Capítulo 9

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Salimos corriendo por la puerta más cercana. No sabía a dónde dirigirnos solo corría con ella agarrada de la mano.
-Si sigues así me vas a arrancar el brazo- dijo Poché quejandose- además creo que ya estamos lo suficientemente lejos como para que nos sigan.
Y tenía razón, ya estabamos 5 cuadras lejos del club.
-Lo siento- dije deteniendonos- la adrenalina no me dejaba detenerme.
-Lo entiendo, en serio, pero igual tengo que volver a ese club para continuar mi entrenamiento.
-Y yo por... Entrenamiento también-no era de todo mentira ya que el lugar donde suelo practicar está en remodelación pero no quería mencionar accidentlmente la sesión de fotos con los ejecutivos de ProviOne ya que no quiero que conozca esa faceta mía... Aún.
-Bueno, ya que escapamos con éxito de esos gorilas con traje, que te parece si comemos algo.
-No gracias, no tengo hambre-pero mi estómago rebelde empezó a sonar y me acordé que no comí mucho con los ejecutivos porque me dió vergüenza llenar más mi plato por lo que solo me puse un poco de ensalada y un pequeño pedazo de chiken grill.
-Tu estómago no dice lo mismo, en la esquina de esta cuadra hay un rico restaurant de pastas, ¿vamos?
-Vale-dije con los cachetes un poco ruborisados por las ocurrencias de mi órgano.
Llegamos a un un restaurante , era pequeño y acogedor. Al parecer ni había nadie más que nosotras.
Nos sentamos en una mesa y un joven alto, blancón de ojos verdes se nos acercó con la carta.
Ese chico era muy guapo, su cabello negro estaba perfectamente arreglado a un lado y la camisa le quedaba muy bien.
- Yo quiero una lasagna y un ice tea, por favor- Dijo con un tono tembloroso Poché.
Maldición, bueno, no puedo culparla, a mi también me parece muy lindo.
Tengo que pensar en qué ordenar.
- Mmmm... A mí sirveme un plato de spaghetti al pesto y una coca cola- dije esbozando una sonrisa cuando acabé la oración.
El mozo me dió una también, anotó todo lo ordenado y se fue.
Sé que Paula me va a regañar por la cantidad de calorias que voy a comer  pero en serio tengo hambre y no quiero que mi estómago vuelva a recordarmelo delante de Poché y menos que ahora tengo competencia al rededor.
-¡Qué lindo es ese mozo!, dijo Poché, pensé que me podría más celosa pero tiene razón.
- Siiii, viste sus ojos verdes, me encantan.
-¿Con qué te gustan los ojos verdes?- le dio un tonito de gracia e intriga.
-La verdad sí - levanté los hombros.
-Aparte del golf, los ojos verdes y ese chico, ¿qué más te gusta? - dijo Poché mirándome.
- Ese chico es lindo y todo lo que quieras pero no me gusta- sonreí - la verdad lo que más me gusta es tocar piano; cuando estoy enfrente de uno siento una conexión única como si pudiera transformar mis sentimientos en notas.- mi cabeza divagó entre recuerdos de mí aprendiendo a tocar hasta la última vez que toqué pero una parte de mí me volvió a la tierra.
-No me mires así, no soy rara, bueno no tanto- dije al ver que mi acompañante no hablaba y solo me miraba.
-Eres grandiosa-dijo ella en un susurro-Me gustaría escucharte algún día tocar el piano- lo dijo más fuerte.
-Espera sentada. - le di un guiño.
Hubo silencio por unos segundos pero no de esa clase que prefieres que te trague tierra sino de esos que no te sientes incomodo por tenerlos. Lo bueno es que así pude escuchar más atentamente la playlist del restaurante; al parecer ponen una mezcla de toda la música, desde reggeaton antiguo hasta baladas.
El mozo vino con 5 galletas en cada uno de los dos platitos que llevaba y lo puso delante de nosotras.
Ambas no miramos rara ya que no habíamos ordenado eso.
La casa invita unas galletas de cortesía- dijo este mostrando sus dientes perfectos, despejando nuestras dudas.
-Al parecer tiene mucha azúcar polvorizada mi postre.
Ella río fuerte- es azúcar pulverizada- dijo entre risas.
Entonces tiene mucha azúcar polvorizada.- rectifiqué
-Pul-ve-ri-za-da. Me volvió a corregir.
-Aaahhhhh, estoy quedando como una tonta.
-Vale, pulverizada. - dije.
-Yeiiii, ya era hora. - haciendo una cara de emoción y moviendo sus manitas hacia arriba de una forma peculiar.
Y entre risas por mi idiotez, nos las acabamos.
-Aquí está sus platos- dijo el apuesto mozo a los 7 minutos de haber acabado con las gallitas de cortesía.
-Gracias- dijimos al unísono.
Otra vez el silencio y comimos la mitad del plato así.
Al parecer a Poché le gusta mucho la lasagna porque cuando alcé la vista vi un pequeño destello en sus ojos verdes.
Empezó a tocar una canción muy bonita en los parlantes, creo que se llama Luna.
- Qué hermosa canción- dije ya que no la suelo escuchar, es más creo que solo lo he escuchado 3 veces y eso.
- Es Luna de Zoé - dijo con un tono que no pude descifrar del todo ya que era una mezcla de tristeza y alegría.
Poché volvió a jugar con sus manitas y se empezó a rascarse la cara.
Tengo que pensar en algo rápidamente, no quiero que se lastime.
Cogí mi pequeña botella de agua, puse el sorbete dentro de este, absorbí un poco y le lanzé unas gotitas a sus manos.
-Responde rápido o te mojo, comida favorita - dije.
Ella se secó las gotitas y puso una cara de confusión.
-Lasagna - dijo en 3 segundos.
-Si te pasas de ese tiempo te mojaré, ¿cuándo es tu cumpleaños? 1,2...
-31 de Octubre- dijo quitando sus manos de la cara.
-Película favorita, 1, 2,3...
-Serendipity- dijo cubriéndose las pequeñas gotas que le lansé. - Esto no es justo, tú también tienes que mojarte.
-Una más y te toca preguntar, vale- lo hice con una voz tierna y jugetona.
-Está bien-dijo con el mismo tono que el mío.
-¿Cuántos años tienes ? - tenía que preguntar eso, no es que tuviera relevancia para mí pero si es muy menor pues tengo que parar lo que siento.
-20.
Empecé a toser fuerte porque casi me ahogo y para completar el bochornoso momento, golpeé mi tomatodo y el líquido se derramó en mi pantalón.
-Dani, calmate y sólo enfócate en respirar. - dijo ella cogiendo mi mano.
- No puedo creerlo, eres mayor que yo- dije cuando pude volver en mí.
-Suelen decirme eso muy a menudo.
-Pues no los culpo.
Regresé el recipiente, ahora ya vacío, a mi maleta de golf. Miré mi pantalón y me di cuenta que tenía una super mancha de agua en mi entrepierna
-Maldición- dije bajito.- Poché voy un rato al baño.
-Vale.
Tengo que apurarme, no quiero causar ninguna incomodidad a ella.
Llegué al tocador y busqué el secador de manos. Genial, no hay. Ni modo papel será.
Me quité el pantalón, lo puse encima de la parte seca del lavado y le pasé papel por 2 minutos . No hubo tanto progreso como creía.
Haber Calle piensa, debe haber algo aquí que te ayude a secarlo.
Aquí no hay nada, solo el caño, un espejo y un bombillo. Eso es.
Puse mi pantalón en el bombillo, espere 4 minutos.
Increiblemente funcionó.
Me lo puse rápidamente y me dirigí a la meza.
Pude divisar a Poché hablando con el mesero y dándole su celular.
Algo dentro mío se rompió pero qué pensaba, que ella se iba a enamorar de mi, casarnos y tener una hija.
Con los celos abordandome, cogi la pimienta de la mesa cercana a mi y me dirigí hacia ellos.
En forma de coqueteo, le vertí la mitad del frasquito a la espalda del mesero. Este empezó a estornudar estrepitozamente, tanto que se le salía lágrima por los ojos, y a ciegas llegó al baño de caballeros.
-Dani-dijo con cólera Poché - ¡Qué hiciste!
-Nada, solo es que...
Digo que la verdad y le cuento que todo fue una ola de celos que tuve o le miento.
-Es que... - dijo ella esperando a que continuara la oración. 
- Es que no se conocen y ya te dió su número, además cómo sabes que él es una buena persona. Nonono, es muy pronto para que salgan y...
La cólera de Poché se tornó en risa.
-Osea que vas a estar hechando pimienta a cada persona que quiera invitarme a salir. - respiró y se calmó un poco - Si no mal recuerdo apenas te conozco un par de días, dónde está tu pimienta.
-Pues yo no te he pedido tu número. - contrataque.
-Cierto, bueno ya me voy. Ya está pagado la comida así que no te preocupes de eso.
Cogió sus cosas y se salió del restaurante.
No puedo dejar esto así.
Me robé un potecito de pimienta y salí tras de ella.

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