En multimedia Nick.
Quien dijo que este iba a hacer un partido pacífico y para divertirnos, pues déjenme decirles que no lo será... Aquí correrá sangre si era necesario para ganar señores.
A nuestro equipo formado por mis amigos, las perristas, cuatro chicos más y obviamente yo, nos tocó sacar primero. Alana se puso en un extremo al final de la cancha en posición de saque, poniendo un pie adelante y otro atrás con el torso ligeramente doblado, sosteniendo la pelota con una mano para después golpearla con un balanceo de brazo, pero sin la suficiente fuerza, ya que la misma no alcanzó ni a cruzar la mitad de nuestra cancha. Desde atrás, con un golpe que alguno de mis compañeros le dio, obtuvo la suficiente fuerza como para que no cayera.
Rápidamente y aprovechando que la pelota todavía estaba en el aire, me acerqué lo suficiente hasta la red y cuando estuvo cerca salté para golpearla con fuerza hacia a abajo, logrando que diera directo con suelo enemigo. Ninguno de ellos se movió hacia adelante porque creyeron que la enviaría más lejos, no tan cerca de la red.
-¡Bien, Alexa! -gritó Luce contenta.
No nos dio tiempo de seguir con nuestro festejo, que para cuando miré hacia al frente ya venía la pelota de nuevo. Miller había sacado y con toda la fuerza que tenía... Ashely la golpeó, luego Luce y finalmente Tyler, quien logró que cayera del otro lado de la red. Amanda la recibió para golpearla, enviándola de regreso. Con algo, bastante en realidad, de enojo Ashely se la devolvió, siendo imposible para ella responder.
-¡Sí! ¡En tu cara! -chilló emocionada, chocando cinco con Alana, mientras la perra las fulminaba con la mirada.
Debo admitir que hizo un buen trabajo.
Nick se puso en un extremo y sacó. Una de las chicas de nuestro equipo corrió hacia a atrás y la golpeó, devolviéndoselas. Miller, con su para nada temor a golpearla muy fuerte y arrancarle la cabeza a alguien, la golpeó con mucha fuerza. Traté de no temerle, y con un poco menos de fuerza que la suya, la golpeé nuevamente.
Así estuvimos por un buen rato, devolviéndonos la pelota en un sucesivo vaivén. Parecía que solo estábamos nosotros, la cancha se había vuelto toda nuestra... Ooh, es que literalmente lo era, acababa de percatarme que los demás se habían salido y estaban mirando atentos a nuestro enfrentamiento.
Nunca me consideré muy buena que digamos en voleibol, pero al parecer sí lo era. Vaya descubrimiento. A veces crees que no eres muy bueno en algo, hasta que te toca hacerlo y ahí lo descubres...
Por estar pensando tanto, casi me como un pelotazo en la cara y por esquivarlo, me hice hacia a atrás resbalando con no sé qué y caí fuertemente al suelo golpeándome en la cabeza.
-Ay... Mierda -me quejé tirada desde el suelo. Rápidamente todos se acercaron diciendo cosas que no logré escuchar en un principio, supongo que por el aturdimiento.
-¿Te duele mucho? -preguntó Miller, ceñudo, mirándome desde arriba. Parecía preocupado... Creo.
Habían formado un gran círculo a mi alrededor, algunos estaban arrodillados y tenían caras bastante preocupadas, a excepción de las perristas que se reían "discretamente" de mi desgracia.
Que perras.
-¿Alexandra, te encuentras bien? -preguntó mi profesora.
-No, por supuesto que no... Perdimos -me seguí quejando, dejando a algunos confundidos y a otros riendo.
-Y yo pensando que me quedaba sin mejor amiga -esa fue Luce, quejándose por mis quejas. Seguro creyó que estaba a dolorida, pero lo cierto era que no me dolía nada... Que extraño.
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El Idiota, el Odio y yo. © |#1| (Editando)
Teen FictionCuando Alexa regresa a su país natal, todo parece haber seguido igual a antes de que se fuera. Sin embargo, muchas cosas cambiaron desde entonces; la escuela, las personas, e incluso hasta su vida misma. Pero lo que más cambió fue cuando conoció a...