Capítulo 35: Prometiendo la Felicidad

3.1K 174 125
                                    

— Te amo. —susurro con los ojos cerrados mientras Dy cepilla, tranquilamente, mi cabello húmedo de la ducha que nos acabamos de dar.

— Y yo a ti. —responde en el mismo tono bajo, costándome escucharle por encima de las voces de la tele.

— No tengo ganas de volver. —comento con un suspiro.

— Bueno, aún nos queda mañana. —contesta con una breve risa.

— ¿Y qué hay preparado para mañana? —pregunto con curiosidad, abriendo los ojos y girándome para verle.

— Nada, excepto una cosa, que es secreto. —responde dejando el cepillo y rodeándome con sus brazos para luego tumbarme junto a él en la cama.

— ¿Qué s...? —comienzo a preguntar antes de que sus labios impacten brevemente con los míos, callándome.

— No preguntes, es sorpresa. —dice sonriente.

— Pe... —empiezo a responder antes de que sus labios vuelvan a silenciarme.

— Calla. —contesta riendo.

— P...

— Calla. —repite riendo.

— Qu...

— Silencio. —murmura sin parar de reír.

— ¡Para de besarme cuando hablo! —protesto sin poder esconder una sonrisa, echándome hacia atrás para evitar que me silencie.

— Está bien. —contesta volviendo a besarme antes de levantarse de golpe de la cama—. En fin, ¿quieres salir a cenar? ¿O prefieres que vaya a buscar algo?

— Me apetece comida china. —respondo viéndole sonreír.

— Muy bien, pues ahora vuelvo. —comenta asintiendo antes de acercarse a mí, inclinándose para darme un último beso antes de irse.

Viéndole cerrar la puerta de la habitación del hotel, lanzo un profundo suspiro, estirándome cansinamente en la cama antes de quedarme viendo la televisión, sumergida profundamente en mis pensamientos. Como me gustaría que este fin de semana se repitiese en bucle el resto de mi vida...

Mirando la puerta nuevamente cuando escucho el pitido de la tarjeta al pasar, sonrío al ver entrar a Dy con un par de bolsas blancas, sentándome en la cama para arrebatarle una de las bolsas, sintiendo hambre al oler la comida.


*******


Despertando cuando mi mente decide que he descansado lo suficiente, ronroneo de placer al sentir el cuerpo cálido de Dy rodeándome con sus brazos, incitándome a pegar mi rostro a su pecho para inspirar su tranquilizador aroma, sintiéndole moverse ante mis movimientos.

— Buenos días. —comento sonriente, abrazándole con fuerza.

— Buenos días. —responde inhalando una profunda bocanada de aire, estrechándome entre sus brazos.

Comenzando un juego de caricias en silencio, nos quedamos en la cama tranquilamente, sin prisa por empezar el último dia de nuestra escapada de un fin de semana, intentando no pensar en la rutina que tendremos al volver.

— Habrá que levantarse a desayunar. —comenta Dy rompiendo el silencio un buen rato después.

— O podríamos pedir algo al servicio de habitaciones. —replico tumbándome encima suyo para evitar que escape.

— Aunque nos lo traigan, tendremos que levantarnos para ir a abrir la puerta. —contesta con una breve carcajada, recorriendo mi cuerpo con sus manos, haciéndome darle un beso.

LibidinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora