4. Nada es casualidad

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Sueles encontrarme en cualquier lugar
Y ya lo sabes nada es casualidad
Tu misteriosa forma me lastimará
Pero a cada segundo estaré mas cerca



Even POV

Esa semana había sido....rara. Sí, rara era la palabra para describirla.

Desde el incidente de la biblioteca, donde conocí a Isak, parecía que el chico de repente estaba en todos los lugares a donde concurría. Ahora lo veía en el gimnasio cuando tenía práctica de natación, lo veía salir por la entrada de la cafetería que da directamente a la banca que se encuentra afuera, lugar donde solía reunirme con mis amigos en el recreo. También lo vi un par de veces en la biblioteca, aunque no parecía un lugar al que concurriera con frecuencia ya que una de las veces lo encontré leyendo un libro sobre plantas....al revés.

No había nada de malo en eso, por supuesto que no, eran lugares públicos dónde cualquier estudiante podía ir libremente. Lo que me pareció extraño fue encontrarlo súbitamente en todos ellos de la noche a la mañana, como se se hubiera acordado de repente que existían.

Incluso me pareció verlo pasar por la vereda del restaurante de mi madre un día que me encontraba ahí haciendo la tarea. No estaba seguro que fuera él, sólo alcancé a ver una cabellera rubia antes de desaparecer de mi vista. Aunque no pude ver su cara, algo me decía que era él.

No seas paranoico me dije a mí mismo y seguí con lo que estaba haciendo.

En ese momento llegó Iben. Ella y yo hemos sido mejores amigos desde que teníamos diez años y me mudé al mismo vecindario donde ella vivía, por lo que no solamente éramos compañeros de clase sino que también éramos vecinos. Junto con Mikael, mi otro mejor amigo, éramos el trío inseparable, los tres mosqueteros como nos decía su madre.

-Siento la tardanza-dijo sentándose- tuve que pasar por la biblioteca a buscar un libro.

Al decir eso me estremecí recordando inmediatamente que ahí fue donde conocí a Isak. El primero de todos los lugares donde me lo crucé posteriormente.

-¿Qué te sucede?- preguntó Iben

-Nada

-Even, te conozco, sé cuando algo no va bien contigo. Como ahora por ejemplo.

Bufé, me conocía bien. La verdad es que no tuve tiempo en esta semana para contarle todo lo acontecido con Isak, quizás porque creí que sólo eran cosas mías y nada de qué preocuparme.

-Bien-dije-¿recuerdas que el lunes pasado tuve que ir a la biblioteca a buscar los libros que necesitaba para filosofía y literatura?

-Sí, creo que sí-dijo ella

-Bueno, ese día sucedió algo raro. No preguntes cómo, pero conocí a alguien....a un chico. Pude ver en ese momento cómo los ojos de Iben se abrían en sorpresa.

-La cosa es -me apresuré a decirle- que sólo hablamos y le dije que iba a recompensarlo de alguna forma, ya que lo golpeé sin querer con un libro.

-Ya ¿y qué hay de malo en eso?

-Pues que, ya sé que suena estúpido, pero creo que ha estado siguiéndome desde entonces

-Pero qué carajos, ¿por qué piensas eso?

-¡Porque de repente aparece en todos lados!-exclamé-Lo he visto no solo en la biblioteca, sino también en el gimnasio, en la salida de la cafetería y hasta me la juego a que ha pasado por aquí delante del restaurante.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora