Capítulo 43: Grieta en el muro

1K 80 51
                                    

Abrazándome a mi amor con más fuerza, mis ojos observan la pantalla de la televisión desde el sofá, donde nos hemos instalado después de comer, pero mi mente está perdida. Perdida como lo lleva estando todos estos últimos días.

Ya ha pasado una semana desde su mentira, y durante los días siguientes, a Dy le han ido surgiendo nuevas tareas y trabajos de clase, los cuales le mantienen ocupado lejos de casa hasta bien entrada la tarde. Sus pobres respuestas cuando le pregunto, sus intentos de cambiar el tema, sus excusas para no mostrarme dichos trabajos... Han estado haciendo crecer la sombra de la duda aún más.

He estado tentada de ir a comprobar varias veces la veracidad de sus supuestas tareas, pero no quiero hacerlo... No puedo hacerlo. Ir supondría oficialmente dudar de él. Dudar de la persona que más amo en el mundo. Dudar de la persona con la que quiero despertar todos los días. Dudar de alguien a quien le confiaría mi vida... Si dudo de Dy, ¿de quién no dudaría? Él es mi todo, y sin él, no sería nada, sólo una cáscara vacía.

Pero tampoco puedo ignorar las señales. Su mentira, sus constantes y dudosos trabajos, sus pocos momentos cariñosos últimamente... Tiene que haber una explicación lógica para todo esto, una que no pase por una supuesta infidelidad.

¿Y si quizá me quiere comprar un regalo en secreto, y esa chica le estaba ayudando a elegirlo? No, no tiene sentido... Falta meses para Navidad, y más aún para nuestro cumpleaños. Y, además, no explicaría su necesidad de estar tantos días fuera. Joder... ¿Y si resulta que es verdad? ¿Y si Dy me está engañ...? ¡No! No puedo pensar eso, no puedo dudar de él...

—      ¿Hola? Tierra llamando a Lily. —murmura Dy, frunciendo el ceño de manera divertida.

—      ¿Q-Qué pasa? —pregunto intentando fingir serenidad.

—      Te he preguntado si quieres algo de picar, que voy a la cocina. —responde con una leve sonrisa—. Desde hace unos días que estás distraída todo el tiempo, ¿te pasa algo?

—      No, estoy bien. —replico con una sonrisa escueta—. Y, gracias, pero no me apetece comer nada.

—      ¿Seguro? Últimamente no comes mucho. —contesta frunciendo el ceño con preocupación, ablandándome por dentro—. ¿Te encuentras mal?

—      Tranquilo, estoy bien. —murmuro con una sonrisa, agarrando su rostro para darle un suave beso.

—      Está bien, pero si te encuentras mal, dímelo. —dice advirtiéndome con un dedo, alzándose para irse a la cocina.

¿Ves? Soy estúpida... Amo a Dy más que a nada, y él me ama a mí. Lo conozco desde que nació, es imposible que me traicione, y menos que tuviese la frialdad, y crueldad, de hacer ver que no pasa nada... Pero, entonces, ¿por qué me mintió? Obviamente se fue con esa chica calle arriba, no estaba haciendo un trabajo en la biblioteca del campus, ni tampoco estaba solo. ¿A qué vienen todos estos trabajos y estudios en grupo cuando aún queda tanto para los exámenes?

—      ¿De qué era el trabajo que te has quedado a hacer hoy? —pregunto cuando regresa, fingiendo aburrimiento.

—      Del imperialismo británico. —contesta después de una pausa, mirándome con duda—. ¿Por qué preguntas tanto últimamente por mis estudios?

—      Nada, para saber a qué acontecimientos históricos maldecir. —respondo abrazándome a su pecho—. Últimamente me abandonas mucho tiempo.

—      Lo siento, mi Diosa. —suspira mi hombre, acariciándome la espalda—. Pero no parece que la cosa vaya a cambiar a corto plazo.

¿Y si me está mintiendo? ¿Y si se está yendo con esa zorra para...? No, ¡deja de pensar en eso! Dy no me haría eso, y menos por sexo, jamás me traicionaría por algo así... Pero tampoco creía que Dy pudiese mentirme, y el otro dia lo hizo. ¿Y si se está acostando con esa porque soy incapaz de darle lo que necesita? Es cierto que hace muchos días que no lo hacemos, mi preocupación no me ha dejado centrarme en esas cosas, pero él tampoco me ha buscado. ¿Debería...?

LibidinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora