Capítulo 17: Viaje de regalos

3.4K 183 22
                                    

Escuchando de fondo el sonido de la puerta de casa de Lily abrirse y cerrarse, nuestra atención vuelve rápidamente a la serie que estamos viendo, mientras ambos estamos cómodamente tumbados y abrazados en la cama.

Ya hace varios días desde que Lucas intentó calmar las aguas en las dos casas, pero lo único que realmente consiguió fue que sustituyéramos una guerra de gritos y discusiones por una guerra fría.

Como si nuestras madres se hubieran puesto de acuerdo en intentarnos hacer sentir culpables por nuestra actitud, nos ignoran casi en la totalidad del dia, apenas dirigiéndose a nosotros para mandarnos alguna tarea o avisarnos a la hora de comer, creando un clima muy tenso.

Aunque al principio me gustaba eso de que nos dieran completa libertad, con el paso de los días se ha transformado en algo molesto, haciéndome sentir como si únicamente estorbásemos en casa, sobretodo cuando he tenido que hablar con alguna de ellas y me respondía en un tono condescendiente. Incluso cuando nuestros padres intentan relajar el ambiente, nuestras madres parecen decididas a castigarnos psicológicamente el tiempo que haga falta.

— Qué falso, ¿no? —comenta Ly sacándome de mis pensamientos para que vuelva a centrarme en la pantalla del portátil, abrazándome más a ella.

— Pues sí. —murmuro aunque no sé muy bien a que se refiere.

Concentrándome de nuevo el capítulo de la serie, voy acariciando con la mano que rodea a Ly su cuerpo distraídamente, tanto por encima como por debajo de la ropa, coincidiendo el momento en que mis dedos rozan su trasero con una escena sexual en la serie, la cual dura lo suficiente como para hacer que mi hombría comience a despertar al imaginarme en tal situación con Ly.

— Dy, espero que lo que siento en mi espalda sea porque me has tocado el culo, y no por ver un par de tetas de una actriz barata. —dice falsamente ofendida Ly, girándose mínimamente para mirarme con una sonrisa.

— ¿Ella? No te llega ni a la suela del zapato, tú tienes mejor delantera. —murmuro escuchando su risa cuando mi mano sube para palpar ligeramente su pecho—. Pero me he imaginado haciendo lo mismo, y bueno, no soy de piedra.

— Bueno, algo de piedra quizás si tienes. —bromea Ly pausando la serie y girándose para quedar de cara, echando una ojeada al bulto en mi pantalón antes de darme un lento y delicado beso en los labios.

— Como me vuelvas a dar un beso como éste, sí que se pondrá de piedra. —digo haciendo que se ría mientras acaricio mi nariz con la suya.

— Ya me encargaré yo de bajarlo. —responde sonriéndome Ly, volviendo a darme un mortal beso a la vez que siento su mano posarse en mi bulto, masajeándolo.

Devorándonos los labios con intensidad a la vez que con dulzura, sus dedos van acariciando y masturbando la erección que estira mi pantalón de pijama, consiguiendo que alcance su máximo tamaño para la diversión de Ly.

— Sí que se ha puesto como una piedra... —murmura con cierta burla mi diosa, sin dejar de juguetear con mi hombría.

— ¿Qué esperabas? —susurro deleitándome con sus preciosos ojos, que me atrapan con una lujuriosa mirada.

— Túmbate. —exige sonriente Ly, empujándome suavemente para que quede boca arriba en la cama antes de sacar su mano de mi paquete para aferrarse a los bordes de mi pantalón de pijama, tirando de él con cierta ayuda mía para liberar mi erección.

— Se acerca la hora de comer, en cualquier momento nos llamarán para ir. —comento abriendo mis labios para recibir los suyos en un escueto beso.

— Iremos rápido. —murmura Ly con una sonrisa perversa, agarrando mi entrepierna con firmeza para volver a masturbarme muy lentamente—. Además, ahora mi madre llama antes de entrar.

LibidinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora