En multimedia Luce.
Como era de esperarse, de la misma manera como acabé con Alex, lo hice con Ryan. Ambos terminaron enojados he indignados porque una chica les había ganado. Machistas. Parecían niñitos que no aceptaban su derrota.
Papá llamó para avisar que vendría a cenar y como al parecer Ryan era amigo de la casa por cuatro años consecutivos, se quedaría. Esperaríamos hasta que él llegara y cenaríamos todos juntos.
Ahora nos encontrábamos en la sala viendo una película llamada Buenos Vecinos. Muy buena a decir verdad.
—¿Por qué no tengo a un, Zac, Efron, en mi vida? —pregunté a nadie en específico.
—Yo seré tu, Zac, o quien tú quieras, amor —dijo Ryan en un tono seductor, ganándose un zape en la nuca por parte de mi hermano.
—Idiota —gruñó y nosotros solo reímos.
—Me parece genial —sonreí siguiéndole el juego—. Gracias, bebé —besé su mejilla y este de inmediato se sonrojó.
Ignoré el hecho de que mi hermano nos asesinaba con la mirada y de que Ryan se sonrojara. Al fin y al cabo solo jugábamos para fastidiarlo.
[...]
Terminamos de ver la película y al rato llegó mi padre.
—¿Cómo están hijos? —preguntó una vez que entró a la sala.
—Bien —contestamos al unísono.
—¿Qué tal, Ryan? —se dirigió a nuestro amigo.
Sí, ahora también era mi amigo. Resulta ser que era un chico genial, ambos nos agradamos y complotamos a la hora de molestar a Alex.
—Bien señor, Smith, gracias —contestó con una sonrisa.
—Por favor, hijo, ¿cuántas veces tengo que decirte que solo me llames, Mark? —preguntó mi padre—, ¿eres amigo de mi hijo por cuánto...? ¿Cuatro años? Y aún me sigues llamando señor, Smith —dijo con fingida indignación.
—Lo siento, aún no me acostumbro señ... —se retractó—, Mark —respondió rascándose la nuca nervioso.
—Está bien, no te preocupes —contestó restándole importancia—. Bueno, vamos a cenar —todos asentimos y nos dirigimos hacia el comedor, donde Ali nos sirvió unos exquisitos spaghettis a la boloñesa.
[...]
La cena transcurrió normal, bueno, aunque teniendo a un Alex y Ryan juntos, nada lo era con ellos. Ryan se fue poco después de terminar con la cena, ya que mañana había instituto.
Lo que me pareció extraño fue que los chicos en ningún momento tocaran el tema de lo ocurrido esta mañana. Lo cual agradezco porque hablar de ello solo me haría enfadar aún más con la estúpida de Ashely.
Lo bueno es que mañana era viernes, el día más bonito y esperado por todos. A algunos les gustaba salir de fiesta, tener sexo y beber alcohol hasta perder la conciencia. Al contrario de otros que simplemente nos gustaba quedarnos en casa disfrutando de una linda película comiendo chocolates y frituras. Aunque había otra cosa que también me encantaba hacer en Argentina los viernes por la noche, pero creo que eso aquí sería completamente imposible.
Estaba en mi cama con la pijama puesta y ya lista para dormirme. Apagué mi lámpara, me acomodé mejor y cerré mis ojos quedando inconsciente a los pocos minutos.
[...]
La alarma sonó y por primera vez en mi corta existencia podía decir que me alegraba escucharla. Prefería mil y un veces mi alarma antes de a un Alex gritando en mi oído, ¿quién no? Aunque de igual modo no podría hacerlo porque anoche antes de acostarme me aseguré de cerrar con el pestillo por si las dudas.
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El Idiota, el Odio y yo. © |#1| (Editando)
Novela JuvenilCuando Alexa regresa a su país natal, todo parece haber seguido igual a antes de que se fuera. Sin embargo, muchas cosas cambiaron desde entonces; la escuela, las personas, e incluso hasta su vida misma. Pero lo que más cambió fue cuando conoció a...