8. Somewhere only we know

421 26 7
                                    

And if you have a minute, why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?

Even POV

-¿De verdad te irás?- me preguntó la voz de Isak a mis espaldas.

Dejé de ordenar mis cosas para voltear a verlo.

-Isak ya es viernes, me parece que me quedé suficiente tiempo como inquilino en tu casa- le dije sonriendo.

-Sabes que puedes quedarte hasta que mi papá venga- dijo poniendo ojos de cachorro.

-No me mires así, sabes que esa mirada me puede.

-Entonces la voy a seguir haciendo- dijo exagerando aún más su expresión. Me reí ante su actitud infantil.

-Isak, en serio, ya es hora de volver a mi vida. No puedo seguir huyendo de mis responsabilidades por más tiempo. Ya estuve en pausa casi una semana.

Hizo un puchero adorable. Siempre hacía eso cuando las cosas no salían como él quería.

-Está bien pero prométeme que me avisarás cómo te va todo con tus padres.

-Te lo prometo.

-Y que irás a mi juego hoy.

-También lo prometo.

-Entonces sellemos el trato- dijo levantando su mano en un puño dejando su dedo meñique extendido para que lo tomara con el mío. Sonreímos ante el gesto.

Bajamos las escaleras hasta la entrada de su casa. Antes de irme me di vuelta y lo abracé. Simplemente eso. Abrazarlo se había vuelto una de las cosas que más me gustaba hacer. No le iba a agradecer de nuevo ya que me dijo que si escuchaba una vez más un gracias de mi parte me golpearía. Siempre tan tierno.

-Suerte con tus asuntos hoy. No dejes que nada te nuble el día- dijo él.

-Lo tendré en cuenta. Éxitos en el partido. Lo harás bien.

Dicho nos despedimos y salí de su casa. Una especie de sentimiento de melancolía se instaló en mi pecho una vez que la perdí de vista. Y es que en poco tiempo aquel lugar se había convertido en el sitio donde poco a poco había superado uno de los momentos más oscuros de mi vida y dejaba atrás una etapa para comenzar otra. Pero todo el mérito no se lo llevaba la casa, claro que no. La parte fundamental de todo ese proceso fue la persona que vivía ahí. Isak fue un bálsamo que ayudó a sanar mis heridas más rápido de lo que lo habría hecho yo solo.

Me daba mi espacio cuando tenía cosas en las que pensar y me animaba cuando necesitaba hablar. Me escuchaba atentamente cuando le contaba los detalles de mis problemas y siempre me daba una respuesta a todo. Una palabra, un gesto, una mirada. Cualquier cosa que hiciera ayudaba a aplacar el sofoco de emociones que ebullía de mi interior y que en ocasiones era incapaz de controlar, sintiendo que consumían todo a mi alrededor. Siempre fue el hombro dispuesto a prestarse para llorar. Y una vez cesado el llanto, un poco avergonzado por semejante muestra de debilidad, él me miraba y me aseguraba que siempre que necesitara un refugio donde acudir cuando las cosas se volvieran tormentosas, él siempre me recibiría con los brazos abiertos.

Sabía que estaba en deuda con él por todo aquello y esperaba de verdad poder hacer algo semejante si alguna vez lo necesitaba.

Después de todo, él me había sanado el corazón.

------------------------------------------------------------------------------------------

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora