10. I think I'm falling for you

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Feeling of your arms
I don't want to be your friend, I want to kiss your neck

Don't you see me?
I think I'm falling, I'm falling for you

Isak POV

Habían pasado tres semanas desde aquella noche donde nos besamos por primera vez y las cosas no podían ir mejor. Quedábamos de vernos con Even en la parte trasera de la biblioteca cuando teníamos tiempo libre, pues cuando no era que él tenía práctica de natación, yo tenía entrenamiento con el equipo de fútbol. Aún así nos hacíamos tiempo para vernos. Aunque yo tenía mi sexualidad más que admitida, nunca fui una persona que le gustase demostrar cariño en público, era muy cohibido en ese aspecto todavía, por eso delante de las demás personas sólo nos limitábamos a mirarnos y saludarnos como haría cualquiera. Ya cuando nos reuníamos en ese lugar aprovechábamos para besarnos y acariciarnos a gusto, total esa parte de la escuela era casi inhabitada.

Nuestra relación no era algo de público conocimiento. No es que me molestara que los demás supieran que estoy saliendo con otro hombre, simplemente odio que la gente se meta y opine de mi vida, poniéndonos a ambos en el centro de los cotilleos de la escuela. A Even poco y nada le importaba lo que comentaban de él, decía que él sabía lo que hacía con su vida y lo que los demás dijeran lo tenían sin cuidado ("le resbalaba" para ser más específico). Pero yo odiaba que las personas me miraran y cuchichearan sin disimulo alguno, pues es obvio que hablaban de mi. Ya me había pasado antes, cuando había rechazado a unas chicas en una fiesta luego de asumir que me gustaban los chicos, los rumores no se hicieron esperar. La gente me miraba en los pasillos y hablaban a mis espaldas, y mi sexualidad era un secreto a voces. Tuve suerte de no sufrir de bullying ni que nadie se metiera conmigo o me lastimaran, pues todavía era común esos ataques a personas que salían del closet.

A Even no le molestaba eso de vernos a escondidas, hasta aseguraba que eso le daba más adrenalina a la relación, pues teníamos que estar atentos a cualquier persona que pasar cerca del lugar.

Nuestra relación pensé. Sé que habíamos dicho de ir despacio y tomarnos las cosas con calma pero me estaba poniendo un poco ansioso quizás el no tener un título definitivo. Qué va, todo hay que decirlo, también me molestaba mucho que las personas se acercaran a Even con segundas intenciones. Y es que nunca antes me había percatado, pero ese chico era un imán para la gente. No podía culparlos, por naturaleza él era alguien amigable, carismático y le gustaba hablar. No era difícil imaginar que las personas se hicieran ideas erróneas de su comportamiento, confundiéndolo con coqueteo. Yo mismo había sido testigo aquella vez después del partido que una chica de primero lo increpó para declararsele. Me dijo que odiaba tener que hacer eso, no podía aguantar saber que había hecho sufrir a alguien.

En estas semanas había estado carcomiendome la cabeza el hecho de que mi corazón latía fuertemente cada vez que lo veía, cada vez que me sonreía, y ni hablar de cuando me besaba. Me sentía pleno y tan feliz que hasta creía que flotaba en el aire. Y eso me aterraba.

Pues al decidir tomar las cosas con calma nunca esperé que mis sentimientos se incrementaran de la forma en que lo hicieron. Al principio todo fue más lento y paulatino, ya que nos limitábamos sólo a conversar un poco de vez en cuando. Pero luego de esa semana en mi casa, parecía que todo sucedió en un parpadeo. Sumado el hecho de que además de conversar de temas más personales y conocernos más, ahora teníamos contacto físico, lo que sólo aceleraba el proceso de aumento de mis sentimientos.

Suspiré pesadamente tratando de ordenar un poco mis ideas. Por un lado me sentía mal y culpable por cómo se dieron las cosas y el tener que haber hecho esa maldita apuesta para acercarme a él, creyendo ilusamente que sólo sería cuestión de un poco de tiempo antes de obtener lo que buscaba inicialmente. Qué idiota. Nunca se me pasó por la cabeza que podría terminar gustándome, y gustar era quedarme corto. Ahí estaba yo, el que inició todo, el que creía que iba a tener que fingir interés y luego buscar alguna forma de sacármelo de encima cuando ya tuviera lo que quería. Ahí estaba yo, con el corazón en la mano, latiendo aceleradamente cada vez que me dedicaba una sonrisa en los pasillos, alguna mirada en la cafetería, un abrazo a la salida, un beso a escondidas.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora