Capítulo 2: Flotando en el mar

9.1K 297 26
                                    




— ¡Por fin! —suspira Sara cuando finalmente vemos la playa después de casi 4 horas en el coche sin parar.

Con cuidado de no despertar a Lily que se ha dormido en mi hombro, bajo la ventanilla para que entre aire fresco, con un leve aroma a mar. Siguiendo al coche de María y Juan por la transitada ciudad, llegamos cerca de primera línea de playa, reduciendo la velocidad cerca de un alto edifico blanco.

— Ahora a encontrar aparcamiento. —comenta mi padre algo exasperado por la multitud de gente a nuestro alrededor.

Por esto no me gusta la playa, porque siempre tiene una de las cosas que más nervioso me pone: el ruido y el estrés que se genera cuando hay más personas que metros cuadrados... Odio la acumulación de gente.

— Despierta Ly. —murmuro dándole un leve empujón—. Ya hemos llegado.

— ¿Ya? —dice pestañeando varias veces, poniéndose recta en el asiento.

— Bueno, primero tendremos que conseguir aparcar. —suspiro mirando por la ventanilla.


*******


— Venga chicos, que estamos en la playa. —comenta mi madre al entrar en nuestra temporal habitación y vernos a los tres tumbados en las camas, con el teléfono en las manos en el caso de mi hermana y con el portátil en nuestro caso—. Poneos los bañadores y vamos.

— ¿Ahora? —respondo con mala cara—. Acabamos de llegar, danos un descanso.

— Ya descansaréis abajo. —contesta mi madre dando una palmada—. Hay que aprovechar este finde, pocas veces podemos conseguir un apartamento en primera línea de playa.

— Pues podríais haber conseguido uno con cuatro habitaciones para no tener que compartirla con esos dos. —replica Sara mirándonos—. Me da calor sólo de verlos todo el rato pegados.

— ¡Oye! —protestamos Lily y yo a la vez.

— Es lo máximo que hemos podido conseguir. —contesta mi progenitora poniendo los ojos en blanco yéndose de la habitación—. Aunque si prefieres dormir en el sofá, allá tú.

— Cómo escuche algún ruido raro esta noche... —dice Sara poniéndose en pie y acercándose a la maleta para sacar el bikini.

— Pues ya puedes ponerte auriculares. —amenazo sonriente, abrazando a Lily para besarla apasionadamente.

— Sois... —dice con un quejido Sara, entrando al baño y provocando que ni yo ni Lily consigamos aguantar más tiempo la risa.

Media hora después los tres seguimos a nuestras madres por la concurrida playa, tardando casi otra media en encontrar un sitio donde poder instalarnos. Nada más desplegar las toallas y colocar la única sombrilla que hemos bajado, los siete nos sentamos con un suspiro de cansancio.

— Chicos, controlaros un poco que no estamos en casa. —comenta mi madre cuando Ly se sienta entre mis piernas, apoyando su espalda en mi pecho mientras la rodeo con los brazos, posando las manos en su regazo.

— ¡Pero si no hemos hecho nada! —protesta Lily agarrando el refresco que le ofrece María, después de haberlo sacado de la nevera portátil.

— ¿Podéis intentar no fusionaros? —responde irónicamente María provocando que Lily suelte un quejido de exasperación, y se levante para rápidamente sentarse a mi lado.

— ¿Contentas? —dice con el ceño fruncido—. Últimamente no sé qué os pasa que no nos dejáis tranquilos.

— Venga va que estamos en la playa, vamos a pasarlo bien, ¿vale? —corta mi madre previendo una pequeña discusión—. Si a nadie le apetece bañarse, ¿qué tal si jugamos a cartas?

LibidinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora