Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve.

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Me senté en la cama, joder, no habíamos terminado con uno y hemos empezado con otro.Atendí la llamada que me sacó de mis pensamientos.

-Max, iros de casa. Van a por ti hijo, vete con tu familia de Italia.

-Ángela, Mateo – comencé a gritar igual que loco – Carlo, Alessio a los coches. A los coches.

Salimos con el coche por un camino escondido en el bosque, un camino que solo mis hombres y yo conocíamos. Todos estábamos nerviosos. No sabía realmente a que se debía esa llamada de mi hijo pero cuando estuviéramos a salvo se lo preguntaría. No podíamos ir tampoco a España, ahí seguramente nos buscarían. Quién demonios iría a por mi?

Llegamos al aeropuerto y di la orden de que mi familia se fuera dentro cuanto antes.

-Carlo,tú tienes familia – este asintió – quédate bajo las órdenes de mi padre y me mantienes informado.

-Si jefe.

Después de cinco horas de vuelo llegamos a Rumania. Lo primero que hicimos fue ir hacia un hotel.

-Qué sucede? – me preguntó Ángela

-Alguien iba a por nosotros. Estaremos un tiempo indefinido aquí.

-Sabes quién es? – negué con la cabeza – qué quería?

-No sé nada Ángela, mis hombres están en ello.

Los siguientes días estuve pegado al teléfono, un teléfono que no tenía localizador y que solo utilizaban en el ejército. Ángela cada día estaba de peor humor y tenía miedo, quizás volvería a tener los mismos problemas que en el embarazo de Max.

-Ángela – entré en la habitación – debo volver.

-Qué ¿ - no quiso gritar ya que los niños estaban durmiendo.

-Debo volver a Italia.

-Vale, espera que despierte a Matteo – comenzó a hablar.

-No, tú te vas a España junto a tus padres y más teniendo en cuenta el nuevo embarazo, yo me iré a Italia.

FRANCESCA

Estaba alucinando y tampoco podía ponerme histérica aunque tuviera muchas ganas, pero lo más importante era la familia y en ese caso nosotros debíamos permanecer ocultos. Me subí otra vez al avión que me llevaría junto a mis padres. Max y yo quedamos en decir que teníamos problemas, que habíamos discutido.

-Mamá, dónde vamos?

-Vamos a ver a los abuelos cariño. Ya te puedes desabrochar el cinturón y jugar.

Cinco horas de vuelo en las que me quedé pegada al teléfono esperando noticias, pero era consciente de que no las tendría.

Bajé las escaleras del avión y ahí me estaban esperando cuatro hombres con un coche. Eran hombres de Max que me llevaron a casa de mis padres. Estaba anocheciendo cuando llamé otra vez a casa de mis padres.

-Hija – mi madre me abrazó – ya me avisó Max de que vendrías.

Un mes, dos, tres y así hasta siete meses después sin estar junto a mi marido, sin que mis hijos vieran a su padre.

-Ángela – gritó mi madre mientras me estaba preparando un té – has roto aguas.

Efectivamente, toda estaba mojada. Una hora después en el hospital estaba dando a luz.

-Hay complicaciones, tendremos que hacerle una césarea.

-Qué sucede? – pregunté yo

-El bebé viene de culo y no lo podemos colocar.

MAX

Han pasado siete meses desde que no veía a mis hijos y a mi mujer. Hablaba con sus padres y con ella pero muy poco. Me dediqué a buscar al hijo de puta que incendió mi casa, al que separó una familia.

-Jefe – Carlo entró en el despacho –hemos localizado al cabrón.

Me puse el chaleco antibalas y cogí mis pistolas y mi rifle. El desgraciado estaba escondido en una nave mia, quién demonios iba a sospechar de ello.

Dejamos los coches a más de cinco metros para que no pudieran escuchar el ruido de los motores. Rodeamos la nave dónde tenía la droga preparada para salir y dos de mis hombres entraron como si nada estaría pasando. Los demás entramos por las ventanas que estos nos iban abriendo y así fue como la ví.

-Despacio, date la vuelta – la apunté con el rifle – despacio o te pego un tiro.

Giulia, vestida y maquillada de payaso, me miró.

-Tú no estabas muerta? – su risa fue terrorífica.

-No, vine a por ti mi amor. – se acercó a mi e intentó acariciarme la cara.

-Giulia, que te ha pasado?

La miré horrorizado, ya que lo que parecía ser pintura roja era sangre seca, la boca la tenía herida, se la había cortado en los lados haciéndola más grande.

-Nada, me operé para ser más atractiva para ti.

-Pero Giulia, como te has hecho esto?

Estaba débil, estaba loca.

-He hecho cualquier cosa para poder estar contigo. Sabes, tú hermana África es tan guapa y pronto me acompañará, pronto estará conmigo. Tenía pensado ir esta tarde a por ella, pero ya que tú estás aquí, me quedo contigo.

-Giulia, ven.

-Noooo – cambió de humor – no te me acerques – comenzó a llorar – tú me vas a engañar, vas a hacer que me maten.

-Quiénes? – se quedó en silencio – estamos solos Giulia – mentira, en su espalda tenía la puntería de varios rifles – dime por que haces esto?

-Por que tú eres mio, eras mio hasta que llegó esa. Gracias a ti escapé de mis peores pesadillas, gracias a ti escape de los fantasmas de mi familia – joder, estaban todas locas pensé – cuando estaba en tus brazos las pesadillas de mi familia muerta no aparecían.

-Qué le pasó a tú familia?

-La maté, mis padres solo querían a mis hermanas y a mi me encerraron en el sótano diciendo que estaba poseída y una noche los maté a todos. La siguiente será tú familia, tus padres tienen una bomba en su casa – de reojo vi como Carlo se alejó para llamar a mis padres – tú mujer es la que se me ha escapado pero no importa amor – intentó acariciarme – morirá tarde o temprano. África – se quedó pensativa unos instantes – ella con su juventud, con su alegría, a ella le tengo preparado otra cosa – señaló hacia un fardo de cocaína – volverá a ser la drogadicta y no nos tendremos que manchar las manos de sangre amor, ella misma se matará.

La sangre hervía en mi interior pero no podía matarla todavía.

-Hay algujen más ayudándote? – ella negó – no cariño, todo lo he hecho yo, todo lo he planeado yo. Soy la mujer perfecta para un mafioso.

-Seguro que no hay nadie más? – decidí jugar su juego – cariño si hay alguien más debes decírmelo para así eliminarlo y llevarte tú todo el mérito – sus ojos se abrieron inmediatamente – así mis hombres te tendrán un respecto inmenso y solo a ti.

-No amor, no hay nadie más.

-Voy a llamar a Ángela para pedirle el divorcio y luego planear su asesinato.

Ella comenzó a saltar de alegría igual que una niña, que pena, porque solo respiraría durante un segundo más. Salí fuera de la nave y los tiros se comenzaron a escuchar.

-Jefe, su familia está bien. Sus padres y África se habían ido a comer fuera y los hombres están buscando la bomba.

-Muy bien Carlo. El procedimiento es el mismo pero aseguraros esta vez de que nadie la estaba ayudando.

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora