EPÍLOGO: How wonderful life is while you're in the world

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And you can tell everybody this is your song
It may be quite simple but now that it's done
I hope you don't mind
I hope you don't mind
That I put down in words
How wonderful life is while you're in the world

8 años después

Even POV

-Y eso, alumnos, es lo que deben hacer como tarea para después de las vacaciones de invierno- dije mientras un quejido general se escuchó por todo el salón a la par que los jóvenes comenzaban a abandonar el lugar, entusiasmados por dos semanas de descanso. Algunos ya hablaban de las fiestas a las que asistirían, mientras que otros planeaban volver a sus hogares ya que no eran de la ciudad. Sonreí con nostalgia ante aquellas conversaciones, recordando lo igual que yo también fui cuando tenía su edad. No es que fuera tampoco tan mayor, pero ciertamente el esplendor de la adolescencia había quedado atrás.

Cuando terminé de empacar mis cosas levanté la mirada y escaneé el lugar. Este año había conseguido un trabajo como profesor en la universidad, lo cual era un verdadero orgullo. Durante mis días de estudiante la materia de historia del arte había sido mi favorita, lo que me llevó a esforzarme mucho en ella, lo que terminó causando una muy buena impresión en el señor Petersen, mi profesor. Él ya era un hombre mayor, a punto de retirarse, y fue mi tutor los años que estuve estudiando. Nuestra relación siempre fue estrecha y llegué a considerarlo un amigo cercano, aunque siempre respetando el lugar de profesor-alumno.

Luego de ser su ayudante una vez terminada la carrera, el señor Petersen anunció su retiro y me dijo que me postulara para ocupar su puesto. Claro que el mismo era requerido por varias personas, pero grande fue mi sorpresa al enterarme que él había escrito una carta de recomendación para mí, por lo que el trabajo estaba casi asegurado. Cuando recibí la llamada de que efectivamente obtuve el trabajo, inmediatamente llamé a mi antiguo profesor para contarle sobre la noticia, y entre gritos de alegría y llanto, me dijo que no esperaba menos de mí.

Colgué mi bolso sobre mi hombro mientras apagaba las luces y daba un último vistazo al lugar. El salón 21 definitivamente era mi favorito de todo el lugar.

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Iba camino hacia mi automóvil cuando mi teléfono comenzó a sonar. Sin mirar en la pantalla quién era, me llevé el aparato a la oreja.

-¿Hola?

-Even, ¿cómo estás? - preguntó una voz femenina del otro lado

-¿Mia? Mucho tiempo sin saber de ti. ¿cómo te va? – pregunté un poco sorprendido. Desde que las clases habían comenzado casi no habíamos tenido tiempo de reunirnos.

En todos estos años Mia se había vuelto una amiga más que cercana. De vez en cuando salíamos a tomar algo para ponernos al día con nuestras vidas e incluso de volvió buena amiga de mis amigos. Hasta su relación con Isak era buena.

-¡Bien! Hace mucho que no sé nada de ti, ¿estás libre ahora?

- Pues...- comencé y la verdad era que me encontraba un poco cansado del trabajo, el día había sido particularmente agotador y lo único que quería era llegar a casa y relajarme. Pero también pensé que sería una buena oportunidad para vernos un rato.

- Sí claro, ¿quieres ir al café que estaba cerca de Nissen?

- Sí, me parece buena idea. ¿Nos vemos allí en treinta minutos?

Le dije que sí y corté la llamada. El café estaba a unos veinte minutos de mi trabajo, por lo que me subí al auto y conduje tranquilamente hasta llegar al lugar acordado. Una vez que entré el aire cálido de su interior me golpeó y me relajó al instante, en contraste con la brisa helada que provenía de afuera.

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