, de mi heredero. Tocaba cena en un restaurante.
Ángela bajó las escaleras sujetando su vestido negro, y en el otro brazo llevaba al pequeño Hugo que ya empezaba a dar guerra, mucha.
-Mamaaaaaa – miré hacia Matteo
-Max – regañé al pequeño que estaba en mis brazos y que tiraba del pelo a su hermano – suelta – se negó – venga suelta y no le tires del pelo.
-Mamaaaaaaa – volvió a escucharse el grito de Matteo
-VALE YAAAAAAAAAA – joder, se acababa de dejar los pulmones – tú al coche, tú al coche tbn y llévate al pequeño.
Ángela hoy estaba más contenta, por fin yo había solucionado varios temas y podía dedicarle más tiempo a mi pareja. Rodeado de mis tres hijos, si, me había colocado en brazos también al pequeño, me esperé fuera del coche.
-Jefe, le ayudo?
-Si Alessio, como no los meta en el coche y en su asiento Ángela me cruje.
Un cuarto de hora después de pelear con los cinturones salimos. Menos mal.
Llegamos al restaurante de Karim. Era el único que tenía un salón tan grande que entraban 500 personas. Esta vez iban mis hombres y sus familias. Entramos en un salón decorado en blanco y azul, sí, lo decoraron en azul por que era un niño. Ángela pegó el grito en el cielo cuando se enteró de la decoración que mi madre escogió pero tampoco lo cambió.
Nos sentaron en una mesa alargada donde estaba sentada toda mi familia y comenzamos a recibir felicitaciones y los mejores deseos de cada uno de ellos.
-Buenas Noches a todos. Antes que nada, quiero agradeceros el estar presentes y acompañar a mi familia en un día tan especial. Pero hoy no consiste en hablar de vuestros servicios, protección, en general de nuestro trabajo. Hoy voy a hablaros de ella – miré a Ángela – llegó indirectamente a mi vida hace unos años, a través de Matteo para luego aparecer y entrar tanto en mi casa como en mi corazón, adueñarse de todo aquello que yo represento, hacer suyo cada pensamiento y cada latido de mi corazón – comenzó a llorar – y si no fuera por ella quizás no podría hablar de esas tres maravillas que están a su lado. Gracias amor, gracias por ser tu mi mujer, por ser la madre de mis hijos, por aguantarme, amarme y enfadarme – todo se llenó de risas – gracias por traer a Max al mundo y decidir su nombre, por dejar y estar de acuerdo en que nuestro hijo será mi heredero. Por que para eso estamos señores, para deciros que nuestro trabajo y todo lo que mi padre ha conseguido y yo he complementado, todo eso lo heredará Max el día que yo falte. Por que mi mafia y mi familia – refiriéndome a ellos – tiene un nuevo dueño y ese es mi segundo hijo Massimo de Luca.
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-Por qué haces esto? – tenía el arma apuntándome al pecho
-Porque siempre han sido los otros dos, nunca me has querido.
-Eso es mentira, aunque no lleves mi sangre siempre te he querido como uno más y lo sabes.
-Porqué él entonces? Por qué ¿ - gritó cada vez más nervioso.
-Porque esas son las reglas y llevan siglos respetándose.
-No es justo, lo he dado todo y nunca he sido perfecto.
-Siempre has sido perfecto, cada uno lo es a su manera – estaba siendo traicionado.
-No, y por eso mismo hoy vas a morir.
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Hijo de la Mafia
RomantikFrancesca D'Agostini una policía encubierta lleva tres años intentando que Max de Luca, el hijo del mafioso Massimo y Ada de Luca, se fije en ella. Tres años en los que ha olvidado como realmente se llama, tres años en los cuales su hijo ha pasado a...