El Inframundo, un lugar lleno de almas atrapadas en un sufrimiento eterno, exiliados de el paraíso para siempre, lo único que hay a los alrededores es dolor y agonía, pero más allá de todo el dolor se encuentra el castillo de el rey, oculto en las tinieblas.
En una gran sala se puede ver a una persona sentada en un trono hecho de plata y otras piedras preciosas, pero además huesos humanos, esta persona emite una energía extraña, que cualquier ser sentiría miedo al hacercarse.
Este aparenta ser un hombre joven, con cabellos negros y algo largos, vestido con una túnica rojo sangre al igual que sus ojos, los cuales poseían una mirada sería pero penetrante, esta persona es nada más ni nada menos que el gran señor del Inframundo, Hades...
Este mantiene su mirada fija en la gran puerta que se alza frente a él, mientras que permanece serio se oye un llamado a la puerta.
- pase- se oye decir una voz fuerte y clara que a cualquier persona causaría escalofríos.
un hombre vestido con una túnica negra se hacerca y al estar frente a él se arrodilló.
- mi señor Hades, quiero informar que su hermano Zeus a convocado a los tres grandes a una reunión.
- bien... dile que no me interesa nada de lo que ellos quieran aclarar- el hombre se había levantado para quedar frente al mensajero.
- pero mi señor, todos los dioses se reunirán en en el monte Olimpo- dijo el hombre algo insistente.
- eso no me interesa- dijo mientras se sentaba de nuevo en su trono.
- señor Hades, pero según tengo informado es muy necesario que se presente.
- ¡NO VOY A IR! Te quedó claro...- con un solo grito de este todo retumbó.
El mensajero temblaba de miedo al ver los ojos de Hades iluminarse con la ira.
- pensándolo bien si voy a ir, puede ser una oportunidad perfecta para salir de este lugar tan deprimente, así que avísale que voy para allá- el mensajero desapareció de un momento a otro llevando el mensaje con sigo.
- bien, de algo servirá está estúpida reunión- este volvió a su trono y se quedó mirando un cuadro colgado en la pared, de una bella joven de pelo largo y ojos obscuros.
El gran rey del Inframundo gustaba de hacer sufrir a los humanos, creación de su hermano Zeus, no necesariamente los odiaba pero si se divertía al castigarlos con el sufrimiento eterno.
Poco a poco se dió cuenta de que lo único que lo hacía feliz en la vida eran pocas cosas y siendo un Dios el quería más, se acerca a la pintura fijándose en los pequeños detalles de aquel lienzo, se dió cuenta de que el nunca a tenido el amor de nadie y tampoco le a brindado amor a alguien.
Pronto el rey del Inframundo se encontraba agobiado por la soledad, en el castillo más sombrío y callado de todos.
Finalmente este se levantó decido a ir aquella reunión, con el único fin de distraerse.
En un abrir y cerrar de ojos se encontraba en el Olimpo un lugar en donde solo los dioses pueden estar, la belleza de ese lugar era incomparable, y el mismo lo sabía ya que lleno de vegetación y templos griegos le daba un aspecto muy hermoso.
Sin duda el prefería el llanto y las sombras del Inframundo pero no desprecio la belleza de ese lugar, cuando por fin llegó a el templo principal posado en lo más alto del monte Olimpo fue recibido por otros dioses.
- Hades que sorpresa que vinieras- dijo una joven con gran belleza.
- tienes razón Afrodita- hablo un joven bastante alegré.
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entre la vida y la muerte.
Romantizmbasada en la leyenda de Deméter y las estaciones. El rey del Inframundo descubre sus sentimientos por la joven Perséfone, la joven relatará como fue su vida después de el raptó de Hades, y poco a poco descubriendo sentimientos hacia el rey del Infra...