En multimedia Dylan.
—A ver... vamos despacio porque sinceramente no recuerdo ni la mitad de tus preguntas —contesté sincera.
—Bueno, vamos de nuevo con la pregunta más importante... —respondió aún más molesto que antes—, ¡¿quién carajos es, Martin?! —gritó histérico.
—¡A mí no me grites, Alex! —grité de igual modo, o incluso más alto que él.
—Ok... —respiró profundo y luego exhaló tratando de bajarle un poco a los humos—. Lo siento, tienes razón, no debí gritarte hermanita —se disculpó, realmente parecía apenado por su reacción—, ¿pero me puedes decir quién es ese tal, Martin? —preguntó esta vez calmado, así que asentí.
—Martin, Garrix... —solté un poco avergonzada—. El famoso y guapísimo DJ del cual estoy enamorada —ambos suspiraron comprendiéndolo todo.
—Aah... Ahora entiendo —dijo asintiendo—, ¿pero por qué nunca me contaste sobre él? —preguntó, parecía un poco decepcionado porque nosotros siempre nos contábamos todo.
—Ahm, bueno porque... —en realidad no tengo ni idea del por qué nunca se lo conté—, no lo sé —confesé sin más—, ¿y, entonces, por qué me despertaron? —pregunté cambiando de tema, ya que no sabía qué más decir.
—Porque tenías cautivo a mi pobre brazo —contestó Alex—. Aunque de hecho aún lo tienes... ¡devuélvelo, ladrona! —chilló fingiendo estar indignado a lo que Ryan y yo estallamos en carcajadas.
Miré el brazo de Alexín que, como él dijo, aún mantenía, "cautivo". En realidad solo lo tenía abrazado fuertemente.
Mierda... qué vergüenza.
Todo este tiempo pensé que abrazaba a mi lindo Martin... cuando la realidad era que se trataba del brazo de mi hermano.
Agh, qué decepción.
—Ahm.... Esto, yo... —sentí cómo en mis mejillas comenzaba a sentir calor.
Todavía tenía su palma extendida en mi cara, sí, aún no me movía. Solté a Alex y me incorporé lentamente por lo que pude apreciar cómo este quitó su mano observándola asqueado, ¿pero por qué...? Noté que mi mejilla se encontraba húmeda. Ooh... Ya entiendo el por qué estaba tan asqueado, claramente era porque tenía toda mi baba en su mano.
—Yo... l-o lo si-ento —trartamude sintiendo como mi rostro ardía de la vergüenza, convirtiéndome de este modo en el lindo tomatito que todos conocemos.
[...]
3 semanas después.
Las semanas habían transcurrido normal, o eso creía. Conocí un poco mejor a Ryan y a Tyler, por lo que sin dudas ambos eran unos idiotas... en el buen sentido claro está.
Hoy era miércoles y yo aquí, medio acostada en mi pupitre en la odiosa y aburrida clase de historia. Con el profesor Woodley, un viejo fanfarrón y regordete con grandes gafas redondas, que sin dudas me odia y bueno... digamos que yo a él también, así que supongo que era un sentimiento mutuo.
En verdad nunca iba a lograr entender la historia, bueno sí la entiendo a medias, pero era algo. El punto era que no lograba entender el concepto de esta materia, ¿por qué nos hacían aprender cosas del pasado que a nadie le importa? Entiendo que fueron grandes personas que lo dieron todo por su patria, etc; pero de ahí a tener que aprender todo lo que hicieron y eso... Uff, era demasiado.
Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no cerrar mis ojos. Sin embargo no había caso, cada dos segundos se me volvían a cerrar solos. Espero que el profesor no lo notara, aunque lo dudo, ya que mi compañera de adelante me tapaba y yo tenía mi cabello en prácticamente toda la cara.
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El Idiota, el Odio y yo. © |#1| (Editando)
Novela JuvenilCuando Alexa regresa a su país natal, todo parece haber seguido igual a antes de que se fuera. Sin embargo, muchas cosas cambiaron desde entonces; la escuela, las personas, e incluso hasta su vida misma. Pero lo que más cambió fue cuando conoció a...