Conociendo al idiota de la motocicleta.

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Cierro el diario y lo guardo en mi bolso al escuchar los pasos de Jessica, agarro mi teléfono y le envío otro mensaje a Scott.
Mensaje para Scotty.
Scotty, te amo y te extraño mucho, sé que estás durmiendo, mañana prometo estar más pendiente de ti, cambiaré mi número porque mi línea aquí no sirve, descansa y que tengas dulces sueños, te amo mucho <3 <3
-¿Te logró enviar el mensaje? –dice Jessica entrando, la miro.
-Si, creo que debería mudarme para acá. –nos reímos.
-No tengo ningún problema, puedes venir cuando quieras. –me río. –Por cierto…-se lanza a su cama. –Me dijiste que tenías novio ¿cierto?
-Si, Scott, es el quarterback del equipo.
-Diablos, para cualquier chico es difícil competir contra eso. –me río. –Déjame adivinar, eras la porrista líder, súper popular y perra que todo temían.
-No. –digo riendo. –Siempre doy esa impresión, pero no, bueno, quizás un poco perra malvada. –nos reímos.
-Al menos debías ser popular. –asiento.
-Aunque no es tanto por eso.
-Entonces ¿por qué?
-Lo amo. –sonrío.
-Lo amas. –dice ella sonriendo y asiento. -¿Ustedes ya…? –me mira con cara pícara y le aviento una almohada.
-No, tarada. –se ríe.
-¿Por qué? Lo amas ¿no?
-Sí, pero le dije que si lo íbamos a hacer que esperara a que cumpliera 18.
-¿Y eso es?
-Dentro de un año. –niega.
-Pobre, va a explotar. –niego riendo.
-Si tanto me ama, me puede esperar.
-Cariño, son hombres…
-No todos son iguales.
-Lo sé, pero a veces suelen haber resbalones.
-Confío en él. –ella sonríe.
-Entonces si lo haces, dudo que te vaya a traicionar. –sonríe. –Ahora, es mejor que nos vayamos a dormir, mañana tenemos clases a primera hora. –nos acostamos. –Por cierto…-la miro. –Josh me contó lo que pasó con Dylan.
-¿Quién es Dylan?
-Mi hermano es un idiota. –me río. –Dylan es el chico que te tropezó en el comedor.
-El idiota bestia. –se ríe a carcajadas.
-Eso… eso es… es lo más có…-dice entre carcajadas. –Lo más cómico…que he escuchado.
-Cálmate, respira, no queremos que te de una embolia o algo raro. –digo riendo, ella toma aire y se limpia las lágrimas. Me mira.
-Se me hace cómico porque conozco al idiota bestia. –dice entre risas. –Y si es un idiota, a veces es genial, pero su idiotez es más grande.
-Tú hermano me dijo que no ve más allá de su nariz. –se ríe asintiendo.
-Okey, antes de que me mates de un paro cardíaco, es mejor que descansemos.
-Está bien. –digo riendo. Nos acostamos y al rato caigo rendida.
A la mañana siguiente.
El sonido del teléfono me despierta, me levanto y lo agarro, son las 5:50am. Es una llamada.
Llamada entrante de Mamá…
-Mamá, buenos dí…
-Me prometiste que me llamarías anoche, Brook. –dice un poco enojada.
-Lo siento, es que estaba hablando con Britt y cuando vi la hora era muy tarde, no quería despertarte. –suspira.
-Está bien, mi pequeña Brook, ahora alístate para que vayas al colegio.
-Está bien, mamá, te amo.
-Yo también te amo, que tengas feliz día.
-Tú igual. –tranco. Vuelvo a cerrar los ojos y suena la alarma para que nos despertemos. –Odio las alarmas. –me siento en la cama. –Jess…-me volteo y está profundamente dormida, me levanto y voy a su puesto. –Parece muerta. –quito la manta un poco y su estómago sube y baja lentamente. –Está viva. –me río. La muevo. –Jess, oye, tienes que levantarte…
-No…-se voltea y se cubre, niego. Tocan a la puerta.
-¿Si?
-¿Puedo entrar? –es Josh.
-Sí, claro. –abre la puerta y entra, está sin camisa y solo con unos pantalones de pijama. Es lindo. Pienso. Y está para darle. Dice mi subconsciente, niego, me mira y sonríe.
-Buenos días. –sonrío.
-Buenos días. –respondo.
-¿Dormiste bien? –asiento.
-Eso es un milagro, porque a veces ella golpea cuando está dormida. –nos reímos.
-Estaba tratando de despertarla, pero creo que murió. –él se ríe.
-Si, no le gusta mucho levantarse temprano. –se acerca, le quita la manta, agarra el colchón de abajo y lo alza, Jess da un gritito y nos reímos.
-Idiota. –dice levantándose enojada mientras le avienta una almohada, me aparto riendo.
-Nos vemos. –sale corriendo de la habitación.
-Ese idiota. –dice ella, me mira. –Buenos días, ¿dormiste bien? –sonríe.
-Eres rara. –se ríe. –Y si, dormí bien. –sonrío. –Y buenos días. –nos reímos.
Media hora después.
-¿Adivinen donde iremos hoy? –dice Josh entrando a la cocina.
-No lo se, torpe. –dice Jessica comiendo, niega y me mira.
-No me preguntes a mi, no se que tienes. –digo riendo.
-Trata de adivinar.
-Está bien. –pienso y recuerdo que me recogió anoche en un carro. –En tú carro.
-¡Din, din! Tenemos una ganadora. –nos reímos. –Así que apresúrense.
-Está bien. –decimos y sale.
-Listo. –dice Jessica y salimos, nos subimos al carro, Jessica atrás y yo adelante.
Varios minutos después.
Llegamos a la preparatoria, nos bajamos y Josh dice.
-Brook…-lo miro. –Te propongo algo.
-Te escucho.
-¿Quieres almorzar conm…con nosotros?
-¿Con ustedes? –asiente y se lleva la mano al cabello.
-Bueno, conmigo. –cierra la puerta del chófer. –Somos un grupo grande, Jess estará ahí. –dice rápidamente y sonrío.
-Claro. –sonríe.
-Entonces nos vemos a la hora del almuerzo. –cierro la puerta, en el momento que daré un paso dice. –Cuidado con…-me volteo y el idiota de la moto hace que retroceda bruscamente chocando contra el carro de Josh y haciendo que la alarma se encienda y al mismo tiempo haciendo que me golpeara el codo. Se estaciona y Josh se acerca preocupado. - ¿Estás bien?
-Si, solo me golpee, pero no me duele. –digo mirando enojada al idiota. –Pero me va a oír. –camino hacía él, le doy un golpe en el brazo haciendo que mi mano me duela. ¿Qué demonios tiene en el brazo? –Oye, idiota…
-Brook…-me dice Josh.
-No, este idiota me tiene que oír, no puede ir por ahí asesinando a personas con su… estúpida motocicleta…-se quita el casco y me mira cómico. Es alto, cabello castaño, ojos verdes y tez levemente morena.
-¿Estúpida motocicleta? –se baja de la motocicleta y se acomoda el cabello. Es… es lindo. Niego.
-Como me oíste, idiota. –frunce su ceño.
-¿Idiota?
-Creo que estás sordo o el casco hizo que el oxigeno no llegara a tu cerebro.
-A ver nuevita…
-Bien, creo que es mejor nos calmemos. –dice Josh metiéndose en medio. –Llegaremos tarde a clases…
-No iré a ningún lado hasta que este idiota se disculpe. –él se ríe.
-¿Yo, disculparme? –niega riendo. - ¿Estás loca?
-¡Casi me asesinabas!
-No es mi culpa que no mires por donde caminas, nuevita.
-¿Y qué? ¿Eres ciego o no ves más allá de tú nariz? –va a hablar y alguien dice.
-¿No deberían estar en clases? –volteamos y es la directora.
-Emm… justamente a eso íbamos, directora Richmond. –dice Josh. –Vamos. –nos hala dentro del edificio A. –Bien…
-Me tengo que ir, tengo clases de inglés. –dice el idiota de la motocicleta, yéndose. –Nos vemos.
-Y ni siquiera se disculpó.
-Lo siento, nuevita. –dice y lo miro, sonríe de lado y entra a un salón.
-Brook. –dice Josh y lo miro. –Vas a llegar tarde.
-¿Y tú? –sonríe.
-También llegaré tarde. –nos reímos.
-Bien, nos vemos a la hora del almuerzo, cuídate.
-Tú igual. –me dirijo a mi salón.
Hora del almuerzo.
Llego al comedor y busco a Jessica o Josh, los veo a lo lejos en una mesa sentados hablando, me dirijo hacía ellos. Jessica le dice algo mientras lo codea y él se incomoda.
-Cállate. –le dice Josh a Jessica quien se ríe como demente.
-¿Está bien?
-Si, a mi mamá se le calló cuando era bebé. –me río.
-¿De qué hablaban? –digo mientras me siento.
-Bueno…-dice Jessica.
-Jess estaba hablándome de su ciclo menstrual, cosa que no me interesa. –la interrumpe Josh.
-Solía hablar de eso con mis amigos también. –digo mientras como.
-No la incentives. –dice suspirando y Jessica se ríe.
-Josh, Jessica ¿podrían venir un momento? –dice un profesor con ropa de deporte.
-Ya volvemos. –dice Jessica levantándose tras de Josh, asiento y se acercan a él. Comienzo a comer.
-Ya me disculpe ¿no te piensas disculpar, nuevita? –me sobresalto y miro a un lado mío y está el idiota.
-Me asustaste idiota. –se ríe.
-Al parecer eres muy susceptible. –lo miro. –Pero eso lo hablaremos después, ahora quiero mi disculpa.
-¿Por qué tengo que disculparme yo?
-Me dijiste idiota, aún lo sigues haciendo y le dijiste estúpida a mi motocicleta.
-Casi me asesinabas.
-Me disculpe por eso.
-Bien, disculpa. –asiento sonriendo triunfante y lo golpeo.
-¿Y ahora eso por qué?
-Por idiota. –nos reímos. –Y no soy “nuevita” tengo nombre.
-¿Y cuál es?
-Brook Foster. –extiendo mi mano.
-Dylan Riley. –me estrecha la mano.
-Es un placer conocerlo, Sr. Riley. –se ríe.
-Es un placer conocerla, Srta. Foster. –nos reímos. –Y…-comienza a comer. - ¿De dónde eres?
-Manhattan.
-Una chica citadina. –me mira. - ¿Vienes de temporada solo este año o te mudaste?
-Yo… quiero regresar a la ciudad, extraño a mis amigos y a mi novio.
-Debe ser duro para ti tener una relación a distancia.
-No. –sonrío.
-Uju. –dice terminando. - ¿Qué hace tú novio?
-Es el quarterback del equipo de fútbol.
-Los quarterback son unos idiotas.
-Si, lo son. –digo. –Pero no Scott. –se ríe.
-Ni yo.
-¿Eres el quarterback del equipo?
-No. –dice riendo a carcajadas y me río.
-Eres un idiota. –se limpia las lágrimas por tanto reírse y niega.
-Me caes bien, para ser una citadina.
-Y tú me caes bien para ser un idiota. –sonreímos.
-¡Dylan! –grita alguien, una chica y su cara cambia, suspira. - ¡Dylan Riley!
-Y aquí comienza un problema. –susurra.
-¿Qué…? –una chica llega y se para tras de él. De mi tamaño, rubia, ojos azules, piel levemente tostada y el ceño fruncido.
-Dylan Riley, te estuve esperando por dos horas fuera de tú salón ¿qué demonios hacías y dónde estabas? –dice enojada, Dylan se voltea y agarra su mano.
-Tuve que arreglar algunos asuntos, hermosa.
-¿Cómo cuáles?
-¿Acaso no confías en mí?
-Te conozco.
-Bien, yo…-la chica me mira y se enoja aún más.
-¡Ahora entiendo por qué me dejaste allá esperándote como una idiota! –todos se callan y nos voltean a ver, Dylan me mira y luego a ella. ¿Es enserio? Trágame tierra, ahora.
-Espera, espera, Casy, no es lo que…
-¡Claro que es lo que yo creo! Viniste a coquetearle a la nueva…-me levanto despacio. - ¿Crees que soy idiota?
-Casy…
-Y tú, eres una zorra. –me detengo. ¿Acaso me dijo zorra? Está muerta.
-¿Cómo me dijiste, fracasada? –me volteo y está enojada. Aprieto mi mano en un puño.
-Zor…-la voy a golpear y me sujetan la mano.
-Creo que mejor te calmas. –me susurra Dylan. Miro fijamente a la rubia quien está sonriendo triunfante. –No vas a querer problemas con la directora. –me suelto.
-¿Pasa algo, jóvenes? –dice el profesor que llamó a Josh y Jessica. Demonios, me había olvidado de él.
-No, nada. –digo. –Sólo estábamos bromeando. –nos mira serio.
-No es cierto, me quería golpear, si Dylan no la detiene…-gime. –No se que… hubiese pasado…-la miro.
-Me dijiste zorra.
-No es cierto, diles Dylan. –lo miro y se queda callado.
-Bien, a detención las dos. –miro al profesor.
-Pero…
-Después de clases. –se va.
-Eres una zorra, Casey, una zorra que dejaré sin cabello…-dice Jessica.
-Déjala, Jess, además no tengo tiempo para lidiar con descerebradas, tengo clases. –sonrío.
-Bien, yo no…-la halo.
-Tienes clases conmigo y Josh.
-Adiós fracasadas. –dice Casey, salimos del comedor.
-¿Y Josh? –digo, Jessica se encoge de hombros.
-Posiblemente hablando con Dylan.
-Bueno, creo que deberíamos ir a entrar. –ella asiente.

El idiota de la motocicletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora