Capítulo 18: Recuerdos de nieve

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— ¿Lo tenéis todo? —pregunta Lucas cuando llegamos al salón junto con nuestro equipaje, haciendo que asintamos con la cabeza aún adormilados—. Pues vamos.

Saliendo de casa junto a él, bajamos hasta el garaje, encontrándonos al resto de nuestros progenitores y a mi hermana colocando las cosas en los coches, ayudándoles rápidamente y guardando nuestras cosas también. Una vez hemos colocado todo, tanto Ly como yo y mi hermana decidimos ir en el coche de mis padres por ser más amplio, ocupando con velocidad los asientos traseros.

— ¿Quieres que continuemos con la serie de ayer? —propongo a Ly sacando la tablet de la mochila.

— Estoy algo cansada. —murmura con una mueca mi castaña, apoyando su cabeza en mi hombro.

— Está bien, duerme tranquila. —contesto dándole un beso en la sien—. Cuando lleguemos te despierto.

— Gracias. —comenta con un hilo de voz mientras veo entrar a mis progenitores en la parte delantera del coche, listos para comenzar el largo viaje.

Después de varios días planificándolo todo y de pedirse una semana de fiesta en sus trabajos, Lucas y el resto de padres decidieron ir de vacaciones a la casa del lago, la cual pertenecía a la abuela de Ly.

Aunque el objetivo de ir allí es básicamente reconciliar la familia, durante estos días ya he notado que el ambiente se ha relajado un poco, gracias a lo que disfrutan mi madre y María de organizar este tipo de viajes, provocando que se olviden un poco de su guerra fría. Además, el hecho de que falten unos pocos días para mi cumpleaños y el de Ly, ha ayudado a que nuestras madres se ablanden y vuelvan a comportarse casi como siempre.

— Ly, ya hemos llegado. —murmuro acariciando su mejilla varias horas después, provocando que se despierte lentamente con un suspiro—. Sí que estabas cansada.

— Bastante. —responde sentándose recta mientras el coche va frenando hasta situarse al lado del de Lucas y María, a los pies de una gran casa.

Soltando un leve suspiro de alivio de poder finalmente estirar las piernas tras tantas horas encerrado en el coche, mi mirada se desvía rápidamente, del lago donde veo a bastantes personas bañándose, a la casa de verano perteneciente a la familia de Ly, en la cual ya he estado varias veces.

Aunque la familia de Lily no es lo que se definiría como rica, gracias a la herencia familiar tienen una casa moderna y lujosa de dos pisos en una zona al borde de un precioso lago, la cual únicamente conservan por respeto a la voluntad de la madre de Lucas, la cual quería que esa casa sirviera de lugar de reunión para toda la familia, algo que decidieron respetar.

Observando de pasada las otras casas próximas de parecidas características, Ly y yo recogemos rápidamente nuestro equipaje del maletero, siguiendo al resto de la familia hacia la casa, con ganas de dejarnos caer en alguna cama para descansar.

— Antes de todo hay que limpiar y airear la casa. —comenta María al ver cómo, nada más cruzar el umbral de la puerta, tanto nosotros como Lucas y mi padre nos dirigimos a las habitaciones.


*******


— ¡A comer! —grita mi madre al pie de las escaleras, haciendo que me levante pesadamente de la cama en la que me he dejado caer con Ly después de varias horas de agotadora limpieza.

Bajando junto a Ly y mi hermana, seguimos a mi madre hacia afuera de la casa, yendo hasta el borde del lago donde una gran mesa de madera llena de varios tipos de comida nos espera, siguiendo con el ejemplo de varias familias más que hacen lo mismo en las mesas que restantes de la zona.

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