Que alguien te haga sentir cosas sin ponerte un dedo encima, es admirable.

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Los demás se despidieron de mí y cuando la busqué con la mirada estaba abrazando a aquel niño vestido con traje. Joder, era su hijo y ni siquiera eso me lo había dicho, me lo había escondido también diciéndome que era su hermano. Sintiendo su mirada en mi espalda le dio un beso en la frente al pequeño y se acercó a mí.

-Nos vamos.

-Necesito cambiarme.

-No, solo es una hora de viaje y la haremos en coche. Las maletas también las ha preparado Mónica.

Asintió y me siguió hacia el coche. Sí iríamos en un audi negro y otros dos más iban detrás con cuatro hombres en cada uno. La ayudé a subirse en el asiento del copiloto, más bien a guardar su vestido que era blanco, pero no podría decir más. Rodeé el coche y una vez dentro lo arranqué. Encendí la radio y comencé a conducir en silencio.

Una hora después aparqué el coche frente a Villa Merced y ella abrió la puerta de su coche.Después de llamar la atención en la recepción del hotel ya que ella iba vestida de novia, nos dieron una habitación normal y corriente en la primera planta del hotel donde más habitaciones libres había y mis hombres las podían ocupar.

Subimos en el ascensor y Carlo nos dejó las maletas encima de la cama. Miré el reloj que había colgado en la pared e indicaban las 6 de la tarde.

-Jefe estaremos en las habitaciones contiguas, si necesita cualquier cosa nos llama.

-Gracias Carlo – dije ausente mientras escuchaba sus pasos y la puerta cerrarse.

-Voy a darme una ducha – dijo ella antes de sacar ropa de su maleta.

-No – ella se quedó parada en medio de la habitación con la ropa en las manos – lo harás antes de irnos a cenar.

Me acerqué a ella de manera agresiva, la haría mía si, pero no le haría el amor. Esta noche iba a ser muy distinta a como me la había imaginado todos estos días. Directamente le arranqué el vestido de su cuerpo, rompiéndolo. La tiré a la cama y me subí encima suya evitando cualquier beso, evitando rozar sus labios con los míos. Entré bruscamente en ella sin esperar siquiera a que sus partes estuvieran lo suficientemente lubricadas como para facilitar la tarea. Escuche sus quejidos al principio, aquellos que dieron lugar a unos gemidos muy placenteros mientras ella arañaba mi espalda. Cuando llegamos al climax me aparté y me fui a la ducha, dejándola sola en la cama sin siquiera mirarla.

-Todo bien? – me preguntó al salir – estás raro, llevas todo el día igual. Entiendo que ninguno de los dos se casó por amor, pero no sé, esperaba otra cosa.

-No sucede nada, solo problemas en el trabajo – le dije deseando que no fuera a hacer ningún comentario, ni siquiera una simple pregunta ya que le soltaría que sé toda la verdad, toda.

FRANCESCA

Vestida de novia frente a la ventana de la habitación de Pamela, viendo todo aquello que los hombres de Max habían organizado. No me sentí mal cuando Massimo me había hecho firmar esos papeles, de hecho lo veo muy normal. Son millonarios y como tal funcionan y actúan. Defienden todo lo que tienen y todo lo que han conseguido con un duro trabajo.

-Francesca – mi suegra entró en la habitación y en su mirada vi algo muy diferente al cariño que el otro día reflejaron sus ojos pero no sabía explicarlo – todos están abajo.

-No vendrá Pamela? Me falta ponerme el colgante – se lo enseñé y ella me ayudó.

-Creo que debería callarme – agachó la cabeza y sonrió – pero soy una persona muy protectora con su familia - se quedó callada.

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora