Mi Dragón

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A quien lea:

FELIZ NAVIDAD!!!! La celebres o no, te deseo una buena noche buena, armonía, unión, comida... sí comida y alegría. Así que feliz navidad! chau ^-^

Nath

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Mis vacaciones fueron tan normales como podían ser tras la revelación que tuve sobre Voldemort y todo lo que eso incluía, intenté pasar tanto tiempo con Draco como nuestras madres no lo permitieran, a su teoría la mansión tenía demasiadas habitaciones y pasadizos "peligrosos" como para no estar atentas de donde estábamos, por momentos era molesto y otras veces cómico, en ocasiones incluso estábamos hablando y cual mujeres celosas fueran, con un motivo improvisado mi madre venía por mí y la suya le llamaba logrando que tomáramos caminos opuestos, nos dábamos cuenta, por más sutiles que fueran sabíamos porque lo hacían, pero en el fondo no lograba disgustarnos, cuando volvíamos a encontrarnos nos servía de tema y olvidarnos de la tensión que había cada día al punto de burlarnos de ellas, obvio está que no podían saberlo, pero es que era demasiado obvio lo que querían evitar.

Las únicas veces en que me rehusaba a volver a hablarle era cuando Bellatrix llegaba a donde estuviéramos y le ordenaba que fuera con la señora Malfoy, era obedecida inmediatamente y se quedaba con la mirada fija en mí, yo tragaba lento sintiendo que me invadía el temor cada vez que quedábamos las dos sin dirigirnos la palabra, pero por suerte siempre retomaba su camino a los pocos segundos, y así mis vacaciones iban llegando a su fin, Daphne se escribía con Theo casi todos los días, ¡que bonitos y románticos eran!, pensaba cada vez que notaba la sonrisa de mi hermana al leer o más aun al escribir las cartas, olvidándose del mundo por completo... siendo honesta añoraba eso, tanto que siempre terminaba abrazando al gatico blanco sentada en el sillón frente a mi hermana queriendo ser ella; y justo cuando mi vida estaba retomando su normalidad de desvelos nocturnos hablando con mi hermana mientras comíamos pudin y nos iluminaba la tenue luz de una vela, todo recobró las tinieblas de las que me había logrado olvidar.

Faltaban unas semanas para volver al colegio, el verano comenzaba a volverse otoño lo que me tenía de buen humor casi todos los días, hasta que llegó el día de juicio de Lucius Malfoy, fue condenado a Azkaban obviamente, pero Draco y su madre dejaron el tribunal antes que dictaran la sentencia; mi madre nos pidió permanecer ocupadas ese día, como fuera era una situación familiar que solo debía importarles a ellos dos, pero no pude, estuve en mi habitación jurándome no salir, pero en cuanto escuché la puerta, abrí para ver si eran ellos, así fue, entraron a la mansión, colgaron la gabardina en el perchero con una sincronía perfecta, vi a su madre rozarle la mejilla y sin siquiera pronunciar palabra subieron al segundo piso separándose para ir cada uno a su habitación

Mi madre tenía razón, estaban en su propio mundo, ocupados con sus pensamientos y era tal el ensimismamiento que ni siquiera notaron la puerta abierta o mi presencia bajo el umbral de la misma, seguí con la mirada a Draco dando un leve respingo al escuchar el azote de las puertas y quise ir a hablar con él, sin embargo justo antes de golpear preferí hacerle caso a mi madre y volver a mi habitación. Pase el día entero queriendo hablar con él, pero de hecho, volvimos a ver a nuestros anfitriones tres días después del juicio, cuando Bellatrix una vez más irrumpió en la casa y horas más tarde la reunión de magos volvía a ejecutarse en el comedor principal.

Mi madre nos tomó de las manos y nos llevó a su habitación antes que la reunión iniciara, moría por salir y saber que ocurría, pero aquello al parecer no era de nuestra incumbencia, intenté engañarla para que saliera de la habitación y así poder bajar a escuchar lo que hablaban en el comedor, pero ni siquiera se movió de la butaca en que estaba sentada... Voldemort era peor que un dementor, era tan obvio cuando llegaba a la casa y cuando se iba, el ambiente se transformaba inmediatamente, la tensión casi que se podía tocar pero de hecho fue una reunión corta, media hora después de haberse reunido, mi padre llamó a la puerta abriendo con lentitud para decirnos que ya podíamos bajar y eso hicimos

Él y Yo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora