Capítulo 15: Recapacitar

5.4K 216 78
                                    

           

Al oír el sonido de las maletas arrastrarse no puedo evitar que un escalofrío me recorra la espalda, sabedor de lo que se viene ahora. Notando la mano de Ly agarrar la mía a mi lado en el sofá, escuchamos el tintineo de las llaves abrir tranquilamente la puerta de casa, oyendo a Lucas y María hablar, quedándose callados al vernos en el sofá.

— ¿Qué hacéis aquí? —pregunta María extrañada, acercándose y dejando la maleta para abrazar a su hija y posteriormente a mí, que nos hemos levantado a recibirles.

— Tenemos que hablar. —responde Ly con mala cara.

— Bueno, Laura me ha dicho que vayamos a comer a su casa, allí hablaremos. —propone María suspirando de cansancio—. ¿Es algo urgente?

— Bastante. —asiente su hija con rostro serio, haciendo preocuparse a su madre al instante mientras que Lucas cierra la puerta confuso y se acerca con su maleta.

— ¿Estás embarazada? —pregunta María ante la extraña y seria situación.

— ¿Qué? ¡No! —responde Ly frunciendo el ceño al instante y chasqueando la lengua—. Ese es justo el problema...

— ¿El problema es que no lo estás? —pregunta asustada María.

— No, el problema es que es la primera cosa que has preguntado sin decirte nada, y me parece un... —comienza a decir Ly irritada.

— Espera, relájate, ya lo explico yo. —interrumpo viendo que como empecemos asi, acabaremos como con mis padres.

— ¿Explicar el qué? —pregunta Lucas suspirando mientras se posiciona al lado de su mujer.

— Estamos aquí porque hemos discutido con mis padres. —respondo comenzando poco a poco la explicación.

— ¿Cuándo? Nos han llamado cuando volvíamos y no nos han dicho nada. —contesta María interrumpiendo mi improvisado discurso.

— Desde hace unos días, sólo que no os han dicho nada para no molestaros en vuestras vacaciones. —digo acariciando con el pulgar la mano de Ly que tengo agarrada, intentando ordenar mis ideas y relajarla a ella, a la cual noto tensa.

— ¿Pero...? —empieza a decir María cortándome.

— Espera cariño, déjalos hablar. —interrumpe Lucas—. Hablad, pero vamos a la cocina que necesito sentarme.

Agradeciendo con la mirada la ayuda del padre de Ly, vamos hasta la cocina y nos sentamos en la mesa, menos María, la cual se pone a preparar un café. Viendo que no tiene prisa por prepararlo y que Lucas nos hace una seña de que continuemos, retomo las explicaciones.

— A ver, hace unos días estábamos en mi casa hasta que, como siempre, mi madre nos hizo una de sus visitas de vigilancia. —empiezo notando la breve mirada de María, la cual está de espaldas preparando el café—. Estábamos tranquilos sin hacer nada, pero con poca ropa porque hacía calor y el aire acondicionado estaba estropeado, y mi madre aprovechó eso para recriminarnos nuestra actitud.

— Hombre, Dylan, tienes que reconocer que estar todo el dia en casa no es bueno, y menos para gente joven como vosotros. —dice Lucas aceptando una taza de café cuando se la ofrece María.

— No tiene que ver con estar en casa. —espeta Ly algo impaciente—. Apenas nos estábamos dando un beso y ella aprovechó para recriminarnos que siempre estamos igual y...

— Espera. —digo de nuevo cortando el efusivo discurso de mi castaña—. Y bueno, dijo algo que nos molestó y terminamos discutiendo fuerte.

— ¿El qué? —pregunta Lucas tranquilamente, dando un sorbo a su café.

LibidinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora