Al final todo sale bien, y si no sale bien es que no es el final.

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-No te preocupes, encuéntrala, eso es lo más importante. – sonreí tristemente y me fui de casa.

Mis hombres y los de mis padres estaban buscando a África, hasta que supe que mamá la había encontrado. Me dirigí al puente donde ella estaba, sí se encontraba debajo del puente fumándose la base de coca. Aparqué el coche y vi a mi madre ahí con ella.

-Esto es lo que te he enseñado? – le gritaba mientras mi hermana estaba de rodillas llorando – dime maldita niña, así te he educado yo?

-Mamá –susurró ella – mamá – se acercó y la abrazó por las piernas

-Mamá no, basta ya África, entra en razón o yo misma te haré reaccionar.

-Estás muerta, mamá, estás muerta.

-Mamá – ella me miró a los ojos y vi el dolor reflejado en ellos – es mejor que la llevemos a la clínica, ahora mismo no está consciente y te está confundiendo con un fantasma.

-No la llevaré a ninguna clínica.

-Ada – intervino mi padre pero ella no le dejó terminar.

-Ni Ada ni nada Massimo, tú hija ha escapado ya un montón de veces de esa clínica así que se viene con nosotros a casa.

Ella misma la enganchó del brazo y la levantó para luego caminar con ella hacia su coche.

-Que hará? Podrá con ella – me refería a que mi madre se derrumbará al ver sufrir a su niña pequeña

-No hijo, tú madre podrá con ella y tú hermana volverá a ser la misma loca de siempre - una sonrisa se formó en sus labios – venga, vuelve a casa con tu familia que es tarde.

De camino hacia el coche miré el reloj que llevaba y marcaban las 3:45 de la mañana. Cuando llegué, media hora después, la casa estaba en total silencio, solo se escuchaban los pasos de los guardias que tenía colocados en todos los puntos estratégicos. Pasé por la habitación de Mateo y no lo encontré así que supuse donde estaría. Cuando entré, sin hacer mucho ruido vi a Emma dormir junto al pequeño. Este último tenía en una mano un mechón de su madre. Me acerqué hasta la cama y les di un beso a los dos en la frente. El enano ni se inmutó pero Emma abrió los ojos asustada.

-Soy yo – susurré cerca de sus labios, dándole otro.

-Lo siento, no podía dormir y .

-No te preocupes, se puede quedar aquí – le sonreí para tranquilizarla.

Apagué la luz de la mesita y yo me fui a la ducha. El mismo cansancio del cuerpo aumentó cuando salí de la ducha con agua caliente, esta había relajado mis músculos totalmente. Me sequé con una toalla y me puse unos bóxer. Volví a la habitación y solo se encontraba Emma.

-Mateo? – me senté en la cama y suspiré

-En su habitación. Me llevé un susto al ver a gente en casa – sonrío y yo no le contesté – la habéis encontrado?

-Si – me tumbé y cerré los ojos – mañana iré a verla.

-Descansa – me besó la mejilla y yo cerré los ojos.

Me desperté y miré el reloj. Eran las 12 del mediodía. Me puse el traje negro con una camisa gris. Era lunes y suponía que Emma se había ido a la universidad pero no, esta vez estaba en casa junto a Mateo en la cocina.

-Buenos días – saludé y me contestaron ella y Mónica

-Como has dormido? – se levantó del suelo y se acercó a mi

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora