Capítulo 4: Tutoría

7.8K 247 34
                                    




— ¿Algo que debamos saber antes de hablar con vuestro tutor? —pregunta mi padre mirándonos a Lily y a mi llegar, donde está junto al resto de nuestros progenitores.

— No que yo sepa. —respondo viendo al resto de alumnos tomar camino hacia sus casas... Y yo aquí, teniendo que aguantar una tutoría. Al menos está Lily.

Durante casi diez largos minutos esperamos delante de la sala de profesores en silencio, hasta que finalmente llega nuestro tutor, caminando rápidamente hacia nosotros y dejando escapar un suspiro antes de hablar.

— Perdonen por la tardanza, la clase se ha alargado un poco. —se disculpa el profesor tendiéndole la mano a nuestros padres, que rápidamente la estrechan—. Supongo que ustedes son los padres de Dylan y Lily.

— Sí. —contestan al unísono los cuatro, presentándose.

— Vengan por aquí por favor, he preparado una zona para poder hablar tranquilamente. —dice el tutor empezando un lento paseo hasta un despacho.

Durante el trayecto no puedo evitar pensar que el paseo parece una procesión hacia mi muerte o mi castigo, y eso que no recuerdo haber hecho nada malo, quitando lo de la profesora de Lengua Castellana, pero el tutor me dejó entrever que eso quedaría en privado...

— Por favor, tomen asiento. —dice el tutor cerrando la puerta del pequeño despacho, indicando los 6 asientos que hay delante de una mesa.

— Gracias. —responden nuestros progenitores ocupándolos, dejándonos a mí y a Lily en los asientos centrales, dividiendo las dos familias para facilitarle la tarea a nuestro profesor.

— Bueno, primero quiero agradecer que hayan podido tomarse las molestias de venir. —comienza el tutor una vez ocupa su asiento al otro lado de la mesa, mirando los papeles que tiene organizados.

— No hay problema. —responde mi padre con un ademán.

— Supongo que se estarán preguntando porque quise hacer la tutoría de las dos familias juntas... —empieza el tutor entrelazando las manos y alternando la mirada entre las dos parejas de padres.

— Nos lo podemos imaginar. —le corta la madre de Lily.

— ¿Sí? Entonces debo suponer que saben la relación que tienen sus hijos, ¿no? —pregunta mi tutor.

— Sí, sí. —contesta mi madre, con una ligera risa general de nuestros progenitores.

— ¿Ya se conocían de antes? —pregunta confundido el tutor viendo la complicidad de las dos parejas.

— Desde que nacieron ellos, somos amigos y vecinos. —responde María—. Las dos familias están muy unidas.

— Entiendo. —asiente el profesor aunque realmente sabe lo unidas que están las dos familias—. Entonces será más fácil.

— ¿Han hecho algo malo? —pregunta el padre de Lily.

— No realmente, simplemente es una tutoría para repasar como van en las clases y dar algunos consejos. —contesta con una sonrisa falsa el tutor, intentando tranquilizarle—. Pero debido a la relación que mantienen sus hijos y que podría afectar en sus estudios, me he visto en la obligación de informarles en caso de que no lo supieran.

— Estamos al tanto. —responde mi madre poniendo ligeramente los ojos en blanco.

— ¿Puedo saber cuánto hace que lo saben? —insiste el profesor ignorando las reacciones de los progenitores.

— Desde siempre. —contesta la madre de Lily.

— ¿Creen que su relación ha podido afectar en sus estudios comparado con antes de que la mantuvieran? —pregunta el tutor frunciendo el ceño cuando el padre de Lily deja escapar algo parecido a una risa—. A veces estos romances adolescentes pueden perturbar la vida estudiantil, haciendo que se resienta su rendimiento académico.

LibidinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora