19. Ya no hay forma de pedir perdón

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¿Cómo voy a lograr que aún me quieras?
¿Cómo lograr que quieras escuchar?
Cuando este fuego me desvela
pero despierto solo una vez más

¿Cómo lograr verte de nuevo?
¿Cómo he de recobrar tu corazón?
¿Cómo aceptar que todo ha muerto
y ya no hay forma de pedir perdón?

Even POV

Todo estaba oscuro. Literal y metafóricamente. Desde que había regresado de la escuela aquel día lo único que hice fue subir a mi habitación, tenderme en la cama y llorar.

No tenía idea de cómo había logrado contenerme en todo el camino a casa, pero una vez que la primera lágrima se derramó, le siguieron muchas otras. Y así estuve por un largo tiempo, no recuerdo cuánto, llorando como nunca antes había llorado.

No lloré así cuando perdí a mi primera mascota.

No lloré así cuando murió mi tía June.

No lloré así cuando mis padres se separaron.

Pero aquí estaba ahora, llorando incansablemente por un sujeto que me usó para estrenarse sexualmente y del que estaba irremediablemente enamorado.

No noté el paso del tiempo hasta que oí a mi madre abrir la puerta y entrar, así que supuse que ya debía ser de noche. Me llamó un par de veces, pero no tenía la fuerza para hablar.

Pero cuando llegó a mi cuarto y me encontró en ese estado corrió hacia mí, preguntándome cómo estaba y qué me había pasado. No tenía un espejo a mano, pero por su expresión estaba seguro de que debía lucir fatal luego de pasar tanto tiempo llorando.

Y así estuve por los siguientes dos días, acurrucado bajo las mantas llorando y tratando de apaciguar el fulminante dolor.

Lo único bueno de que habíamos terminado las clases era el hecho de que no tenía que preocuparme por responsabilidades ni tareas de la escuela. Aun así, sabía que no podía quedarme encerrado en mi habitación para siempre, por mucho que quisiera.

El lunes por la mañana me desperté alrededor de las 10 y al levantarme de la cama sentí todo el cuerpo adormecido y atrofiado por el nulo uso que le di durante los últimos tres días más que moverme en la cama e ir al baño. Ni siquiera era capaz de ir a la cocina a buscar algo de comer, mamá me dejaba algo de comida en la mesa de noche que tocaba sólo cuando el hambre era demasiada.

Me levanté y caminé hacia al baño, sintiéndome con la suficiente energía para darme una buena ducha. El agua tibia logró relajar mis músculos y borrar los rastros de todas las lágrimas que había derramado.

Debo admitir que se sintió muy bien salir de la ropa que llevaba usando desde el viernes y cambiarla por una muda nueva limpia y fresca.

Cuando bajé a la cocina encontré una bandeja con el desayuno que mi madre me había dejado, junto con una nota.

Espero que hoy te sientas mejor y recuperes tu brillo de siempre. Te amo hijo y cuando estés listo para hablar sabes que aquí estoy siempre :)

Con amor, mamá

Sonreí ante la nota y la guardé en el bolsillo del pantalón y me dispuse a sentarme para comer el desayuno. Estaba tomando un vaso de jugo cuando oí que llamaban a la puerta de la entrada. Por un momento pensé en ignorar y fingir que no había nadie, pero volvieron a llamar más insistentemente.

Observé por la mirilla que era Mikael y entonces abrí.

-¡Por fin hermano!- dijo al tiempo que me envolvía en un abrazo- ¡Estaba preocupado! No contestabas tu teléfono ni nada.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora