-Capítulo 22: Dulce Inocencia-

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Ok, antes que todo les deseo un muy buen y Feliz año nuevo y que la pasen super con todos sus seres queridos o viendo yaoi y todo aquello que les guste hacer en estas fechas.

Como siempre me disculpo por todos los horrores ortográficos y de redacción que encuentren y también estoy muy agradecida por aquellas personas que siguen la historia, votan y comentan de ella, me gusta y anima mucho leer sus comentarios, de que creen que pueda pasar, de lo que les gusta o si les impresiona cierta parte.

Se que no soy muy buena escritora pero trato siempre de poner mi mayor empeño y cariño en traerla y compartirla con ustedes.

De verdad y de corazón mil gracias y que tengan un Feliz año nuevo 2019.

Sin más, no les distraigo más y que disfruten de la lectura.

Por cierto... Es un milagro que no este publicando de madrugada LOL

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La mañana iba haciendo su tenue aparición dejando entrar en la habitación aquellos rayos de sol de invierno que brindaban un poco de calor y empezaban a iluminar ese blanco mundo lleno de nieve.

Víctor pausadamente iniciaba a despertar, con lentitud abría sus ojos muy adormilados y su cuerpo buscaba instintivamente el calor de su hermoso omega en cinta, el dulce aroma de su querido Yuuri, por lo que al sentirlo a su lado le abrazo con dulzura, acercando su cálido cuerpo al suyo mientras besaba sus negros cabellos y con una de sus manos acariciaba con adoración ese gran y hermoso vientre en donde dormían sus amados y tan esperados cachorros.

No obstante, algo llamo su atención y la alarma de sus sentidos se activó.

En su amado yacía el olor a sangre... a sangre fresca.

Esto inmediatamente saco al ruso de su estado de ensoñación y de forma explícita empezó a examinar a Yuuri el cual parecía tener un sueño sumamente pesado con el que ni se inmutaba ante el tacto de su alfa.

Víctor al ver la fuente de ese olor a sangre se angustio.

Yuuri, quien yacía con un rostro dulce y relajado, dormía plácidamente mientras en ese cálido suéter blanco que le cubría estaba salpicado de sangre y una de las largas mangas estaba inundado de ese líquido carmesí.

Víctor aterrado empezó a revisar a Yuuri quitándole el blanquecino suéter, descubriendo el desnudo y hermoso cuerpo de su amado que no hacía más que distraerle y arrancarle suspiros al ver tan tersa y nívea piel que le invitaba a dejar huella en cada parte de su cuerpo, tomando un ligero tono rosáceo al llegar a sus pechos un poco crecidos e inflamados, en sus tiernos pezones, en esos delgados hombros y bellas clavículas que le seducían inconsciente mente y lo más evidente, quedando a la vista y expuesto el gran y redondo vientre que no era nada más y menos que el hogar de sus tan amados cachorros, el nido primordial en donde sus retoños fueron concebidos y llenos del amor más grande que existiera, el amor de su madre.

Aquello distrajo por un segundo al platinado, pero no fue por mucho cuando ese olor a hierro volvió a hacerle reaccionar ante el peligro.

El ruso reviso con cuidado de pies a cabeza a Yuuri, que, para alivio de su cordura el nipón no contaba con ningún tipo de herida o hematoma.

Eso arranco un suspiro de alivio de sus labios.

No obstante, aquello no hizo más que crear en el platinado una preocupación más.

Si esa sangre no era de su querido amor... ¿De quién era esa sangre?

Al caer en esa interrogante rápidamente volvió su mirada a su alrededor, viendo a Makkachín acostado en el suelo a su lado mientras tanto Borya como Grisha estaban del lado de Yuuri.

Ties of a split heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora