Papá. Parte 1/3

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1 semana después.

Mi teléfono suena y lo agarro.

Llamada entrante idiota...

-Bonita, tengamos una cita.

-No puedo salir de mi casa ¿lo olvidaste?

-Nop, no lo olvidé...

-Entonces...

-Déjame terminar.

-Bien. –digo riendo.

-Llevaré la cita a tu casa.

-Supongo que está bien.

-No supongas. –me río. –Será sorpresa.

-Pero dime la hora en la vendrás para alis...

-No. –tranca.

-Idiota. –digo sonriendo. Me acomodo con cuidado para no lastimarme, ya que cuando salí del hospital me dijeron que tenía que estar en cama por varias semanas, así las heridas cicatrizarían, una vez por semana voy al psicólogo debido a mis pesadillas, al cerrar los ojos veo a ese sujeto lastimándome de todas las formas posibles y debido a eso no he dormido muy bien que digamos, Britt ha venido a visitarme y dijo que se quedaría, pero sus padres se negaron ya que tiene colegio, Dylan ha estado conmigo desde que salí al igual que mamá y Daniel, Jessica viene a veces a traerme la tarea, Josh no ha venido por Dylan y Castle tampoco ha venido. Mi teléfono suena de nuevo y atiendo.

Llamada entrante Cas...

-¿Sí? –digo.

-Lo siento por no haber ido, he estado... he estado siendo interrogado, creo que piensan que soy culpable o algo así...-lo oigo suspirar. - ¿Cómo te encuentras?

-Estoy bien.

-No lo estás.

-¿Para qué preguntas si lo sabes?

-No lo sé, soy idiota a veces. –se me escapa una risa y la ahogo. - ¿Te causó risa. –dice cómico.

-No, sólo que no eres idiota a veces, sino todo el tiempo.

-Eso dolió. –me río. –Pero prometo ir a visitarte, tenemos mucho de qué hablar.

-Lo sé, pero... mamá no te dejará entrar ¿lo sabes? –suspira. –Pero podrías entrar por la ventana.

-¿Por la ven...? ¿Por dónde entra tú Romeo? –dice cómico y me río.

-Sí, por ahí.

-Bien, te avisaré, mejórate.

-Gracias, cuídate. –tranco.

-¿¡Brook, tienes hambre cariño!? –grita mi madre.

-¡No, mamá! –escucho pasos por las escaleras y la puerta se abre, es mi madre. ¡Demonios, subió rápido! Pienso.

-¿Cómo no piensas comer, Brook?

-Mamá...

-No, jovencita, no desayunaste, tienes que comer algo. –suspiro. Desde que he estado en el hospital no he comido bien, no me da apetito, mamá se ha enojado y a veces me toca comer obligada.

-Mamá, no tengo hambre, estoy cansada. –se acerca y se sienta a un lado de mí.

-Me preocupas, cariño, no comes y si no comes no te podrás mejorar.

El idiota de la motocicletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora